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CASA ESPÍRITA
Ocurrió en la Casa Espírita
A modo de prefacio.3
Templos .4
Aconsejando al médium.7
01 - .Infiltración programada .10
02 - .Evaluando la amenaza.13
03 - .Orientando los escándalos .16
04 - .Iniciando el ataque .21
05 - .Estimulando la vanidad.28
06 - .Intervención Superior .32
07 - .Verificando los resultados .37
08 - .Cediendo a la tentación .42
09 - .Entre mensajes y críticas.46
10 - .Fascinación .53
11 - .En el auge de la crisis .57
12 - .Reacción de las tinieblas.61
13 - .Fraternidad y vigilancia .66
14 - .Última tentativa .70
15 - .El Bien Victorioso .74
16 - .Socorriendo al vencido.79
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De Prefacio
Pensábamos en cómo presentar esta obra mediúmnica al lector, cuando el espíritu del Dr.
Wilson Ferreira de Mello, querido compañero de lucha en la siembra espírita y, especialmente, de largos años en nuestra Casa, nos sorprendió con su mensaje "Templos". Era, evidentemente, el prefacio deseado.
Nos pareció adecuado que figurase también en esta presentación la página "Aconsejando al
Médium", que Nora, la autora espiritual, escribiera con anterioridad a la recepción de la obra, para informar del propósito de la Espiritualidad Mayor al transmitirnos sus mensajes: el de la "edificación general"; es decir, el perfeccionamiento moral de la humanidad.
Con la palabra de esos amigos espirituales, consideramos éste libro debidamente prefaciado y
de forma muy superior y mejor de lo que lo podríamos hacer.
Teresa Oliveira
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Los estudios antropológicos afirman que las sociedades más primitivas ya desenvolvían
el culto de adoración a las divinidades.
Inicialmente, los elementos de la naturaleza fueron divinizados; más tarde, tomando el
efecto por la causa, elevaron a los mensajeros espirituales, llamados por Dios para cooperar con el progreso humano, al grado de dioses.
Después, edificaron templos para adorar a las fuerzas superiores. He aquí que en el Oriente las pagodas se multiplicaron; en las tierras del Nilo pilares y
túmulos fueron edificados; la Acrópolis en Grecia, cuna de la cultura occidental, acogía innumerables santuarios. Delfos resplandecía con el oráculo erigido en homenaje a Apolo; Roma se desbordaba en dioses de piedra, importados de la tradición helénica, construyendo sus altares en los senos de las familias romanas.
Entre tanto, fue en el monte Moriá que los israelitas, representando la idea monoteísta,
un avance para la humanidad, fundaron el gran, famoso y fastuoso templo de Jerusalén. Idealizado por David y terminado por Salomón, representaba toda la grandeza espiritual de aquél pueblo.
En muchos atrios se escuchaban oraciones al gran Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
En el atrio de los gentiles y de los israelitas, Jesús dio innumerables enseñanzas. La Historia, registra que todos esos templos mundialmente conocidos fueron o están siendo corroídos por Cronos*, flagelo indomable que todo devora.
De los oráculos y santuarios griegos, sólo quedaron ruinas; en las tierras de los
faraones, mausoleos y esfinges también son víctimas del tiempo. El suntuoso templo de Jerusalén fue destruido por las actitudes bélicas, quedando sólo el Muro de las Lamentaciones. Todos los templos y construcciones de piedras son perecederos, pues están sujetos a la transformación de la materia. El espíritu más perfecto que Dios envió a la Tierra para servirnos de guía y modelo, Jesús, en el inolvidable diálogo con la mujer samaritana, enseña que Dios es Espíritu e importa que lo adoremos en Espíritu y Verdad.
Jesús hacía de su cuerpo un verdadero templo de adoración a Dios: Su santuario era la
propia naturaleza, reveladora de la presencia divina; su altar, la propia conciencia que se elevaba, en cualquier hora y lugar, para la comunión con el Señor del Universo a través de la oración.
Viviendo en una época caracterizada por dogmas y supersticiones, Cristo frecuentó las
sinagogas y la gran construcción en el monte Moría, sin apegarse a las fórmulas. Se interesaba por las almas y precisaba ir donde el pueblo se reunía, a fin de predicar su mensaje. Con todo, buscaba la esencia de las enseñanzas, aprovechando, naturalmente, el espacio físico que debería ser consagrado a las actividades espirituales.
* Cronos: dios mitológico del tiempo. (Nota del traductor).
Dieciocho siglos después, he aquí que lo Alto nos trae el Consolador, la Doctrina
Espírita que figura en la Tierra como restauradora del Cristianismo primitivo.
En la actualidad, se levantan los núcleos espíritas como templos verdaderos, donde
Jesús debe estar representado, no por imágenes de barro, altares ornamentados o estatuas de bronce, sino por las actitudes esencialmente cristianas de sus frecuentadores.
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Como religión del espíritu, la Doctrina dispensa toda práctica exterior y cualquier simbolismo, desarrollando, a través del estudio doctrinario, la fe razonada.
Entre tanto, las Casas Espíritas deben primar por la simplicidad, aplicando en sus
construcciones e interiores lo básico para el estudio, divulgación y práctica del Consolador, pues no se adelanta usando tecnología punta en la construcción de las paredes, mobiliario fino representando a la aristocracia de la época, objetos de arte para ostentación, si no hubiera un compromiso con aquél que, en el mundo, llevara el título de hijo del carpintero. Si actuamos con exagerada preocupación en ofrecer confort, que lleva al ocio, estaremos huyendo de los objetivos propuestos por Jesús, olvidándonos de que la verdadera fortaleza de una casa espírita, desde el punto de vista de su función en la Tierra, no está en los cimientos en concreto, y sí en el estudio y vivencia del aspecto doctrinario, ese sí deberá ser colocado en lugar destacado, fortaleciendo moralmente a los adeptos de la Tercera Revelación, contribuyendo para el esclarecimiento y entendimiento de lo que es realmente el Espiritismo, lo que es el Centro Espírita, cuáles sus responsabilidades y sagrada importancia como representante de Cristo en el planeta.
Con ese propósito, amigo lector, es que te presentamos ésta obra. "Ocurrió en la Casa Espírita" representa la misericordia divina a todos nosotros, eternos
aprendices del arte de la convivencia fraterna.
Todas las informaciones encontradas en este libro fueron escritas con la sencillez de la
experiencia; nutriendo la vivencia del Espíritu de Nora, durante decenios, de nobles, relevantes y respetables tareas, realizadas junto a diversas instituciones dedicadas al Espiritismo.
Sus personajes fueron compuestos basándose en experiencias reales. Cada
personalidad aquí presentada, así como los dramas y testimonios, las caídas y victorias, guarda resonancia con compañeros que vivieron éstas escenas en el palco de la vida, en las cuales muchos de nosotros podemos encontrarnos. De las varias figuras que desfilaron en éste escenario, muchos ya retornaron a la Tierra en expiaciones, reparaciones o benditas misiones.
¡He aquí lo que te ofrecemos! Esperamos que éstas páginas sencillas puedan hablar a tu corazón, despertándote
para la necesidad y responsabilidades del servicio espírita, la seriedad absoluta en la ejecución de las tareas, a fin de que puedas reconocer que, si almas enfermas pueden atentar contra la obra del Señor, aprovechando las debilidades humanas, miríadas de benefactores espirituales, heraldos de los cielos, apoyan, protegen, incentivan a todo aquél que coopera de manera honesta y verdadera; pero, sin quitarles la oportunidad del aprendizaje y testimonio.
Informados de las responsabilidades que abrazamos junto a Dios nuestro Padre y al
movimiento espírita, deseamos que todos los que ejecutan cualquier función, en las benditas Casas consagradas al Espiritismo, puedan encontrar en éste trabajo, sencillo en cuanto a la forma, pero profundo e importante en cuanto al fondo, esclarecimientos y estímulos para la vigilancia, la oración, el estudio y el trabajo; guardando la certeza de que lo que vaya a ocurrir en el Centro Espírita, fruto de nuestra actuación buena o mala, será siempre de nuestra entera responsabilidad. Independientemente del servicio que ejecutemos, seremos siempre convocados a comparecer ante el tribunal de la propia conciencia, bajo los ojos atentos y severos de las leyes divinas convertidas en gran Juez,
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dando cuentas de nuestros actos. Siempre que el orgullo, la vanidad, la lengua viperina y la intolerancia penetren en los Templos Espíritas, estaremos abriendo brechas a los adversarios del amor, alborotando la obra de Cristo.
Rogando a Dios nos bendiga y pidiendo a Jesús nos ayude a conservar la honestidad,
la verdad y la fraternidad en nuestras benditas Casas Espíritas; agradecidos también por la oportunidad de servir, deseamos a todos los hermanos de jornada espírita paz, seriedad, estudio, práctica doctrinaria y unión fraternal, a fin de que las infiltraciones no tengan lugar en los verdaderos Centros Espíritas, Templos de amor que deben representar, de manera absolutamente fiel, el propio Cristianismo.
Wilson Ferreira de Mello
(Mensaje psicografiado por el médium Emmanuel Cristiano en reunión de 11/3/2001 en el Centro Espírita
"Allan Kardec" de Campinas/SP)
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ACONSEJANDO AL
La reunión mediúmnica estaba a punto de comenzar. Los medianeros se mantenían respetuosos; espíritus amigos organizaban a los
necesitados programados para el intercambio. Todo transcurría con la acostumbrada tranquilidad.
No obstante, aquella noche era de especial importancia para cinco entidades de la
categoría de los buenos espíritus.
Con el inicio de las tareas y el permiso del mentor del grupo, el quinteto espiritual se
aproximó a Constantino, uno de los médiums dedicados, provocándole el desdoblamiento para la conversación y trabajos edificantes.
Recibido en el plano espiritual por las entidades luminosas, el medianero tuvo deseo de
abrazarlas, hacer preguntas, pero fue interrumpido por uno de los instructores, que le dirigió las siguientes palabras:
- Sabemos de tu corazón y de la gratitud con que nos envuelves, ofrezcamos todo eso al Señor y aprovechemos los minutos.
La institución espírita, en la cual prestas servicios mediúmnicos, ha coleccionado las
páginas producidas por nosotros a través de tu facultad de psicografía. Son mensajes sencillos que traen respetables instrucciones espirituales, basadas en Jesús y Kardec.
Hecho un riguroso análisis doctrinario de nuestra producción, los compañeros
encarnados creen que pueden ser aprovechados para la edificación general; eso atiende a nuestra programación.
Por eso queremos prevenirte: No pienses que es un privilegio tener algunas páginas publicadas; principalmente
porque las ideas no son tuyas; parten de lo más Alto.
Los adversarios del bien ciertamente te buscarán deseando aniquilar la luz que
ilumina conciencias. ¡Será preciso firmeza en la vigilancia y en la oración!
Muchas personas te elogiarán, constituyendo uno de los más graves obstáculos en
la mediumnidad. Evítalos siempre y, sino pudieras, ofrece los méritos al Creador declarándote, solamente, con el estímulo a la continuidad de la tarea.
Otros te solicitarán pruebas sobre la inmortalidad del alma, exigiendo mensajes de
amigos y parientes desencarnados. Nuestra propuesta es con la simplicidad y, por lo menos por ahora, en líneas generales, el Señor no nos autorizó éste mensaje.
Frente a esto, actúa siempre con honestidad, diciendo que estas cuestiones están
en manos de los amigos espirituales.
No te faltarán acusadores, así como los que no creerán en tus facultades. No te
preocupes, Cristo también pasó por eso y tú sabes la distancia que nos separa del Maestro.
Nuestras páginas se revisten de sinceridad y amor. No esperes nada más allá de
¡Estamos esperando que pongas en práctica muchas de las enseñanzas de las que
eres intermediario!
Acuérdate de que, para vencer en la mediumnidad, es esencial que sientas como
pequeño servidor. Guárdate del apasionado orgullo, líbrate de la vanidad y mantente en disciplinado estudio del Espiritismo.
Este, continuó el mentor, es uno de nuestros primeros trabajos. Los años nos proporcionarán valiosos y largos ejercicios, hasta que estés
intermediando nuestras ideas de forma satisfactoria.
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Aún estás lejos de producir frutos con la calidad que deseamos. No te imagines ser portador de grandiosa facultad. En vista de tus débitos, que son
grandes junto a las leyes Divinas, precisarás trabajar mucho para agradecer al Creador la mediumnidad como conductora de tu propio progreso.
Los médiums que tienen la producción mediúmnica reconocida, asumen un
compromiso moral junto a las leyes Universales y, la falta de la vivencia de las enseñanzas superiores, acarreará consecuencias dolorosas para el medianero.
Entretanto, no esperes tener como orientadores grandes nombres, figuras en el
campo de la cultura y de la religión. Aún no tienes méritos para compartir su presencia: será preciso hacer para merecer.
Tendremos aún, por largo tiempo, que permanecer en el anonimato; probándote,
observando si consigues materializar en la Tierra lo que propusiste en la Vida Mayor sin que te desvíes.
Serás tentado en tus tendencias y dificultades más íntimas, por los adversarios de la
causa cristiana, innumerables veces; mas la providencia divina te concedió los libros de la codificación para que soportes y venzas.
Es probable que, a veces, te sientas sólo en el ideal que abrazaste. Aún así, no te
detengas en sentimientos de auto-piedad, levanta la frente y continúa caminando.
Mientras trabajes en el Bien, estaremos sustentándote. Nuestras almas se cruzaron en la polvareda de los primeros siglos de la Era
Cristiana y se unieron en la noche oscura de los orgullosos sacerdotes de la iglesia romana. Así, aún tienes mucho que recomponer, reconduciendo al Bien a aquellos que tu inteligencia vanidosa desvió de las verdades espirituales.
Para que tengas éxito en la tarea de intercambiar con los espíritus, es condición
esencial que jamás te envuelvas con el comercio de las fuerzas psíquicas, esforzándote en la reforma íntima.
Ocupa siempre tu mente con pensamientos productivos, afiliándote a las obras
asistenciales, consolidando en la Tierra, con el propio ejemplo, los mensajes de los "Cielos" sobre la caridad.
Evita, por el momento, hablar de tus experiencias mediúmnicas, revelándolas
solamente cuando te veas en la necesidad de esclarecer verdaderamente a los compañeros de jornada. Incluso así, por encima de los ejemplos personales debe estar la Doctrina Espírita; ella es quien deberá ser siempre exaltada. Sé discreto en cuanto pudieres y trabaja asiduamente, alabando al Señor.
Y si, por ventura, la vida que lanzan piedras, sopórtalas pacientemente, recordando
que los primeros mártires del Cristianismo, de los cuales aún estamos muy lejos, no rehusaron la oportunidad para testimoniar, afrontando, en nombre de Cristo, humillaciones y dolores.
Si permaneces con este ideal, caminando con humildad, no te faltará ni protección
ni amparo.
La entidad amiga, bañada en luces, abrazó a Constantino, acogiéndolo junto a su
pecho y consideró finalmente:
- No te preocupes tanto, hijo mío, con los mensajes. Nuestro mayor compromiso es con los necesitados. La psicografía, en su caso, será siempre la valoración del tiempo en la reunión de
intercambio espiritual. Por eso, concentra todas tus energías y tú amor en beneficio de los espíritus obsesores y desequilibrados.
Valora y respeta, constantemente, el Centro Espírita que misericordiosamente te
concede un trabajo serio y disciplinado.
Lleva, siempre, tus producciones medianímicas al análisis doctrinario riguroso de los
compañeros respetables, estudiosos y experimentados del movimiento Espírita, acatando pacientemente, humildemente, las orientaciones que mejoren tu trabajo.
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Para tu seguridad, mantente siempre unido a la Institución Espírita. Conciénciate de que, si cometes falta con la sociedad, la verdad, el deseo del bien,
el estudio asiduo de la Doctrina, si buscas privilegios haciendo un escándalo de la mediumnidad, te abandonaremos en el mismo instante.
El momento era sublime. Éramos seis entidades emocionadas, enlazadas en
energías superiores, trazando directrices para el futuro bajo las bendiciones de Dios, de la mediumnidad y del progreso.
El mentor se enjugó discretamente las lágrimas y, como era preciso aprovechar el
tiempo, tomó al médium en desdoblamiento, y nos dirigimos todos a las zonas inferiores para el socorro a los necesitados, dando testimonio de que el amor a Dios y al prójimo constituye el verdadero libro que precisamos escribir y editar en el corazón de los hombres.
(Mensaje psicografiado por el médium Emmanuel Cristiano en reunión de 10/0 1/1999 en el Centro Espírita
"Allan Kardec" de Campinas/SP)
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INFILTRACIÓN
PROGRAMADA
En una extraña ciudad del plano espiritual inferior, se congregaron espíritus obsesores
con las más perversas intenciones.
Reunidos en una sombría plaza, trazaron directrices de persecución y destrucción de
una respetable Institución Espírita. Entidades recién desencadenadas deambulaban, lunáticas, por la extraña región, semi-esclavizadas por mentes maléficas que las transformaban en verdadero material humano de desequilibrio. Estos infelices permanecían junto a los obsesores por tener compromisos espirituales intensos delante de aquellos que se dedicaban a la práctica del mal.
La psicosfera de la ciudad bizarra era densa, triste, angustiante y depresiva; resultante
de los pensamientos de sus habitantes.
Julio César, en la condición de jefe, llamaba desde el centro y desde lejos a los
obsesores, que circulaban en torno del jardín de piedras, con las siguientes argumentaciones:
- ¡Adelante, amigos, el trabajo nos espera! No podemos perder más tiempo, es necesario que actuemos ahora como, de lo
contrario, el trabajo de dos años estará perdido.
- ¿Cuál es la misión? - Preguntó Gonzálves, uno de los compañeros inmediatos a Julio
- ¡La misión,- respondió el siniestro orador - es de infiltración espiritual! Estamos, desde
hace tiempo, planeando la invasión, dominio y destrucción de una gran Casa Espírita.
Cuando el adversario jefe pronunció estas palabras, extensa multitud de espíritus
fanáticos corrió junto al perseguidor maestro, escuchándolo atentamente, mientras la novedad corría, relampagueante, entre los habitantes del extraño "municipio".
Verdadera falange de adversarios de la bondad se presentó delante del líder perverso,
animándolo en la transmisión de éstas terribles orientaciones:
-Aquí tengo la relación actualizada. - Y, manoseando torpemente el material, expuso
una larga lista con estadísticas de trabajos espíritas, leyendo, segundos después, en voz alta, estos datos:
-Solamente este año: -2500 espíritus, que estaban bajo nuestro comando, fueron violentamente arrancados
de nosotros y se convirtieron al Nazareno, con el auxilio de la mediumnidad parlante, del diálogo engañador y de la interferencia de los emisarios del bien;
- cerca de 3000 encarnados, que permanecían bajo severos procesos obsesivos,
readquirieron el equilibrio, gracias a la odiosa intervención de las entidades de luz;
- una gran multitud está encontrando en aquella Casa maldita, tranquilidad y confort
espiritual lo que, para nosotros, es abominable;
- más de 4000 entrevistas;
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- aproximadamente 20.000 vibraciones; - centenas de charlas, transmitiendo la Doctrina Espírita y las enseñanzas de Jesús,
exaltando el bien y el amor.
Y aún hay más, - continuó el expositor de las tinieblas, imprimiendo en las palabras
rabia e inconformismo.
- Más de 15.000 pases trasmitidos, de los cuales el 70% tuvieron efectos muy positivos
sobre las personas;
- 200 enfermos, imposibilitados físicamente de comparecer a la institución, recibieron la
visita fraterna y la fluidoterapia contra nuestra voluntad.
Y no acaba ahí, - insistió el malhecho completamente admirado - : ¡gestantes, niños,
jóvenes, caminantes etc. recibieron de la Casa Espírita el concurso cariñoso! ¡Eso sin contar las obras sociales que impulsan ampliamente a la criatura humana!
¡El Centro en cuestión es una dínamo de beneficencia! Si con nuestra interferencia
ellos trabajan terriblemente, ¿imaginan si dejásemos el camino libre?
Por eso, es preciso que continuemos, redoblando nuestros esfuerzos a fin de acabar
con esa desacertada caridad, la absurda preocupación por el otro y, por encima de todo, con esa inaceptable propuesta de renovación moral, traída por el Cristo, que exige demasiado de los seres humanos.
Recibimos, de nuestros superiores, más de ocho mil solicitudes, tengo conmigo los
apuntes. - Y, lanzando al viento algunos papeles, continuó irritado - : Miren, requerimientos de obsesión, memorándum solicitando prioridades, innumerables órdenes de servicio no cumplidas y sin contar las infinitas reclamaciones.
¡Como ven, nuestra incompetencia está declarada! Es preciso estar organizados para la desestructuración de la institución Espírita que
nos atormenta. Permanecemos desacreditados ante nuestros superiores y creo que a ninguno de nosotros le gustaría desafiarles o contrariarles. Todos sabemos de la ira que nos perseguirá eternamente, si fallamos. ¡Todo cuidado es poco,- advirtió el organizador del mal, - sino somos cautelosos, expertos e inteligentes, podemos caer en las garras de los emisarios de la luz, que hacen verdadero lavado cerebral proporcionándonos un bienestar falso, con el objetivo de esclavizarnos de nuevo en la Tierra a través de la reencarnación!
- ¿Y cómo vamos a actuar? - Preguntó un bullicioso bastante animado -. ¿Acaso,
vamos hacer que los objetos se muevan? ¿Arrojaremos piedras contra los elegidos del Señor? ¿Asesinaremos a alguien?
Y, desde la muchedumbre, fueron proferidas infinidad de sugerencias maléficas, entre
la algarabía y una pseudoalegría que envolvían a la legión ensordecedora.
El líder fanático preciso interrumpir la agitación alertando: - ¡No será así! Nuestro trabajo está dentro de ciertos límites; leyes universales regulan nuestra
influencia. ¡Y la Casa Espírita, la cual deseamos invadir, dispone de poderosa protección espiritual, millares de espíritus superiores en incesante trabajo en el bien, además de entidades sublimes garantizándoles extraordinario auxilio!
Nuestra actuación, - prosiguió el planificador de las sombras, - será discreta.
Trabajemos silenciosamente, ocultamente, en el campo de los sentimientos, sugiriendo pensamientos, estimulando las irritaciones, los celos, la crítica, la indignación, la susceptibilidad, la disputa de cargos, funciones, tareas etc. Tenemos ahí, un vasto campo de actuación junto a las inferioridades humanas. Aprovecharemos las brechas dejadas por muchos trabajadores. Lo gracioso es que ellos, los encarnados, dicen que, de tiempo en tiempo, nosotros, los llamados obsesores, promovemos ondas de influenciación negativa,
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retirando a los "angelitos" del camino del bien. Ellos es que, de vez en cuando, abren brechas; nosotros sólo aprovechamos los deslices y descuidos de los "ilustres seguidores de Jesús". A propósito, - confirmó el malvado predicador, - ese es el único modo de penetrar en la institución, la única forma de no ser borrados por las corrientes protectoras, pues los mensajeros del bien no pueden violar el libre albedrío de los adeptos de Cristo. Los Espíritus de lo más Alto siempre dicen que del mal se extrae el bien, que nuestra entrada es permitida porque servirá de testimonio para muchos de los frecuentadores y trabajadores de la Casa. Con todo, mientras las entidades evolucionadas aguardan el aprobado de sus pupilos, en el campo de las pruebas, nosotros apostamos en el suspenso de los tutelados.
Tenemos que valorar el momento, pues las dificultades económicas, sociales y políticas
del país están a nuestro favor; muchos, envueltos con los problemas materiales, olvidan vigilarse, cultivando el pesimismo, la irritación, los juramentos etc.; entrando naturalmente, en nuestra faja vibratoria, autorizándonos el proceso de influenciación; y, en la mayoría de las veces para nuestra satisfacción, no se acuerdan de la oración, que podría apartarnos completamente, rompiendo nuestros propósitos.
¡La falange de las tinieblas estaba magnetizada por las palabras del jefe! Cuando Julio César percibió que ya había estimulando a cuantos necesitaba, para la
implantación de sus ideas, entonó éste grito de guerra:
- ¡Adelante! ¡Para aquella odiosa Casa Espírita, el momento del Apocalipsis, del ajuste de cuentas,
del juicio final y la destrucción llegó!
¡Ellos mismos se autodestruirán! Terminando el discurso maligno en tono de oratoria, el obsesor fanático fue aplaudido,
aclamado e izado por los compañeros, mientras la multitud cantaba un himno exótico, enalteciendo a las fuerzas de las tinieblas, al mismo tiempo en que gritos alucinantes de combate corrían, sinuosos, encontrando eco en el corazón engañado de los obsesores.
Y bajo la influencia sonora de una alucinante marcha hipnótica que incentivaba a la
destrucción, la legión de los adversarios del bien se escondía por las calles estrechas de la exquisita ciudad, preparándose para el terrible proceso de infiltración.
Días después, en la Casa Espírita, el trabajo seguía normalmente. En el plano espiritual, no obstante, los instructores responsables del Centro recibían la
- Vamos a tener más de una tentativa de invasión de los adversarios del bien, -
comunicó Juana, una de las cooperadoras espirituales del Centro.
Acabamos de socorrer a un espíritu desequilibrado que prestaba servicios a una
extensa multitud de obsesores. Habiéndose liberado de la influencia negativa, nos narró, con riqueza de detalles, la diabólica charla que el ya conocido Julio César realizó en su ciudad siniestra, amenazando una vez más destruir la obra del bien.
El mentor trató de apaciguar a los trabajadores espirituales, solicitando que
programasen una reunión con todos los cooperadores desencarnados, con el objetivo de informarles respecto a la posible invasión.
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EVALUANDO LA
En la mañana siguiente, cuando el Centro, en su parte física, permanecía cerrado, los
benefactores espirituales aprovechaban la madrugada para efectuar una conferencia alentadora sobre el deseo de dominación de las entidades inferiores.
Hecha la oración de apertura, el mentor pronunció estas orientaciones: - ¡Hermanos! El Señor de la Vida nos concedió esta Casa Espírita como oficina de trabajo junto a las
criaturas humanas de los dos planos.
Hemos encontrado, en éste Centro, la alegría del estudio, del socorro y de la labor
espíritas; posibilitándonos la bendiga oportunidad del servicio cristiano, en compañía de los hermanos encarnados comprometidos con el mismo ideal.
Con todo, nosotros, que permanecemos en el lado de acá, tenemos el deber de
ampararlos y conducirlos por caminos rectos; respetándoles, obviamente, la facultad de libre elección.
Nuestro modesto trabajo en la siembra de Jesús, ha llamado la atención de los
adversarios espirituales deseosos en aniquilar toda y cualquier disposición de ayuda cristiana. En el fondo, son almas enfermas, profundamente necesitadas de atención y cariño, que se esconden usando la máscara de la maldad que, antes o después, tendrá que caer, pues la ley es de progreso para todos.
¡Por eso, nuestras actividades se encuentran amenazadas! En este instante, varios espíritus aún en aprendizaje para el trabajo espiritual se
espantaron. Algunos quedaron temerosos, creyendo que nuestros superiores no tendrían disposición y recursos para la defensa, lo que llevó al orientador espiritual a transmitir las siguientes palabras tranquilizadoras:
- ¡Calma, amigos míos! Todo está bajo control. Es necesario que nos dispongamos a
fortalecer a nuestros hermanos en jornada terrena. Para ellos, será una extraordinaria posibilidad de testimoniar, en la práctica, todo aquello que estudian acerca de las enseñanzas de Jesús. ¿Qué sería del alumno si la escuela periódicamente no le aplicarse exámenes?
La sabiduría divina, a través de sus leyes, controla todo, maniobra todo y, en un mundo
de pruebas y expiaciones, es natural que el mal predomine, experimentando, constantemente, a los que aspiran al título de seguidores de Jesús.
¡No hay motivo para tener miedo o flaqueza moral! No estamos abandonados por Dios; disponemos de muchos recursos espirituales de
defensa; tenemos a nuestro lado a las entidades sublimes que nos apoyan, inspiran y garantizan nuestra protección.
Permanecemos trabajando en nombre de Jesús; estamos cumpliendo, cuanto nos es
posible, los designios divinos.
¡Disponemos de todos éstos recursos, por eso no hay motivo de pánico! Esta será una batalla que competirá a los encarnados vencer; nosotros, no obstante,
nos limitaremos a protegerlos, vigilando y orando fervorosamente.
Es cierto que algunos, por los sentimientos que alimentan, no merecerían siquiera
nuestro concurso; entretanto, las tareas que realizan promueven el bien común y, por el trabajo bien hecho que ejecutan, aunque lo realicen como "profesionales espíritas" y no
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como verdaderos idealistas, nuestra protección se hará sentir pensando en el todo de la Casa. Aunque éstos "profesionales" nada reciban financieramente, están siempre en busca de los elogios, de la notoriedad y siempre se irritan cuando no son llamados. Esos, infelizmente, a pesar de todo nuestro empeño en protegerlos, aún pensando en las tareas, serán los principales alcanzados. En una actuación aislada, tenemos mecanismos para evitar el asedio del mal, pero con una falange tan bien preparada, con mentes inteligentes explorando todas las inferioridades humanas, y éstos encarnados vibrando en el mismo padrón, será prácticamente imposible salvarlos.
Es una pena que en el Templo de la Fraternidad, entre los conocedores del Evangelio,
algunos insistan en ser el ejemplo de aquello que Jesús no enseñó.
Con todo, tenemos que comprender que éstos hermanos están en aprendizaje, no
despertaron aún, y actúan así por cargar en el alma las informaciones espíritas y no la vivencia de ellas.
Incluso así, nosotros que comprendemos más, deberemos tolerarlos, inspirarlos,
conduciéndolos por el camino del bien, porque es de ley divina hacer al otro lo que nos gustaría que nos hiciesen.
No deseamos estar entre aquellos que apuntan las dificultades criticando
maliciosamente, sin presentar propuestas de ayuda y renovación. Deseamos cooperar en silencio, prefiriendo ver en el semejante las virtudes que ya conquistó, animándolo amorosamente para vencer las propias dificultades morales; agradeciendo, en lo posible, a aquellos que, sin pretensión, verdadera y amorosamente, trabajan en beneficio de la Causa Espírita. Para eso, tenemos la sublime oportunidad de la mediumnidad, que nos posibilita irradiar centenares de mensajes sencillos, aquellos que, incluso sin tener condiciones de ser divulgados como literatura espírita, calan hondo en el corazón de los participantes de las reuniones de intercambio espiritual. Muchas veces, a través de mensajes simples es que los espíritus sublimes hablan, porque prefieren la sencillez del corazón, los pobres de espíritu, los mansos y pacíficos para servirles de intérpretes.
Por eso, no debemos desanimar en la tarea de protección e inspiración espiritual que
nos cabe.
En contrapartida, poseemos muchos hermanos que, viviendo el Espiritismo, nos
posibilitarán actuación más directa, calmando y tranquilizando las mentes encarnadas, cuando los adversarios del Evangelio esparcen, por las mentes no preparadas, el virus de la crítica, de la intolerancia y de las disputas.
Estamos acostumbrados a semejantes embestidas de las sombras y siempre ha
prevalecido la bondad divina.
Claro que ésta institución corre el riesgo de ser destruida, principalmente si los
frecuentadores y trabajadores se dejasen contaminar por las influencias nocivas de los espíritus perturbadores. Con todo, tenemos en varios departamentos de la Casa compañeros que partirán de aquí, de nuestra esfera, con la misión de efectuar un trabajo espírita serio basado en la vivencia cristiana. Si los malhechores espirituales examinan las flaquezas humanas, nosotros podemos estimular las virtudes del alma, apartando, con la vivencia de las enseñanzas de Jesús, las tinieblas de la maldad.
Será un período más de redoblados cuidados, de incesante trabajo; permitiremos la
entrada de ciertas entidades, para que nuestros hermanos en humanidad tengan la condición de dar testimonio de sus conquistas espirituales.
Es verdad que, en éste proceso de envolvimiento espiritual negativo, muchos se
envolverán hasta el punto de desistir del camino, reencontrándolo, más tarde, cuando estén maduros por la vida. Aquellos que guardan las enseñanzas de Jesús solo en los labios, los que trabajan por pura vanidad, los envidiosos, melindrosos que no desean fortalecerse, caerán en las redes de los malvados invasores, porque vibran en la misma sintonía de los enemigos de la verdad. Otros, los trabajadores discretos, respetables, deseosos del bien, idealistas, podrán sentir cierto envolvimiento, entretanto, sabrán hacer
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brillar la propia luz, sintonizando con los planos superiores, protegiéndose naturalmente de la infiltración de las sombras, contribuyendo para la sobrevivencia y continuidad de éste Centro. Tal vez estos tengan el corazón herido, el alma triste, pero sabrán comprender a los compañeros desequilibrados, perdonándolos por no conseguir aún dar el testimonio cristiano; y, a medida que soportan los aguijonazos de las imperfecciones humanas, habrán de proseguir granjeando naturalmente la simpatía de espíritus superiores.
No podemos exigir de las criaturas aquello que no conquistaron. ¡Cada uno da lo que
posee! Infelizmente, muchos no saben valorar la honra de los testimonios en favor del Evangelio. Otros olvidan que la Casa Espírita es un Templo sagrado, donde se exaltan los valores de Cristo a través de la fraternidad.
Además, - continuó el mentor cambiando el rumbo de la exposición, - centenares de
espíritus mentirosos alcanzarán libertad; podemos tocarlos con el mensaje evangélico convidándolos a la transformación moral. ¡En la gran familia universal, de la cual Dios es el responsable, nadie se perderá para siempre! El Padre es realmente sabio, permite ciertas infiltraciones que, al principio, parecen terribles, exactamente para hacer que la humanidad progrese más deprisa.
¡Por tanto, estemos confiantes! Precisaremos animarlos en el bien, estimulándolos a la
fraternidad, cuando estén en el capítulo de las pruebas.
Evitemos los comentarios innecesarios. Permanezcamos, delante de estos
acontecimientos, en silencio absoluto, hablando sobre ellos lo estrictamente necesario, a fin de poner en acción la caridad.
Mensajes preventivos solicitando más trabajo, vigilancia, tolerancia y oración en las
tareas de beneficencia, están siendo redirigidos y posteriormente serán dirigidos a través de la mediumnidad, con objetivo de esclarecerlos previamente y de modo general, sobre las infiltraciones espirituales.
Ya fueron convocados los espíritus protectores de todos los encarnados, que ejecutan
cualquier tarea en este templo cristiano, solicitando su comparecimiento en una reunión de estudio, donde pediremos su concurso para vigilar a sus tutelados más intensamente, ayudándolos a vencer los ataques de las tinieblas.
Ahora, - dijo el trabajador finalizando la exposición, - me compete alertar personalmente
a los dirigentes encarnados de éste puesto de servicio. En cuanto a nosotros, sigamos con tranquilidad, no obstante, alerta, guardando confianza en Dios, en nosotros mismos y, principalmente, en los hermanos envueltos en la materia densa.
Terminada la conferencia, los trabajadores del mundo espiritual se retiraban en silencio
absoluto, dedicándose a las labores de rutina, cuando Castro, el presidente encarnado del Centro, acompañado de Israel, el director de las actividades doctrinarias, se presentaban desdoblados del cuerpo, demostrando en la mirada una expresión de gran preocupación.
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ORIENTANDO A LOS
ENCARNADOS
- Querido amigo, - dijo Castro, - Juana, nuestra estimada cooperadora, ya nos informó
superficialmente sobre la posibilidad de un nuevo ataque a nuestra Casa, ¿podría darnos mayores detalles?
El Benefactor, abrazándolos amorosamente, trató de calmarlos con una afectuosa
sonrisa, esclareciendo lo siguiente:
- ¡El caso es realmente delicado! ¡Castro, amigo mío, nuestra institución está siendo amenazada por Julio César! - ¿De nuevo? - Preguntó el responsable de la institución en el plano físico. - Sí, - afirmó el mentor -. El aún tienen un odio terrible por nuestro movimiento, no
soporta las obras benéficas de promoción a la infancia que ejecutamos en la Tierra, los enfermos atendidos por los médicos voluntarios, los innumerables beneficiados por nuestra farmacia etc., además de nuestra intensa y organizada actividad doctrinaria.
Sabes que serás uno de los primeros que intentarán derrumbar. Es natural que así sea,
pues eres tú quien está al frente de toda la organización. Los adversarios saben de la importancia de la función que ejecutas, y no se precisa de una súper inteligencia para comprender la utilidad del orden que conduce al progreso. Y tú estás cumpliendo satisfactoriamente con los deberes, lo que, además, te garantiza protección espiritual proporcionada.
Ahora, es natural que pases por la prueba como cualquier trabajador. Ciertamente, comprendes que el hecho de asumir una función de dirección no te coloca
por encima de los trabajadores menores; sabes que no eres mejor que ninguno; entiendes la necesidad de esforzarte en el camino del propio progreso como todos nosotros. Así, no esperes privilegios, por el contrario, será exigido más de ti, porque, estando al frente de una tarea tan importante, es natural que supongamos estés empeñándote, más que los otros, en la búsqueda de tu propia reforma íntima. No ignoras el propio pasado; sabes que estás en éste cargo para recomponer con el bien y la fraternidad los desvíos materiales y espirituales que proporcionaste a los hermanos en humanidad. Todos traemos débitos a saldar junto a las leyes divinas. Con todo, no te desampararemos, tendrás a partir de hoy, protección redoblada, con el fin de que no pierdas las fuerzas necesarias para continuar cumpliendo las labores esenciales para el buen encaminar de ésta institución. Entretanto, eso no te librará de las embestidas de las tinieblas; ellos intentarán todo, te envolverán de todas formas. Siendo así, evita las irritaciones y los aborrecimientos cuanto sea posible, cultivando tolerancia y vigilancia siempre; y, cuando tuvieras que orientar, procura conciliar autoridad moral con fraternidad.
Comprendemos, hermano mío, que realmente no es fácil: innumerables casos
requerirán decisión rápida, varias reclamaciones pidiendo corrección, trabajadores rompiendo normas, celos, etc., naturales para una Casa con éstas proporciones. ¡Entre tanto, paciencia! El ejemplo tiene que ser de arriba a abajo. Tendrás que ser el espejo que refleje la comprensión, tolerancia y fraternidad.
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No pienses que estamos exigiendo mucho de ti, sólo te recordamos los valores del
hombre de bien, a que se refiere el Evangelio, y te estimulamos a continuar con el trabajo que vienes realizando hace algunas décadas. Sigue adelante, acuérdate de la oración, nosotros estamos sustentándote, vibrando para que consigas estar, cuanto sea posible, en sintonía superior, buscándonos con el pensamiento. Aunque permanezcamos invisibles, estaremos, como siempre, a tu lado, porque tu disposición para el bien y el trabajo que desempeñas precisan de nuestra cooperación.
Trabajamos en beneficio de tu salud, para que los años no pesen demasiado sobre ti,
impidiéndote la continuidad de la obra. Aún precisarás estar por algún tiempo en ésta jornada, hasta que aquellos que habrán de ser los continuadores estén preparados. Por eso trabaja, soporta y predica el Evangelio, en ésta Casa que es, para todos nosotros, una bendición de los Cielos.
Confiamos en tu trabajo, administras incalculable tesoro, que precisa ser multiplicado
en beneficio del bien común.
Sabemos de tus sufrimientos, de tus dudas, renuncias y de tus expectativas en cuanto
al retorno a la vida del infinito. ¡Calma! Tu trabajo, aunque lleve muchas imperfecciones, te garantizará una reentrada tranquila en la vida espiritual. Con tu dedicación de todos éstos años, granjeaste la simpatía, la amistad de muchos cooperadores espirituales. Sigue alerta y confiante.
No te desanimes en ningún momento; aunque muchos no lo valoren, tu presencia firme
ha sustentado a innumerables criaturas, convirtiéndote en verdadero ejemplo de trabajo cristiano.
Incluso aunque no entres en la faja vibratoria de los enemigos del bien, ellos desearán
alcanzarte a través de los cooperadores y frecuentadores invigilantes, que te dirigirán palabras duras a fin de cortarte, cual navaja afilada, el corazón generoso.
Cuando creas que vas a explotar, acuérdate de que es preciso pensar en la obra y, por
ella, mantener el equilibrio.
Todas éstas orientaciones, que son simplemente la vivencia del Cristianismo, son
necesarias porque éste no es un ataque común. Julio Cesar está apostando todas sus cartas, empeñando todos sus esfuerzos, y nosotros guardamos gran deseo de envolverlo en nuestros brazos, conduciéndolo al progreso. Pero, para eso, será necesario un trabajo en conjunto. De ésta manera, precisaremos contar con tu comando, exaltando la paciencia.
Terminados los esclarecimientos del dirigente espiritual, Castro solicitó emocionado: - Siendo éste un caso tan grave, permítame recordar ésta conversación, cuando
despierte en el cuerpo denso, para que tenga posibilidad de tomar las debidas providencias.
- No será posible, amigo mío. Acuérdate: nada de privilegios. No obstante, guardarás
la sensación de que algo desagradable va a ocurrir, además de una imagen simbólica, de una gran casa con inmensas grietas. Este símbolo será grabado en tu memoria física, para que te sirva de alerta sobre las posibles infiltraciones producidas por las grietas de la invigilancia humana. Eso bastará para que te pongas en guardia, aplicando, como medio de defensa, los preceptos cristianos.
- Esta conversación, - continuó el amoroso mentor, - sólo tiene por objeto fortalecerte
espiritualmente. Tendrás que vencer con el propio esfuerzo, conduciendo con el propio ejemplo a los trabajadores del bien, evitando siempre la proliferación de las intrigas, que son fatales en casos de ataques espirituales.
Y, volviéndose hacia el otro trabajador dedicado que acompañaba atentamente la
conversación, el emisario del bien añadió:
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- En cuanto a ti, Israel, las mismas recomendaciones aumentadas de un cuidado
redoblado con la pureza doctrinaria. ¡Tienes en tus manos el corazón de la institución, es decir, el propio Espiritismo!
Es de extrema importancia, continuar velando por la pureza doctrinaria, y permanecer
con la divulgación del Espiritismo a través de los cursos sistematizados, preparando doctrinariamente a cuantos deseen servir en la siembra de Jesús.
Con el estudio doctrinario constante, los trabajadores del Espiritismo tienen las
actividades disciplinarias. Gracias a la posibilidad de trabajo que los centros espíritas ofrecen, muchas personas dejan de perderse en el mundo; varios cooperadores, encarnados, encuentran ahí el apoyo para vencer en la jornada terrena. Frente a actividades nobles y valiosas, es preciso estar atentos, pues los obsesotes crueles tendrán en el ámbito doctrinario su mayor actuación.
Tú también, Israel, serás procurado por los adversarios de la bondad. Tu alma,
igualmente, será herida, tu nombre, motivo de maledicencia. Entretanto, es preciso olvidarse de sí mismo, dejando de lado las conversaciones improductivas, que naturalmente surgirán, empeñándote exclusivamente en el trabajo.
Una de las armas que los enemigos de la paz seguramente utilizarán, serán las formas
de hablar. Examinarán todos los tipos de creencias populares, agitando ondas de novedades "doctrinarias". Todos aquellos que no estén firmes doctrinariamente podrán ser llevados a la confusión y no nos extrañemos si, en la Casa, hubiera cierta invasión, por demostrar la imposibilidad de la aceptación de las ideas antidoctrinarias.
Otros se dejarán fanatizar por comunicaciones extravagantes, revelando una
multiplicidad de sistemas vulgares, envolventes, intrigando con el ego de las personas.
No faltarán los deseosos en imprimir cambios en la estructura doctrinaria, trayendo
nuevos conceptos, denominaciones exageradas, para definir lo ya definido.
Así, amigo mío, de tu parte solicitamos la acostumbrada vigilancia, la prudencia
característica de los estudiantes serios del Espiritismo, la firmeza en Kardec, buen sentido y, como siempre, rigor, lógica y razón en el análisis de todo lo que viniera de los espíritus.
Si te pedimos firmeza en la defensa de la pureza doctrinaria, también te solicitamos
disposición y fraternidad en el esclarecimiento de las futuras formas, comprendiendo a las mentes invigilantes, el orgullo y la vanidad sobreexcitados. Será para ti una excelente oportunidad de ejercitar la caridad dentro de la propia Casa.
Es posible que el método que te fue inspirado, para la elaboración de los cursos
sistematizados, sea considerado, por algunos, obsoleto; tal vez, voces eruditas griten que la modernidad exige consideraciones científicas profundas; actualización del pensamiento kardeciano; que tus directrices, en el campo de las clases, no responden a las expectativas de los alumnos. Frente a esto, tu postura deberá ser la del compañero que se pondrá a disposición para la revisión del trabajo, del método, de la técnica; pero sin cambiar los objetivos; aceptarás solamente lo que fuera razonable, lógico, y lo que estuviera en condiciones de ser implantado y asimilado por la mayoría (en la administración de la Casa Espírita es preciso pensar en todo).
Evita las vulgaridades, continua con tu trabajo discreto, sin grandes pretensiones. Y si
por ventura los "doctores" en Espiritismo te solicitan alteraciones drásticas, proponiendo implantaciones de nuevas ideas, acógelos con simpatía, respetándoles el modo de pensar, esclareciéndolos cuanto sea posible, pero sin incorporar, en las actividades de esta Casa, lo que no esté en absoluto de acuerdo con las obras básicas. Recordando que el estudio doctrinario, en el Centro Espírita, debe alcanzar todos los niveles de comprensión humana, evitándose al máximo la valoración y la evidencia de aquellos que disponen de mayores recursos intelectuales. Estos deberán utilizar su bagaje para ayudar a los menos favorecidos, en el campo del intelecto, a comprender más y mejor nuestra Santa Doctrina. Continúa, por tanto, con la sencillez que te caracteriza, cargando contigo la discreción y el simple deseo de hacer brillar en ésta Casa, por encima de cualquier cosa, las enseñanzas
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de Jesús. Los verdaderos idealistas no exigen cambios de la noche a la mañana. Los que desean cooperar, saben aguardar el momento oportuno, revistiéndose de humildad. De ésta manera, cuando los adversarios de la verdad te visiten, ten confianza, búscanos en la oración, consulta las obras básicas y espera; guardando la certeza de que estos compañeros podrán estar bajo una fuerte influencia negativa embriagándoles el pensamiento, impidiendo el raciocinio sano y, por eso mismo, necesitarán de nuestra comprensión, misericordia y cariño.
Acuérdate de que igualmente serás perseguido, los enemigos de la verdad de cualquier
forma desearán tentarte.
¡Cálmate, también estaremos contigo! Tu trabajo sigue satisfactoriamente, tus
responsabilidades son muchas, tus testimonios son considerables, tus conquistas, a pesar de tus imperfecciones naturales, son respetables. Por eso, sigue adelante, hermano mío, en la certeza de que, delante de los sufrimientos que éste proceso de invasión traerá, Dios, el Señor de la Vida, todo lo sabe.
Procuremos sacar de éstas pruebas experiencia y aprendizaje para nuestra alma,
agradeciendo al Creador por la bendita oportunidad de cooperar en el bien.
Sacrifícate, cuanto sea posible, en beneficio de ésta Institución que socorre a
multitudes de los dos planos. Colócate a disposición del bien, incesantemente, aprovechando la tempestad de criaturas infelices que se aproximan a nosotros, para disciplinar los pensamientos, sintonizando con esferas mayores. Evita colocar la organización por encima de la bondad y de la fraternidad; en la relación humana, disciplina y amor deben andar juntas. El resto déjalo con Dios y sigue tu camino.
¡Cuando despiertes, - concluyó el mentor, - poco recordarás de éstas orientaciones; sin
embargo, estaremos contigo, produciendo las intuiciones necesarias para que venzamos!
Y, volviendo la mirada amorosa hacia los dos representantes de la Institución en
cuestión, finalizó diciendo:
- Retornen al cuerpo confiantes: Dios está con nosotros.
Terminadas las orientaciones y esclarecimientos, el mensajero espiritual abrazó
largamente a la multitud de cooperadores en desdoblamiento, conduciéndolos personalmente a la Tierra.
Por la mañana, Castro recordó con extraño sentimiento imágenes curiosas. Más tarde, relatando al responsable de la dirección doctrinaria la impresionante
vivencia espiritual, dio la siguiente interpretación:
- Israel, tuve un sueño interesante. - Yo también, - relató el amigo, - soñé que usted y yo permanecíamos delante de un
respetable instructor espiritual.
- No, - dijo Castro, - mi sueño fue diferente: pude vislumbrar nuestra Casa Espírita
completamente infestada de grietas, permaneciendo angustiado hasta el momento, como si estuviese presintiendo días difíciles para ésta Institución.
Israel cerró ligeramente los ojos, como si buscase a los amigos espirituales,
interpretando la vivencia espiritual del amigo de ésta manera:
- ¿Nuestra Casa con grietas? Puede significar que el trabajo de este templo será
alterado.
- Sin duda, - respondió Castro, - llamaré ahora mismo a un profesional para examinar
las estructuras del Centro; quién sabe si las paredes guardan defectos que desconocemos, tal vez algunas de nuestras obras asistenciales estén precisando un examen y, si fuera necesario, haremos reformas materiales urgentes.
Interrumpiendo al amigo, Israel recordó:
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- ¡Eso puede ser, también, un símbolo! Grietas, infiltraciones, quién sabe si es una
alerta del plano espiritual para que fortalezcamos nuestra vigilancia, evitando en nuestro templo las brechas en el campo del espíritu. A propósito, - continuó el dirigente doctrinario, - acordé un deseo de promover entre nuestros cooperadores, un estudio acerca de la Casa Espírita: sus objetivos, trabajo y trabajadores; así como la necesidad de convivencia pacífica entre los sembradores de Cristo, ¿qué me dice?
- Creo que será oportuno, - respondió el presidente con tono de profunda reflexión, -
mientras yo examino el aspecto físico, usted reúne a los cooperadores tratando el aspecto moral. No es que estemos fanatizados por los sueños, sino que, ya que nuestras interpretaciones revelan prudencia y buen sentido en la administración de ésta Casa, no veo mal en tomar las providencias necesarias.
Habiendo cada cual guardado, de las vivencias espirituales, lo que más les había
impresionado, los amigos espirituales alcanzaron el objetivo: permitir que los responsables, con sus propias capacidades y bajo inspiración superior, actuasen a fin de organizarse y fortalecerse.
De ésta manera, los dos planos de la vida estaban de común acuerdo; vibrando en la
misma sintonía, amparándose mutuamente.
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INICIANDO EL
Los días transcurrían y el trabajo en el Centro Espírita proseguía con relativa
tranquilidad. En las zonas espirituales inferiores, no obstante, los adversarios de la verdad ya estaban prontos para el ataque.
Julio César, cual enfermo mental, gritaba palabras de orden, seguidas de estas
- ¡Camaradas! ¡Nuestra hora llegó! ¡Ya fui informado de que los emisarios de la luz se
organizan igualmente, hablando a los responsables encarnados de la maldita Institución sobre nuestros planes! ¡Ya esperábamos eso, espíritus cobardes nos denunciaron; eso no nos va a detener!
El odioso Templo permanece impregnado de fluidos amorosos. Nosotros, también,
somos muchos y disponemos de poderosas vibraciones negativas. ¡Nuestro momento llegó!
- ¡Gonzálves!. ¡Gonzálves! - Gritó el infeliz, buscando entre la multitud a su capataz. - Estoy aquí, señor, - respondió el siervo diabólico. - ¿Ya hizo la identificación de los principales trabajadores? - Sí, aquí está la nota, diez dirigentes serán visitados por nosotros. Tenemos, por ejemplo, los registros de la… responsable del… atendimiento fraterno.
Su nombre es Marcia Buenaventura. Vimos, tras días de observación, que es una
mujer dedicada al trabajo espírita. En los últimos cinco años, dicen las referencias, nunca faltó en los días de guardia. Organiza periódicamente reuniones con sus cooperadores, está siempre dispuesta a escuchar sugerencias, trata a todos con afabilidad y dulzura, evita los comentarios menos edificantes, está distante de las intrigas, trabajando con espantosa seriedad, guardando el recomendado absoluto silencio sobre todos los casos de atendimiento. A través de ella no tenemos ningún campo de acción, sin contar la protección que adquirió por el trabajo tan bien realizado; casi no ofrece brecha, limitando al 1% nuestra influencia sobre ella. Entretanto, para nuestra gran alegría, está casada con un hombre poseedor de densas vibraciones, lo que nos permitió la aproximación y convivencia en su propia residencia; contrario al Espiritismo, el esposo frecuenta raramente los cultos de una secta evangélica, cargando en la mente la idea de que la Doctrina Espírita es cosa del diablo.
- ¡Eso! - Interrumpió el jefe, ¡He ahí nuestro hombre!¡Incentívelo a continuar en la
iglesia, acompáñelo, ore con él si fuera preciso! (risas)
- ¿La iglesia? - Preguntó el servicial admirado -. ¿Sabe lo que me está mandando hacer? - Insistió el capataz, completamente aturdido. - Explique mejor, señor, cuales son sus objetivos. - Preste atención, Gonzálves,- dijo el astuto Julio César, aproximándose al empleado,
abrazándolo como si desease hablarle en secreto, con un brillo extraño en los ojos, retirándose a pasos lentos, hacia un lugar aislado, mientras dictaba con voz taciturna, en los oídos del desagradable servidor de las tinieblas éste triste plan:
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- Vamos a atormentarla, envolveremos de tal forma al infeliz marido que él hará de la
vida de ella un infierno y, con el pretexto de mantener la armonía del hogar, ella tendrá que abandonar las tareas y ahí, adiós a la afabilidad y a la dulzura.
- Maestro, - argumentó Gonzálves -, hay también otra cosa a considerar: El marido es
dado a la bebida, si lo incentivamos a la iglesia, las orientaciones, aunque fanáticas, amenazando a los adeptos con el fuego del infierno, podrán llevarlo a dejar el alcohol, imposibilitándonos el triunfo.
- Ahora, - respondió el obsesor jefe -, ¿qué mejor triunfo podríamos tener sino el
miedo del infierno? Nosotros somos los propios "demonios", deje que el infeliz pare de beber; para nosotros lo que importa es infernarla, irritarla en aquello que posee de más sagrado. Ella no aguantará los argumentos de un marido fanático y, además de eso, podremos hacer que toda la economía doméstica sea, mensualmente, depositada en la iglesia, "contribuyendo con la obra del Señor", perturbándole aún más la vida financiera y la convivencia familiar. Así, ella se verá obligada a buscar un empleo, con el fin de suplir las necesidades básicas, apartándose definitivamente de las tareas del Centro Espírita.
No se olvide, - continuó el perverso coordinador -, de observar en la institución a
alguien cuyas vibraciones denoten deseo ardiente en asumir un cargo; vea entre los propios compañeros de Marcia si hay brechas en ése campo: quién sabe, un deseo escondido, una poquita de envidia etc. Incentívelos a cobijar éste sentimiento, aproveche uno de ésos días en que los trabajadores demuestran natural irritación, ocasionada por las actividades frenéticas de la vida moderna, haciendo que algunos comiencen a aburrirse con las orientaciones de la coordinadora. Haga brotar, entre ellos, ideas de que la responsable de las entrevistas le gusta mandar, aparecer, dominar. Así, cuando nuestra querida "hermana" abandone el trabajo espírita, obligada por el marido, otros estarán en disposición, ávidos por la disputa del cargo de entrevistador, y los que sean rechazados ciertamente se apartarán afectados. Los que queden, no tendrán la misma eficiencia de nuestra víctima; será el fin del atendimiento fraterno bien organizado de aquella Casa.
¡Plan perfecto! ¡Vamos, - ordeno el mandón perverso -, no quiero perder más tiempo! ¡Es preciso
valorar las horas, el atendimiento fraterno precisa ser desestructurado a cualquier precio!
- Mas, señor,- dijo el secretario de las sombras -, ¿no deberíamos visitar
primeramente, como estaba programado, al presidente de la Casa juntamente con el director doctrinario? ¿No deberían ser las primeras víctimas de nuestra persecución?
- Ya están siendo, - respondió el organizador astuto -a medida que los departamentos
sean alcanzados por nuestra influencia, cuando el funcionamiento de las tareas comiencen a comprometerse, se preocuparán y muy probablemente se irritarán poco a poco, abriéndonos el canal de influenciación. Es preciso hacer que la organización esté por encima de la fraternidad, ahí, será más fácil nuestra infiltración. Se abrirán brechas por todos los lados, y nuestras ideas serán captadas con más facilidad.
Organizaremos al resto de los perseguidores para visitar a los otros dirigentes. Quiero
cuidar del caso Marcia Buenaventura con especial atención.
Los obsesores dejaron la ciudad de las tinieblas en dirección a la residencia del
matrimonio Buenaventura.
Marcia, trabajadora en el campo de las entrevistas, permanecía junto a las actividades
domésticas. El marido, criatura ácida y difícil, desprendía ondas de impaciencia e indignación por el trabajo de la esposa en el Centro Espírita, argumentando:
- Mujer, usted tiene que parar con esas cosas del Espiritismo, es preciso pensar un
poco más en nuestra vida financiera. ¿Cuánto recibe usted de su Centro por las horas que emplea al servicio del Espiritismo?
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- Recibo la conciencia tranquila de haber realizado algo de bueno en beneficio de los
semejantes.
- ¡Basta! - Dijo el marido visiblemente irritado. Diga, ¿quién es quien pone la comida en ésta casa? ¿Quién es quien paga las
despensas domésticas y, además de eso, quién financia el transporte colectivo que le conduce al Centro?
- Es usted, mi bien, - respondió la esposa, procurando ser tolerante. Y argumentó: Mas, vea, he cumplido con mis quehaceres, la casa permanece en orden, nada le falta,
cumplo todos sus deseos. ¿De qué se queja usted? ¿Sólo porque me dedico, algunas horas por semana, a los trabajos voluntarios promoviendo el bien?
El hombre rudo, de vibraciones densas, vencido por las palabras calmas, lúcidas y
apoyadas en la autoridad moral, se quedó pensativo. Fue en ese intervalo que los adversarios de la verdad lo envolvieron en estos pensamientos:
- A la iglesia, vaya a la iglesia, muéstrele a ella que usted es más caritativo. Si ella va
al Centro, usted también puede ir a los cultos evangélicos. ¡Dios precisa de usted!
Y siendo envuelto por pensamientos exteriores y porque desease salir de la casa, llevó
a cabo las ideas que le llegaban vagamente.
Horas más tarde, Buenaventura, acompañado por Julio César y Gonzálves, los
intérpretes de las tinieblas, adentraba en el lujoso "templo", deseando oír argumentos para liberar a la esposa del Espiritismo.
La "iglesia" mantenía espacio amplio y moderno, con centenas de lugares a disposición
de la multitud de necesitados. Físicamente inspiraba respeto; espiritualmente, no obstante, era el refugio de entidades maléficas, interesadas, sensuales y explotadoras. Una multitud de espíritus desequilibrados aguardaba la turba de encarnados. Músicas envolventes eran compuestas, en esa psicosfera espiritual, con el fin de inspirar a los compositores encarnados de aquél grupo, con el objetivo de hipnotizar y envolver las mentes menos preparadas.
El "templo" levantado en homenaje a Mamon or
Daniel, entidad que en su última encarnación fundó innumerables sectas fanáticas que exaltaban el dinero.
Sentado en una silla especial, representando un trono celeste en el centro del palco, el
coordinador inferior, controlaba todo el movimiento de las entidades malvadas.
Daniel, notando la llegada del Julio César, con sobresalto se dirigió a su encuentro y,
en posición de subordinación, se inclinó con ésta reverencia:
- ¡Salve, oh gran Julio César! - ¿Usted me conoce? - Preguntó el gran perseguidor admirado. - ¿Quién no oyó hablar de figura tan ilustre? Claro que lo conozco. Sé que el señor es uno de los obsesores inmediatos de la falange de la cual formo
parte. Sé, también, que administra una respetable ciudad dedicada a las obsesiones. ¡Tengo las informaciones básicas de su currículum, entre ellas conozco su especialización en destruir centros espíritas!
¡Yo lo admiro sinceramente! No es fácil perseguir a aquellos que tienen conocimiento
de cómo funcionan las cosas espirituales. Aquí, por ejemplo, de vez en cuando, los espíritus de la luz se presentan y arrebatan a muchos de nosotros; pero los encarnados, trabajadores de éste núcleo, no disponen de intercambio mediúmnico ostensivo, de la fe razonada, de la caridad pura, lo que facilita mucho mi trabajo. Pero, ¿desde cuándo el señor trabaja tan de cerca y tan animosamente junto a los trabajadores de los centros espíritas? ¡Ah! ¡Eso no es para uno cualquiera!
Sea bienvenido a mi casa, quiero que sepa: soy Daniel, desde ahora su siervo.
∗ Mamon: dios Asirio que representa la fortuna. (Nota del traductor)
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¡El jefe de las tinieblas casi explotó de tanta satisfacción! Reponiéndose de los elogios
del colega, le habló de esta forma:
- Estoy agradecido, Daniel, por su hospitalidad, eso facilitará mucho mi trabajo. Será
recompensado por eso; hablaré a mis superiores de su buena voluntad en ayudar, de su colaboración y seguramente será ascendido.
- No, señor, - replicó la entidad alucinada -, no deseo ascenso, sé que las vacantes
en su equipo están muy solicitadas. Una oportunidad a su lado, para mí, ya es excelente; deseo perfeccionar mis condiciones de influenciación negativa.
- Estupendo, - dijo Julio César -, quedará con nosotros bajo las órdenes de mi
secretario. Su presencia nos será útil.
Ya que demuestra tamaña atención para con nosotros, quiero hablarle de nuestros
planes: necesito de su ayuda para influenciar a alguien en especial. ¿Ve a aquél señor en la tercera fila a la derecha?
- Sí, - respondió Daniel. - Precisamos hacer que quede completamente fascinado con las ideas que usted
divulga aquí. La esposa de él, por realizar un trabajo que nos incomoda, es a quien deseamos llegar. Ella es una roca moral, espiritualizada y dedicada al prójimo. No tenemos condiciones de alcanzarla por vibrar en otras fajas, sintonizando constantemente con los mensajeros de la luz. Por eso, estamos siendo obligados a desarrollar una verdadera maniobra, ocupándonos un tiempo precioso, pero valdrá la pena.
Nos gustaría que nos concediese la palabra, que nos permitiese envolver al "pastor", en
el momento del culto, para que lo que añadamos puedan alcanzar a Buenaventura de lleno.
- ¡Ah! En cuanto a eso, el señor no tendrá problema. Clodoaldo, nuestro valeroso
"predicador" encarnado, atiende a nuestras ondas mentales con mucha facilidad; está también ligado a nuestros intereses.
¡Muy bien, - concluyó Daniel -, está autorizado! Entretanto, precisamos
apresurarnos, el "culto" va a comenzar en unos instantes.
Aquella secta edificó un rico templo en homenaje a Mamon. Fluidos de intereses
materiales estaban impregnados por todas partes, evidenciando la explotación humana. Entre los coordinadores encarnados era inexistente el deseo de servir desinteresadamente y muchas personas fueron atraídas por el comercio de la fe. La codicia y la ambición dominaban los sentimientos de los representantes del "templo", donde la palabra de Jesús debería ser vivida, pero no ocurría así. Entidades terriblemente inferiores ensayaban discursos para el "culto". Poco a poco, la "iglesia" era ocupada por personas con diversas dificultades. Muchas revestidas de fe verdadera, de méritos espirituales, de honestidad y amor, también se presentaban engrosando las filas del lujoso "santuario".
Próximo al inicio de las actividades, se tocaron piezas musicales, preparando el
psiquismo de los presentes.
Terminado el show de músicas lúgubres, una figura exquisita entró en el ambiente
físico, era Clodoaldo, el "pastor" jefe.
En posesión del libro sagrado de los cristianos, la criatura austera de intenciones
sombrías, contempló detenidamente la extensa platea de necesitados, preparándose para hablar, cuando fue envuelto por los dos intérpretes de las tinieblas, que le inspiraron éste discurso:
- Hermanos míos, los sufrimientos en el mundo representan el castigo divino. Si usted
sufre es porque está en débito con Dios y precisa saldar ésa deuda. Nosotros, los pastores de Dios, recibimos un don del eterno Padre: el de aliviar y hasta acabar con los sufrimientos; somos los mensajeros del Señor.
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Entretanto, nada en la vida es de gracia; Dios espera que usted haga su parte, dé a su
cuota de sacrificio para liberarse de los problemas espirituales que le atormentan, y es sobre el sacrificio que vamos a hablar. Es preciso tener coraje para agradar a Dios, tener fe para conquistar la simpatía de Dios, ser osado en las rogativas dirigidas a Dios. Si usted quiere verse libre de los problemas, done su parcela de sacrificio para la edificación del reino de Dios en la Tierra. Y la iglesia es la casa de Dios, que precisa de su contribución para consolar a multitud de desafortunados, hijos del Señor.
Extraña fuerza partía del "predicador", poderosas vibraciones magnéticas cautivaban la
atención del público.
Julio César estaba transfigurado, se unía con planos más inferiores y mentalizaba la
figura mítica de satanás, asumiendo periespiritualmente la forma mitológica, impresionando a los adversarios del bien.
Daniel, con todo, decía: - ¡Lindo! ¡Qué capacidad! ¡Este es mi maestro, mi mentor! ¡Que las tinieblas le
acompañen, Julio César! - Gritaba el nuevo discípulo, sustentando al camarada con pensamientos menos edificantes.
- Todo aquél, - continuó el representante de la maldad, - que contribuye con Dios,
tendrá siempre el doble. Por tanto, quien más done, más recibirá.
En éste momento, gritos de aleluya fueron pronunciados por los profesionales de la fe,
incentivando al pueblo a concordar con los absurdos proferidos por el "pastor", que exaltaba la insensatez.
Buenaventura estaba impresionado; los ojos le brillaban a la manera de aquellos que
están ebrios de ambición; se sentía atraído por el pastor, notaba aires de simpatía hacia aquél hombre. Clodoaldo, influenciado por Julio César, se unió a Buenaventura, mirándolo incesantemente, como si estuviesen imantados por extraño magnetismo.
El esposo de Marcia no buscaba algo verdaderamente espiritual, sino beneficios
puramente materiales, como muchos de los presentes. Pensaba en la reforma de la casa, en aumentar la renta doméstica y, quién sabe, enriquecerse con la ayuda divina. Eso facilitaba mucho la actuación de los perseguidores.
En éste punto, los adversarios espirituales comenzaron a gritar instigando a la masa:
¡Donen! ¡Donen! ¡Donen todo! ¡Todo para el Señor! ¡Dios es nuestro salvador! (risas)
Estas palabras eran repetidas por los trabajadores encarnados. Se veía nítidamente
que manos marchitas ofrecían los últimos recursos; a hombres fuertes ofertando el salario del mes y madres desesperadas donando los últimos centavos, engordando los cofres del "santuario" levantado a Mamon. El escenario era triste, varios espíritus buenos, apenados, aguardaban la hora oportuna para ayudar.
Terminado el momento del ofertorio, el "pastor" hizo una rogativa. ¡Las palabras pedían
a Dios por los necesitados, pero el corazón contaba las monedas! Entretanto, centenares de personas oraban con fervor; innumerables poseían méritos y, en ésta hora, los benefactores espirituales, que están en todas partes, allí se presentaron, atraídos por los pensamientos de las personas nobles de sentimientos, cogiendo los pedidos sinceros que, muchas veces, en una explosión de fanatismo, se hacían gritando; en aquella algaraza, los verdaderos espíritus del Señor, que no eran vistos o percibidos por los adversarios del bien, trabajaban silenciosamente, anónimamente: promovían pases magnéticos a los enfermos, recogían obsesores, a espíritus recién desencarnados, almas sufridoras e infelices; es decir, un extraordinario trabajo de beneficencia. Terminada la "oración",
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muchos se sentían aliviados, atribuyendo la mejoría o la cura a los poderes místicos del "pastor".
Eran literalmente los falsos profetas, anunciados por Jesús. En el proceso de selección
en que la Tierra se encuentra, es natural que Dios nos permita que actuemos con libertad, ya que estamos siendo clasificados a través de los propios actos.
Entretanto, nada huye a la ley de causa y efecto. Esas expresiones dolorosas tendrán
que ser recompuestas por los propios engañadores. Incluso en los núcleos dedicados a la explotación humana, Dios dirige luces, enviando a los buenos espíritus para socorrer a cuantos clamen sinceramente por misericordia.
Julio César, acompañando al portavoz de Mamon, lo fortalecía en el discurso
- Yo te solicito Señor que, aquellos que contribuyeron con su obra, sean
especialmente bendecidos y que los males espirituales sean retirados y los demonios apartados. Y, en ése instante, "actores" contratados caían al suelo, simulando manifestaciones demoníacas, sugestionando a las mentes débiles, perturbadas por los adversarios del bien, a repetir los actos locos. En el plano espiritual las entidades corrompidas reían, se divertían de la credulidad popular; al mismo tiempo muchos frecuentadores encarnados quedaban temerosos, aguardando la expulsión de los demonios por el "pastor" quien, pronunciando las palabras combinadas, apartó a los espíritus impuros de los "actores", mientras los ayudantes despertaban las mentes impresionadas, restableciendo el "orden" en el ambiente físico. Concluida la escenificación, aún fuertemente envuelto por los coordinadores de las tinieblas, el "predicador" continuó:
- ¿Ustedes vieron el poder del demonio? ¡Pero nuestro poder es mayor! ¡Aleluya!
¡Aleluya!
Todos aquellos que no tienen fe, caen en las garras de satanás. Él actúa de varias
formas, teniendo su morada en los centros espíritas.
En éste momento, Julio César se retiró ligeramente del campo de acción del expositor
de la mentira, acercándose a Buenaventura, influenciándolo, para que las informaciones le convenciesen.
- El Espiritismo, - continuó el orador de las tinieblas -, es la doctrina del demonio; los
espíritas son adoradores de la maldad; aquellos que abrazan ésta doctrina tienen la vida atrasada, los hombres que están casados con mujeres que trabajan en éste movimiento pueden ser contaminados, lo contrario también es verdadero; la residencia queda marcada y el diablo podrá arrebatarlos del día para la noche. Si alguien de los que están aquí posee parientes frecuentando o trabajando en esas casas, dejen los nombres para la reunión de liberación, donde apartaremos al demonio amarrándolo definitivamente, confinándolo en el infierno, de donde nunca debería haber salido, librando a los hogares de ésta indeseable compañía. Sean fuertes, no den tregua a los espíritas, convenzan a los parientes, tráiganlos a nuestro templo. Todo aquél que consigue convertir a un hermano a nuestra fe, crece a los ojos de Dios.
- ¡No toleren las conversaciones espíritas, satanás es quien orienta esas casas! Buenaventura parecía estar en trance, y una onda de odio, iniciada por Julio César, le
invadió el alma, haciéndolo reflexionar erróneamente, de esta forma:
- Entonces, por eso, permanezco en la pobreza; ése es el motivo de no conquistar
nada materialmente. ¡Marcia me las va a pagar!
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El jefe de las tinieblas lanzó la mirada hacia el "predicador", ayudándole a terminar la
ridícula exposición y haciendo que pronunciara estas palabras:
- El espíritu de Dios me está diciendo que aquí hay varias personas con éste
problema; aquellos que poseen amigos o parientes envueltos con el espiritismo, por favor, levanten la mano.
Decenas de personas se presentaron, el "pastor", entonces, se puso a su disposición
para, al final del "culto", conversar individualmente con aquellos que quisiesen liberar a sus parientes del demonio, recuperando la paz familiar.
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ESTIMULANDO LA
¡El plan de Julio César fue muy bien ejecutado! Clodoaldo consiguió convencer a
Buenaventura, que permanecía embriagado por las nuevas informaciones recibidas.
¡Los adversarios de la paz lo celebraban! Julio César, conversando animadamente con el capataz, informó: - ¡Pronto! Sólo nos resta aguardar; la simiente fue lanzada y la tierra es muy buena.
Buenaventura, de retorno al hogar, infernará a nuestra "querida" Marcia, efectuando la discordia, retirando, naturalmente, a la esposa del equilibrio. El marido fanático habrá de masacrarla, destruyéndole, poco a poco, la disposición para trabajos espíritas. ¡La tarea del atendimiento fraterno perderá una de sus mejores cooperadoras!
- ¿Y ahora maestro? - Preguntó Gonzálves, deseando saber de los planes íntimos del
mentor de las sombras para la continuidad del proceso de infiltración.
- Ahora, querido mío, nos cabe examinar a los grupos de asistencia espiritual. - Pero, ¿vamos a abandonar el caso Marcia Buenaventura? - Cuestionó el siervo de
- No abandonaremos éste caso, simplemente precisaremos dar tiempo al tiempo para
que la simiente del fanatismo, plantada en la mente de Buenaventura, germine; más tarde retornaremos a la residencia de la cooperadora del atendimiento fraterno para las debidas verificaciones. Esta operación, querido mío, requiere mucha paciencia. Todo cuidado es poco, la organización y la cautela son el alma de éste emprendimiento. Toda infiltración comienza siendo pequeña, casi imperceptible, para, después, ganar volumen causando dolor, destruyendo o, por lo menos, innumerables perjuicios.
Caminando lentamente al lado de los compañeros, con una de las manos tocando la
frente, como recapitulando los propios pensamientos, Julio César informó:
- Nuestras atenciones, de ahora en adelante, estarán orientadas hacia los grupos de
fluidoterapia. Deberemos hacer surgir entre ellos la competencia y la disputa.
- Pero señor, - preguntó el secretario de la maldad -, ¿cómo conseguiremos penetrar
en el Centro Espírita? No disponemos de autorización. ¿Cómo romperemos las barreras protectoras del Centro? ¿Cómo haremos para despistar a los mensajeros de la luz…?
- ¡Venga! ¡Venga! - Gritó el jefe. - ¿No ve que me perturba con tantas preguntas? ¿Cómo vamos a entrar? Aprovecharemos los desequilibrios humanos, las brechas,
como el orgullo, la mezquindad, el deseo de mando, la vanidad, etc. etc.
Mientras usted marca los pasos, yo ya recibí valiosas relaciones de nuestros
comandantes que permanecen junto a muchos trabajadores encarnados. Ellos tienen libre acceso a la Institución, por ser acompañantes usuales de los trabajadores del Centro que no viven el mensaje cristiano, que forman parte de los grupos de intriga, de los que llevan siempre la contra, de aquellos que desean reformar todo y nunca están satisfechos con nada.
Identificamos, en tres grupos, pasistas que nutren el deseo ardiente de desenvolver la
facultad de cura. Creen ser especiales, aunque sus tendencias para el fanatismo permanezcan controladas por la organización y el estudio doctrinario esclarecedor, conteniendo ciertas ideas. No poseen, ni de lejos, la rarísima facultad de curar instantáneamente las enfermedades.
- Mas ¿y ahí? - Preguntó Gonzálves.
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- Ahí, amigo mío, nosotros vamos a darles a ellos la facultad de cura. - ¿Cómo así? - ¡Simplemente! Aprovechando la brecha de innumerables trabajadores,
penetraremos en la institución. De los asistidos que entren en la sala de pases y estén bajo un proceso obsesivo, si ésos obsesores forman parte de nuestra extensa falange, les solicitaremos que se aparten momentáneamente, causando una cura, instantánea, aparente. El resto, si yo conozco bien a la criatura humana, ocurrirá de forma natural.
- No entendí, - dijo Gonzálves. - ¿El señor puede explicarse mejor? - Fácil: muchas personas no entienden el proceso de la mediumnidad; no
comprenden que los pasistas son simples instrumentos, aunque haya siempre una parcela de magnetismo humano; y al desear agradecer los recursos recibidos, el endiosamiento batirá, sin tardanza, a las puertas de las salas de fluidoterapia, haciendo que los pasistas disputen entre sí, quién dispone de mayores recursos magnéticos.
- ¡Ah!. ¡Maestro! ¡El señor es un genio! - Gonzálves,- alertó el obsesor jefe -, preste bastante atención: una vez dentro de la
Institución todo cuidado es poco. Es posible que no veamos a las entidades superiores trabajando en aquella Casa, probablemente sentiremos cierto desconfort psíquico, por el contraste de nuestras vibraciones. De los cooperadores espirituales que pudiéramos observar, por trabajar íntimamente ligados a nuestra esfera de actuación, con el objetivo de arrebatar a muchos de nosotros, evite mirarlos fijamente, pues vibraciones amorosas intentarán retirarnos del camino. Y si, por ventura le agarraran, no piense en aquellos que usted amó un día; no se contamine con la fraternidad y mucho menos se deje tocar por las palabras dulces y afectuosas que nuestros adversarios intentarán transmitirnos. Si una flaqueza cualquiera lo envuelve, llámeme. Usted, aunque con sus dificultades en el campo del intelecto, es muy valioso; además de guardar informaciones confidenciales de éste proceso y no deseo que el enemigo sepa de nuestros planes más íntimos. ¡Así pues, vigile las emociones!
Habiéndose dirigido hacia las puertas de la institución, examinaron la protección y la
organización de la Casa, aguardando que los trabajadores encarnados con quien se afinizaban se presentasen para el trabajo. Fue en ése período que María Souza, trabajadora de la fluidoterapia, entró en el Centro, autorizando, por sus pensamientos y sentimientos pedantes, la entrada de los representantes de la maldad en el núcleo cristiano. Estos, imantados a la servidora vanidosa, tomaban las providencias necesarias para la continuidad de las infiltraciones.
Las entidades superiores lo sabían todo y los acompañaban discretamente sin que,
en el Centro, los enemigos de la verdad pudiesen percibirlas; permitiendo así, la entrada "libre", y sin embargo advertida, de Julio César y Gonzálves que, para los trabajadores de la Casa Espírita, se convertirían en elementos de pruebas en el campo de las enseñanzas de Jesús.
Penetrando en la sala cuyas actividades eran de asistencia espiritual, los
malhechores notaron la diferencia fluídica: las vibraciones evidenciaban respeto y tranquilidad.
En el aspecto físico, disciplina y seriedad dominaban el corazón de la mayoría de los
trabajadores. Entidades amigas, cuales enfermeros espirituales, acompañaban a los pasistas con el fin de ayudarlos en la transmisión de energías restablecedoras, haciendo un trabajo cristiano y anónimo.
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María Souza desenvolvía voluntad sincera en ayudar, pero el sueño de ser una gran
magnetizadora, una extraordinaria médium de cura, le atrapaba las buenas disposiciones, pues el pedantismo le anulaba las mejores intenciones, impidiéndole la producción de sentimientos sublimes, con lo cual quedaba como las personas comunes, sobrecargando al equipo espiritual, que se veía obligado a hacer todo el trabajo puesto que sólo podía aprovechar algunos recursos magnéticos de ella.
Iniciada la sesión de pases, una señora curvada, gravemente envuelta por una turba de
obsesores, se sentó con mucha dificultad en la silla donde María suministraba la fluidoterapia. Los amigos espirituales envolvieron cuanto les fue posible a los obsesores, recogiéndolos amorosamente para el socorro debido; sin embargo, endurecidos,
permanecían ligados a la enferma por estar profundamente comprometidos con su pasado delictuoso. La asistida solamente se liberaría por completo a través del esfuerzo íntimo, por la transformación moral a la cual, en verdad, no se dedicaba.
Julio César, analizando las vibraciones del coordinador de aquél caso, notó pertenecer
a su categoría espiritual y, tras las conversaciones preliminares, añadió:
- El camarada ciertamente me conoce ¿no? - ¡Claro, Julio César, claro! ¿Qué quiere de mí? - Pequeños favores. - ¿Favores? ¿Gratis? - No, amigo mío, será recompensado, digamos que será correspondencia de
gentilezas.
- ¿Puede decir qué es? - Necesito que usted y su equipo abandonen a ésta mujer. - ¿Qué? ¡¡¡Nunca!!! - Será momentáneo, es por nuestra causa. ¡Conoce a mis superiores! En nombre de
ellos, me estoy ocupando en la destrucción de éste Centro y preciso de su…
- ¡Ah! ¿Por qué no lo dijo antes? ¿Es para destruir ésta Casa maldita? Entonces,
tiene todo mi apoyo. Gracias a éste terrible templo de amor no consigo concluir mi plan. Si ésta criatura continúa en pie, es por causa de estas energías y de las oraciones que ha recibido de ésta odiosa institución. Julio, tendrá toda mi ayuda. Estaremos lejos de ella… veamos… seis meses, ¿está bien? Ni un día más, ¿está oyendo?
Pero a cambio, - continuó el obsesor mercenario -, tras el vencimiento del plazo, usted
me cederá veinte trabajadores suyos bien entrenados, por el tiempo equivalente a mi ausencia junto a la infeliz. ¿Qué me dice?
- Negocio cerrado, - finalizó el arquitecto de la maldad. Mientras se transmitía el pase, los espíritus perseguidores de aquél caso salían
silenciosamente.
Los amigos espirituales, también se retiraron discretamente, aprovechando la tregua
interesada de los malhechores, para intentar liberarlos de la idea de maldad y venganza. Movilizaron, entonces, equipos socorristas, consiguiendo encaminar a muchos adversarios para el intercambio espiritual.
Así, la mujer que entró en la sala, curvada, recuperaba la postura correcta de forma
inmediata, readquiriendo cierta vitalidad. Cuando se vio liberada de aquellas influencias, en
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un deseo de agradecer, agarró la mano de la pasista, besándola y diciendo éstas palabras de gratitud:
- ¡Dios bendiga a la señora! ¡Su mediumnidad es fantástica, ahora yo lo sé! ¡Soy libre,
usted es una santa! Estas actitudes de la asistida rompieron las normas de silencio y discreción que la Casa Espírita solicitaba, perturbando momentáneamente el trabajo. El dirigente encarnado se aproximó conteniendo los excesos, imponiendo orden y disciplina en el ambiente.
Julio César acompañó el trabajo de María Souza durante varias semanas, haciendo
que casos semejantes a éstos fuesen repetidos; para eso ofrecía cargos, favores y retribuciones a los obsesores, provocando en ella la certeza de que finalmente había desarrollado la facultad de cura.
En poco tiempo, ciertos cooperadores se dejaron envolver y contaminar por los celos,
envidia e intolerancia.
María Souza se tornaba valioso instrumento de actuación del obsesor jefe que la
envolvía en éstos pensamientos:
- Usted, realmente, es médium de cura y yo soy su médico, su mentor. Estamos poniéndonos a disposición para un nuevo trabajo en ésta Casa: deseamos
desarrollar aquí grandes trabajos de cirugía espiritual; usted será famosa, su nombre será divulgado largamente y todos la respetarán.
Entretanto, muchos envidiosos desearán retirarla de la misión; por eso apártese de
aquellos que quieran analizar sus producciones.
El resto, va por nuestra cuenta.
La "médium curadora", contaminada por la presunción, divulgaba aquí y allá, sus
nuevas "capacidades" y en poco tiempo los asistidos ya disputaban una vacante junto a su silla para recibir los pases "curadores".
En la sala, la competición estaba instalada. Varios compañeros invigilantes cayeron en
el armazón de las tinieblas, olvidándose de que el trabajo en cualquier área requiere discreción y fraternidad.
Algunos se perdían en la indignación, afirmando que la "curadora", en realidad, era
anímica, vanidosa, orgullosa y debería ser suprimida del grupo.
Otros, formaban pequeños grupos en favor de la pasista fascinada; además de las
intrigas que recorrían, rápidamente, los corredores.
Era el inicio de una seria perturbación espiritual, que daría mucho trabajo a la dirección
doctrinaria del centro.
Espiritualmente, Julio César permanecía eufórico, porque ahora ya había lanzado
dudas y problemas en dos importantes departamentos.
El proceso dedicado a la destrucción de la Casa Espírita proseguía. Los instructores
espirituales del grupo cristiano permanecían atentos, acompañando el caso de infiltración, respetando, con todo, el libre albedrío de los trabajadores encarnados, dándoles la oportunidad de poner en práctica las enseñanzas cristianas.
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INTERVENCIÓN
El perseguidor, no obstante, continuaba implacable. Tras haber lanzado la discordia en
el equipo de la fluidoterapia, se preparaba para el envolvimiento de los grupos mediúmnicos propiamente dichos. Ahora, los médiums ostensivos son los que serían probados.
Los invasores de las sombras se creían libres de los protectores espirituales. Se
sentían fortalecidos en el deseo de dominar el Centro Espírita, por permanecer imantados a los trabajadores que ofrecían brechas en éste o en aquél campo.
Entretanto, cuando se preparaban para invadir un grupo de desobsesión, fueron
fuertemente envueltos por algunos espíritus buenos, impidiéndoles el acceso a la reunión de orientación y liberación espiritual.
Julio César no se contenía; embravecía lanzando palabras ofensivas al grupo, además
de fluidos nocivos que eran neutralizados por la actuación de los benefactores espirituales.
El grupo dedicado a la desobsesión estaba compuesto por personas graves e
idealistas, lo que naturalmente les garantizaba el amparo, librándolos de los adversarios perturbadores de las tareas.
Mientras el malhechor protestaba, los amigos espirituales aguardaban en silencio que
el hermano perturbado fuese vencido por el cansancio. Aún no era el momento de dialogar con el terrible perseguidor. Las entidades amigas esperaban la hora adecuada para intervenir junto al agente de la destrucción.
Gonzálves se apartó momentáneamente para dar algunas órdenes a los otros espíritus
alborotadores, cuando un valeroso trabajador, haciéndose visible, se aproximó dirigiéndole cariñosamente éstas orientaciones:
- Hijo mío, la paz de Jesús te envuelva. Deseamos abrazarte, hablándote de nuestro
deseo en compartir contigo las alegrías espirituales. Veo en tus ojos sufrimiento, en tu faz amargura, tu alma pide socorro, estás cansado de luchas inútiles y de sufrimientos intensos.
Y del pecho del benefactor salían chorros de fluidos amorosos, envolviendo al capataz
del mal en las más sublimes energías.
El adversario se acordó de la advertencia del jefe en cuanto a las tentativas de los
apóstoles de la luz en intentar arrebatarlos y, desesperado, comenzó a gritar el nombre de su maestro, pidiéndole ayuda.
El representante de la discordia, no obstante, estaba muy ocupado, embravecido con
los coordinadores espirituales de la reunión de desobsesión, siéndole imposible oír el pedido de socorro del camarada.
La entidad amiga envolvió al auxiliar de la discordia en tiernas vibraciones y, como no
soportaba las irradiaciones amorosas, el contraste energético le causó un sopor, una somnolencia irresistible, cayendo, por fin, en los brazos amorosos del socorrista que lo condujo a una de las innumerables reuniones de desobsesión del Centro.
El equipo espiritual anhelaba, con eso, ofrecer aprendizaje a los encarnados; al mismo
tiempo que agilizaba la tarea socorrista, valiéndose del ambiente fluídico equilibrado, del amor verdadero y de la imantación mediúmnica, que permitiría al adversario permanecer
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parado, por algunos instantes, y en estado de lucidez para oír las palabras inspiradas del dialogador. El amigo espiritual que lo amparó con confianza dentro de la sala, verificó, junto a los compañeros de tarea, la posibilidad de atendimiento en aquella noche.
Tras salutación fraterna, hizo éste pedido: - Queridos amigos, tenemos un caso delicado que precisa ayuda urgente. Este, a
quien amparo cuidadosamente, se trata del asistente de Julio César, aquél que impartió un proceso de infiltración en éste Templo.
Conseguimos envolver a este hermano en dulces vibraciones y necesitamos atenderlo
en éste momento; aprovechando el estado de adormecimiento en que se encuentra, gracias a nuestros recursos magnéticos, para efectuar la unión mediúmnica.
Sé de las oportunidades mínimas de una liberación inmediata; comprendo el estado
enfermizo de su mente, entiendo su corazón perdido en la ignorancia y sumergido en el odio; no ignoro, también, los pensamientos contaminados por la vanidad; sin embargo, es preciso ayudarlo en los primeros pasos para su propia rehabilitación.
Permanece engañado en cuanto a nuestro proceso de reequilibrio aplicado a las
criaturas perdidas en el camino. Guarda la idea de que somos verdugos trabajando en nombre de Cristo. Aquél a quien mantiene como jefe inventó mentiras, con el pretexto de impedirle el rompimiento de las cadenas que lo prenden a las regiones inferiores.
El dirigente espiritual de la reunión, sensibilizado y consciente de la urgencia del caso,
colocó al auxiliar de la maldad en la lista de atendimientos, mientras el valeroso equipo de cooperadores espirituales verificaba, entre los médiums presentes, los que ofrecían afinidad fluídica para el delicado atendimiento.
La sala mediúmnica estaba respetablemente preparada; los medianeros cultivaban
sentimientos elevados e innumerables benefactores providenciaban la seguridad de la reducida asamblea dedicada al sagrado intercambio espiritual. Esclarecimiento, buena voluntad y dedicación de los médiums, prometían trabajos intensos aquella noche.
De los fenómenos mediúmnicos, nada se compara a las realizaciones de la
mediumnidad educada, colocada al servicio del socorro espiritual.
La reunión comenzó rigurosamente en el horario previsto. El dirigente encarnado inició
la sesión con una breve lectura de un texto evangélico seguido de una oración sincera, uniéndonos en agradables vibraciones.
Terminada la oración, el instructor de nuestro plano condujo a Gonzálves
cuidadosamente al médium socorrista que, sintiendo las emanaciones del adversario, se mantenía firme, cultivando buen ánimo para el servicio cariñoso.
Tres experimentados trabajadores en el arte de la desobsesión fueron convocados para
fortalecer al medianero, ayudándolo a contener los posibles excesos del socorrido.
Suspendidas las vibraciones controladoras, el discípulo de la perversidad retomaba
vagamente la conciencia, transmitiendo al portavoz, una indescriptible sensación de malestar.
Viéndose en ambiente extraño y recordando el abordaje del emisario del bien,
rememoró la advertencia del jefe y juzgó estar en manos inquisidoras. Y con pánico, inició la comunicación con éstos gritos:
- ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Estoy preso! ¡Me quieren torturar! ¡No hablaré nada! ¡Ni con un millón de torturas! ¡Mi maestro lo va a saber! ¡Ah! ¡Se va! ¡Libérenme! Gritaba el infeliz, dando trabajo al
medianero, obligándolo a regular la voz, con el fin de desempeñar lo mejor posible la abnegada tarea de socorro espiritual.
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- ¡Ustedes no saben con quién están hablando, soy el secretario de las sombras, mi
señor, cuando lo sepa, acabará con todos ustedes! Él es un gran representante de una importante ciudad espiritual de las regiones inferiores y soy su siervo predilecto. ¡Yo tengo "largas cuentas", no se metan conmigo!
¡Ordeno que me liberen! ¡Ahora! ¡Ahora! Suelten las cadenas que me aprisionan. ¿Por qué misterios me prenden a otra
persona? ¿Es la mediumnidad, o no es? ¡Claro, fui muy bien avisado!
¡Maldita sea la mediumnidad! ¡Malditos sean todos ustedes! ¡Malditos!
El espíritu perdía completamente el control. Si no fuese la mediumnidad disciplinada, el
atendimiento sería prácticamente imposible. Y porque el adversario hizo una pequeña pausa, promovida por el cansancio del momento, las entidades amigas, examinando la necesidad de una rigurosa intervención, envolvieron al dialogador llevándolo a hablar de manera inspirada en estos términos:
- ¡Paz y amor, es lo que deseamos a aquellos que Dios nos envía! Hermano mío, usted no está amarrado y mucho menos preso; permanecemos
trabajando todos en nombre de Jesús nuestro Maestro.
- No pronuncie ese nombre cerca de mí, mi maestro es otro. Cristo quiere
engañarnos, engañarnos…
- Calma, amigo mío, - dijo el dialogador imprimiendo en sus palabras afabilidad y
dulzura. El nombre de Jesús representa la sublime bondad; el amor verdadero, aquél amor que usted hace mucho tiempo dejó de sentir; la amistad verdadera que no pide retribuciones, el brazo afectuoso de alguien que nos ama. Acuérdese. Entregándose a la práctica del mal, el amigo olvidó que es hijo de Dios y tiene una tarea importantísima que realizar, su reforma moral…
- ¿Tarea? ¡Tengo incluso una gran misión a realizar: la destrucción de ésta Casa! Ustedes piensan que lo saben todo, creen estar protegidos, que son santos, ¿no es
así? ¡Nosotros vamos a mostrar lo contrario! ¡Mi maestro es especialista en destruir casas como ésta! Yo he visto innumerables centros ser devorados por los propios espíritas.
¡Esta Casa será la próxima! Que vengan las falanges inferiores, que vengan espíritus de las tinieblas; el momento
es nuestro, ésa guerra ya está ganada.
¡Maestro, - bramaba el adversario -, sálvame! ¡Señor de las tinieblas, socórreme ahora! Y mientras el enemigo de la paz gritaba, el equipo espiritual se hizo visible, irradiando
intensamente en beneficio del sufridor. Una entidad respetable se aproximó al esclarecedor, inspirándole ésta rogativa:
- ¡Señor Jesús! He aquí que te pedimos con amor sincero… Estas simples palabras, envueltas en los más sublimes sentimientos, impresionaron al
perseguidor calándolo momentáneamente, permitiendo la actuación directa del equipo socorrista. Entidades amigas se aproximaron, aprovechando los extraordinarios beneficios de la oración, proyectando en telas fluídicas algunas imágenes referentes a la última encarnación del obsesor en atendimiento.
El invasor se reconocía en una valerosa empresa, desempeñando un trabajo
importante. Se veía explotando a los funcionarios menos reconocidos financieramente. Abusando de jóvenes ingenuas, autorizaba abortos librándose de la paternidad indeseable. Promovía dimisiones innecesarias. Usaba el poder para dominar, perdiéndose en la noche de los vicios.
Por eso, atrajo junto a sí entidades malévolas, que lo incentivaban al desvarío.
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Y, de retorno a la vida mayor, la ley de causa y efecto lo arrastró a la siniestra ciudad.
Los obsesores que lo recibieron lo examinaron hasta el punto de borrarle de la memoria ciertos recuerdos, convirtiéndolo en torpe servidor de la maldad.
Gonzálves estaba asombrado, se sentía usado por los compañeros. Y, humillado,
continuó en silencio, escuchando la petición del dialogador que seguía conmovido, poniendo en las palabras el propio corazón:
- ¡Te rogamos por éste amigo y hermano! No nos colocamos por encima de él; bien sabemos de nuestras limitaciones. Te imploramos humildemente poder comprender a nuestro compañero, ayudándolo en
el despertar, con el fin de colocarse rumbo al propio progreso.
También sabemos de los sufrimientos de ésta alma, nuestra hermana; de las noches
tristes que pasa; de la salud que maltrata, del frío que atormenta y de la soledad de dilacera el pecho.
Quién sabe, si en tu misericordia, nuestro hermano encuentre la alegría de servir en el
campo del bien, recomponiendo y liberándose de los errores del pasado.
Y, reconocidos en tu amor, he aquí que entregamos a tu compasión éste amigo,
nuestro hermano, solicitando que lo acojas en tus brazos.
Terminada la oración, el asistido parecía estar en éxtasis. El corazón fue invadido por
vibraciones amorosas; por primera vez, en muchos años, se sentía respetado, valorado, querido y amado.
Y, lanzándose en profunda reflexión, se acordó del jefe perseguidor e instintivamente
deseó huir; sorprendiéndose cuando notó a los propios amigos espirituales mostrándole la salida y autorizándole a dejar el ambiente.
Ayudado por la entidad que lo trajera a la reunión libertadora, se levantó, recibiendo un
abrazo repleto de afecto, seguido de éstas orientaciones:
- Gonzálves, hijo mío, - dijo el benefactor -, no estamos en la condición de jueces
implacables y no queremos que nos tengas en la lista de adversarios. Deseamos estar unidos en el amor de Dios, nuestro Padre.
Es posible que guardes ciertas dudas respecto a nosotros, entretanto, amigo, sepas
que si actúas con cierta libertad, es porque estás dentro de los límites de las leyes divinas. Antes o después tu actuación será impedida por las leyes universales.
Deseamos, con éste proceso de socorro, calmarte, para dialogar más de cerca;
advirtiéndote en cuanto a la responsabilidad de componer lo que vienes deteriorando. Queremos que tengas en nosotros a unos amigos queridos, dispuestos a ayudarte en tu recuperación personal.
Sigue adelante, hermano mío; reflexiona sobre todo lo que viste, oíste y sentiste en
éste ambiente, valorando nuestros propósitos. Sé que deseas verte libre de nosotros; entretanto, tienes saber que permaneces cautivo de la propia conciencia.
- ¿Qué? - Preguntó el obsesor, interrumpiendo la palabra de la entidad amiga. -
¿Dónde están los instrumentos de tortura? ¿El lavado de cerebro? ¿Los verdugos
encapuchados portadores de látigos a los cuales mi maestro se refería?
- No disponemos de ninguno de estos instrumentos,- respondió el amigo espiritual. El amor, la comprensión y el perdón son nuestros mecanismos de trabajo en la
siembra del bien.
¡Eres tú quien permanece en una eterna tortura! Con todo, cuenta siempre con nuestra disposición en ayudarte a encontrar el camino de
Ahora eres tú, la decisión es tuya, consulta la propia conciencia.
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El obsesor salió emocionado pero el orgullo y la vanidad le impedían transformarse
íntimamente en aquella hora.
Los instructores de la vida mayor, responsables de la Institución, estaban satisfechos,
pues sabían que la simiente de la verdad estaba plantada y, en el momento oportuno, habría de germinar.
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EXAMINANDO LOS
RESULTADOS
Deambulando, cual niño perdido por los corredores del Templo Espírita, buscaba al
maestro con el fin de contarle lo ocurrido.
Encontró al adversario mayor en intensas tareas de organización, delante de la turba
de obsesores que ejercían en la Casa Espírita, bajo la autorización de lo Alto, delegándoles tareas de influenciación.
Terminada la reunión de la maldad, el discípulo le contó, en líneas generales, los
acontecimientos, cogiendo a Julio César por sorpresa:
- ¡Infeliz! ¿Cuántas veces le avisé? Todo cuidado es poco. ¡Usted es un débil! Si Daniel, - el responsable de la secta de Mamon -, no estuviera ocupado en la valiosa
tarea que acabo de darle, usted sería sustituido en éste momento.
¡Abra los ojos! ¡Ellos están en todas partes! Aunque no podemos verlos, los representantes de la luz pueden manejarnos mientras
permanezcamos aquí. Por eso la vigilancia debe ser redoblada.
Déjeme ver, - dijo el obsesor jefe, aproximándose al siervo, tocándole discretamente el
rostro como si desease despertarlo -, ¿permanece lúcido? No le hicieron ningún lavado de cerebro, tortura…
- Pero señor… - Dijo el auxiliar, deseando contarle que no encontró nada de eso,
pero fue interrumpido por el perseguidor:
- ¡Nada más! Si ya no bastasen todas mis actividades, ahora tendré que vigilarle. Preste atención: a usted le está prohibido apartarse sin mi necesaria autorización. Nuestro proceso está llegando al final. Luego, saldremos de aquí; allá afuera usted es
muy útil para nuestra organización. ¿Olvidó que le confiamos un ejército? ¿Se acuerda de los casos graves de obsesión que coordina? ¿Se va a jugar todo eso de ahí fuera, por causa de unas palabras ingenuas y sentimentales? Sin hablar del ascenso que me estoy empeñando en concederle.
- ¿Ascenso, jefe? - Preguntó el secretario, demostrando en el semblante ánimo y
expectativa, pensando en la escena del sumo perseguidor.
- ¡Sí, mi querido! ¡Ascenso! Por eso, vea si anda en línea; un desliz más y me veré obligado a cancelar todo el
proceso dirigido a nuestros coordinadores, luchando por su ascenso en nuestro equipo. Así que, tenga mucho cuidado para no desafiar la ira de nuestros superiores.
Ahora yo estoy verdaderamente irritado, - gritó el perverso Julio César. - ¡Los emisarios
del bien llegaron al límite! ¿Quisieron arrebatar a mi secretario? ¡Entonces va a ver usted! - Gritaba el superior de Gonzálves, con la mirada perdida como si quiera identificar a las entidades invisibles.
Adelante, criatura infeliz, nuestro trabajo debe continuar. Mientras usted era
adoctrinado, nuestro equipo examinaba a los grupos mediúmnicos que podrían responder a nuestras expectativas. Cinco de ellos son fuertes candidatos para un proceso de fascinación.
Y adentrándose en una sala de trabajos mediúmnicos, se unieron a dos participantes
bastante receptivos a los pensamientos inferiores.
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Profundizándoles el mundo íntimo, notaron que un dialogador y una de las médiums
cambiaban pensamientos sensuales.
- Señor, - dijo Daniel, el discípulo de Mamon -, traigo la ficha. Soraya Barreto y Sergio Queiróz, candidatos al adulterio ¿qué dice? - Excelente, será un escándalo formidable. Para ser su primer trabajo en un grupo
profesional, está óptimo.
¡Vamos a ver ahora quién puede más! Las intrigas sobre el caso de la médium y del
dialogador adúlteros explotarán por éstos corredores como pólvora.
¡Vamos! ¡Vamos! Precisamos organizarnos; aún tenemos mucho que hacer para
ejecutar el nuevo plan.
Soraya y Sergio eran trabajadores de un grupo mediúmnico. Ella, médium no muy
educada, comparecía raramente a las reuniones de estudios doctrinarios de orientación general. Se creía, algunas veces, privada de las alegrías del mundo por causa del compromiso mediúmnico. Casada con un hombre digno y respetable, no se sentía feliz delante de la sagrada oportunidad del casamiento.
El dialogador, igualmente casado, tenía una esposa dedicada, digna de admiración y
amparo espiritual.
Entretanto, ignorando las orientaciones espíritas, se colocaba a disposición de
entidades desequilibradas, gozando la vida de manera irresponsable.
Ambos, trabajadores del socorro espiritual, abrían grandes brechas a los enemigos de
la verdad. No se dedicaban a la vivencia mínima de las enseñanzas adquiridas, permaneciendo interesados sólo en las actividades fenoménicas. Y, como mantenían afinidad en las intenciones, se unían magnéticamente por ondas mentales.
En la reunión de intercambio contribuían poco, tornándose elementos aislados por los
mentores, pues los pensamientos no alcanzaban las regiones superiores para la ayuda en la tarea socorrista.
Todos estos datos eran del dominio de los invasores de las sombras.
Los instructores de lo Alto, sabían igualmente del posible envolvimiento entre los
cooperadores citados. Con todo, no podían privarlos de la convivencia entre los compañeros encarnados, junto a la Casa Espírita.
Entretanto, orientaciones espirituales generales exaltando la moral, el noble objetivo del
casamiento, el esfuerzo para dominar las malas tendencias como punto para identificar al verdadero espírita, fueron transmitidas a través de varios medianeros; sin embargo ninguna de ellas fueron acatadas por los dos trabajadores envueltos, lo que ofrecía largo campo de actuación para Julio César y su falange.
El enemigo de la armonía reunió rápidamente a los servidores a su disposición,
iniciando ésta trama diabólica:
- Camaradas, he aquí que estamos avanzando de manera satisfactoria. Ahora
habremos de usar, una vez más, un arma bastante delicada: la fascinación.
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¿Y el campo de actuación será de nuevo la mediumnidad? - Preguntó uno de los
- No y sí, - respondió el maquiavélico. No exploraremos la mediumnidad en sí, pero deseamos alcanzar a muchos médiums. La fascinación, - prosiguió el perverso arquitecto -, se hará en el campo de la
sensualidad, de los instintos humanos. Un trabajo poco difícil, pues aquellos que envolveremos ya vibran en nuestra sintonía, autorizándonos a la acción.
Simplemente tendremos que estimular un poco más sus tendencias inferiores.
Necesitamos hacer que éstos trabajadores invigilantes e imprudentes se desequilibren, comprometiendo el buen camino de la reunión, abriéndonos el campo para alcanzar a todo el grupo.
- ¿Y los amigos superiores? - Preguntó otro, muy preocupado. - ¿No nos lo van a
impedir? ¿Y si fuésemos víctimas como ocurrió con Gonzálves? ¿No intentarán apartarnos de nuestros propósitos?
- Si cayesen en manos de los responsables espirituales de ésta Casa, - previno el
perseguidor cruel -, finjan haberse transformado para liberarse de la imantación mediúmnica; inventen, si fuera necesario, historias fantásticas o permanezcan mudos.
Ellos, los mensajeros de Cristo, - prosiguió el preceptor de las tinieblas -, no pueden
expulsarnos. Trabajan por la necedad del amor. Eso representa un punto positivo a nuestro favor, porque prefieren esperar por nuestra transformación moral en vez de destruirnos. Mientras aguardan nuestra metamorfosis en el campo de los valores espirituales, que para nosotros es imposible, nuestro plan avanza.
- Tengo mucho miedo, - continuó el camarada prudente, llevando a otros a pensar. -
¿No será mejor desistir? Estamos en la madriguera del enemigo. ¿Y si los emisarios de la luz estuvieran con la verdad?
Estas palabras finales agitaron intensamente a Julio César, haciéndole perder la razón: - ¿Cómo osa querer desistir? Y aproximándose al obsesor temeroso, le miró de manera profunda, agarrándole
fuertemente por los andrajos en actitud agresiva y, sacudiéndole violentamente varias veces, dijo airado.
- ¡Intente abandonar ésta misión! ¡Intente rendirse a los hipócritas del amor! ¡Desee por un solo minuto hacer un movimiento contra mis propósitos y verá lo que le
Si yo supiera de una tentativa siquiera, por su parte o de alguien de mi equipo para
cambiar de lado, será encerrado en las prisiones de nuestra ciudad por tiempo indeterminado.
Y además, - continuó el malvado perseguidor aterrorizando y amenazando a los
obsesores -, sé que muchos de ustedes aún tienen entes queridos encarnados; intenten abandonar nuestros propósitos y verán lo que les ocurre a los suyos.
¡No despierten mi ira y mucho menos la de nuestros superiores! Y, continuando, les dijo: - Presten atención: los espíritus bondadosos no podrán estorbarnos, pues estaremos
unidos a los pensamientos y emociones de Soraya y Sergio. Por eso, coraje. ¡Las personas débiles no conviven conmigo!
Gonzálves comenzaba a observar al jefe con otros ojos; se sentía algo diferente y, por
primera vez, analizaba las posiciones de su superior, diferenciándolas del atendimiento respetuoso que recibió de los amigos espirituales. Era el inicio de una importante reflexión.
¡Elvira! ¡Elvira! - Gritó el jefe. ¿Dónde está usted?
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De entre la turba, una entidad femenina, vistiendo desarrapada fantasía e imitando a
las danzarinas españolas, irrumpió en la pequeña multitud haciendo estallar torpemente una castañuela, mientras danzaba sensualmente, arrancando de los comparsas silbidos, aplausos y admiración.
- ¡Paren eso! - Ordenó el portavoz de las sombras, haciendo surgir el silencio. Entregaremos este caso a usted, Elvira. Sé que las cuestiones de envolvimiento en el
ámbito de las emociones es su especialidad.
Quiero que destruya el matrimonio de los dos, que impida el autocontrol de las
emociones, dejándolos fascinados uno por el otro hasta el punto de perder la razón y la compostura; enredándolos en el campo del sexo desequilibrado, con el fin de perturbar, aún más, los trabajos espíritas y dar un gran escándalo en la Institución.
No admito errores, ¿oyó bien? - Esté tranquilo, no acostumbro a decepcionar a mis superiores, - respondió la
servidora sensual, - el señor sabe de mi competencia.
- ¡Entonces, manos a la obra! - ¡Gonzálves! - ¡Diga, señor! - ¿Cuál es el resumen de nuestro trabajo? ¿Cómo están las tareas de los otros
camaradas?
- Veamos las anotaciones, - respondió el secretario. Ya alcanzamos: - a la responsable del atendimiento fraterno, comprometiendo las tareas en ésta área; - a un grupo de fluidoterapia, causando desconfianza y competencia; - éste grupo de socorro espiritual, que está en camino, cuyo objetivo es provocar
escándalos y consecuentemente la intriga destructiva.
Otros camaradas bajo sus órdenes ya realizaron: - la retirada de un entrevistador, coordinado por Marcia Buenaventura, de las tareas
de las noches del lunes, martes y miércoles. Siguiendo sus orientaciones, lo envolvimos con el fin de que creyese preciso mejorar la vida material. Hicimos que se inscribiese en su tercer curso universitario. El mundo ganará un inútil académico más y perderá un valioso cooperador del bien.
- cinco expositores, de los más variados cursos del Espiritismo esparcidos por la
Casa, encontraron empleo, bajo nuestra influencia, teniendo obligatoriamente que abandonar las tareas a fin de cumplir los compromisos materiales.
- tres dirigentes de grupos mediúmnicos pedirán licencia para atender los caprichos
familiares y hacer un largo viaje, también bajo nuestra actuación.
- los eruditos espíritas no fueron olvidados; con la vanidad sobreexcitada, estamos
sugiriendo que reformen todos los trabajos en la Casa, toda tarea doctrinaria. Eso sí va a generar una gran intriga. Deseamos conseguir que entren en enfrentamiento con la organizada dirección de la doctrina.
- También estamos haciendo que modas de todo orden aparezcan por aquí, traídas
por las personas eufóricas;
- trescientos procesos de obsesión simple fueron implantados, junto a aquellos que
nos ofrecen brechas, con el fin de perturbar los diversos trabajos espíritas. Estos, en un mecanismo en cadena, exactamente como el señor planeó, triplicarán las irritaciones y abrirán nuevos caminos.
- examinamos las obras asistenciales y notamos que están pasando por varias
dificultades financieras. Envolvimos a algunos responsables, que entraron en nuestra esfera de acción a causa del pesimismo, nerviosismo exagerado, falta de fe; por haber olvidado el ideal espírita y prenderse simplemente a la cuestión de organización, actuando
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con frialdad, distantes del amor. Con eso, pudimos desestimularlos intensamente y, ahora, están dispuestos a abandonar las funciones.
- en las promociones de beneficencia, igualmente tuvimos buena infiltración, pues los
cooperadores, creyendo estar fuera de las reuniones mediúmnicas, de la seriedad de los estudios, se entregaron a las bromas, a la diversión, a la maledicencia, a la competición, a la envidia y a los celos. Eso tiene apartados a varios trabajadores matriculados en estas obras.
- en la pequeña coral, inspirándoles músicas más agitadas y haciendo que se
opongan a la dirección de la Casa en querer divulgar el Espiritismo por la canción. Les sugerimos otros ritmos con el fin de aturdirles y confundirles el pensamiento. El director, prácticamente uno de los nuestros, llevó "su" idea a la dirección doctrinaria y ésta, obviamente, solicitando la reanudación del trabajo con músicas que eleven a la criatura humana, llevando mensajes de transformación moral, tal como es el objetivo del Espiritismo, lo cual hizo que el conductor de las voces espíritas se irritase, casi desistiendo de las tareas.
- también tenemos al grupo de teatro que seguramente nos atenderá en las mismas
solicitudes, molestándose ciertamente cuando la pureza doctrinaria les solicite evitar, en el Centro, la propagación de obras no espíritas.
- hemos procurado, frente a los grupos de estudios, estimular a los portavoces natos,
haciendo que estén especialmente alterados, consiguiendo, con eso, atrapar a varios participantes.
Y muchas otras reuniones están recibiendo la visita de nuestra falange. Falta, aún, alcanzar definitivamente al presidente y al director doctrinario de la
Institución.
Siguiendo sus órdenes, - continuó Gonzálves -, colocamos cerca de diez espíritus
adversarios con cada uno, esperando que ofrezcan brechas de actuación, pero ellos disfrutan de una protección espiritual admirable, a causa del esfuerzo que empeñan en la conducta recta por el trabajo serio que ejecutan.
Con todo, señor, nuestra labor está difícil. Pues no faltan aquellos que son verdaderas
rocas morales; los que han obtenido impresionante protección espiritual por las actitudes cristianas. Ese proceso ha exigido mucho de nuestros cooperadores y hemos tenido que renovar nuestros grupos cinco veces. Nuestros trabajadores se sienten débiles al entrar en contacto con ciertos ambientes amorosos, que obligatoriamente tienen que visitar, con el objetivo de atormentar y desviar a los encarnados de la bondad. Y, sobre éstos, nuestra influencia ha sido prácticamente nula.
No sé si nuestro equipo conseguirá llegar hasta el fin. Creo que estamos yendo
demasiado lentos.
- Nada de eso, querido mío, - acentuó el jefe -, los puntos principales están siendo
alcanzados; aguarde y verá el excelente resultado.
En cuanto a los responsables de la Institución, tendremos que visitarlos
personalmente en breve. Primero, vamos a atormentarlos y preocuparlos, desestructurando las tareas; después, cuando se encuentren irritados con el mal desempeño de los departamentos, los escándalos y las intrigas, los encadenaremos en el suelo.
Ahora, dejemos el caso Soraya Barreto y Sergio Queiróz en manos de Elvira, nuestra
musa sensual.
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CEDIENDO A LA
TENTACIÓN
- ¡Daniel! ¡Daniel! - ¡Estoy aquí, señor! - Quiero que usted acompañe a Gonzálves hasta la casa de Marcia Buenaventura. - ¿La coordinadora del atendimiento fraterno? - Preguntó el siervo de Mamon. - Ella misma; deseo saber cómo anda este caso. - Si le interesa, señor, - informó Gonzálves -, nuestro plan dio resultado, pues Marcia
ya faltó dos semanas consecutivas.
- Estupendo, con todo, no descansen. Daniel, este servicio es muy importante: actúe
sobre el Sr. Buenaventura con todo su magnetismo e ideas fanáticas. A estas alturas él deberá estar comprometido financieramente, donando sus economías para los cofres de Mamon. Precisamos eliminar a Marcia del servicio cristiano. Ustedes tendrán ocho semanas de actuación junto a su marido. Tortúrenlo, instrúyanlo durante el sueño, para impedir a toda costa el comparecimiento de la esposa en la Casa Espírita. ¡Vayan y no fallen!
Tomadas las debidas providencias, Julio César volvió a la ciudad siniestra con el
objetivo de convocar a nuevos servidores para intensificar el proceso de infiltración, dejando a Elvira coordinando el resto de las actividades.
La propuesta de Julio César no se hizo esperar. Acompañando a Soraya Barreto, inició
el proceso de fascinación haciendo que, durante toda la semana, la imagen de Sergio Queiróz le invadiese la mente, inspirándole las más terribles fantasías. Bajo la interferencia de Elvira, se sentía completamente apasionada, no consiguiendo pensar en otra cosa.
En la semana siguiente, la médium, durante la reunión, no reunía condiciones de
trabajo espiritual y, bajo fuerte actuación de la entidad inferior, cambiaba miradas con el dialogador que, estimulado por la adversaria, correspondía a las ansiedades de la intérprete perturbada.
Al iniciar la reunión, Sergio Queiróz se aproximó a Soraya Barreto, para la tarea de
atendimiento espiritual. Elvira envolvió a la médium estimulándola para el fraude y, sin medir las consecuencias, la intérprete fingió una comunicación, aprovechando para hacer una larga declaración de amor al dialogador.
Los miembros de la reunión comenzaron a sospechar, pues los cambios de mirada
eran significativos y, después de la triste "comunicación", al término de la reunión, las mentes deseosas en cuidar de la vida ajena captaron el deseo oculto de la médium y del dialogador, esparciendo al final, por todo el Centro, los nuevos acontecimientos.
En los corredores, ciertas personas invigilantes, estimuladas por los servidores de Julio
César, esparcían el virus de la intriga.
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Una persona, que formaba parte de la reunión donde los candidatos al adulterio
trabajaban, decía en secreto a otra:
- Para mí, fue puro animismo. Claro que ella desea tener una relación. - ¿Será que él le corresponde? ¿Pero no son ambos casados? Me voy a quejar al dirigente. Yo conozco a la mujer de él; pobre infeliz, ella necesita
saber esto.
Y en la Casa, entre las mentes invigilantes, corrían comentarios desagradables como
- ¡Usted no sabe lo que está ocurriendo en mi sala! - ¿Qué? - ¡Una señora de nombre María Souza cree que es médium de cura! - ¡No me diga! - ¡Ya hacen fila para tomar el pase con ella! - ¡No lo puedo creer! - Y aún hay más, el mentor de ella se comunica diciendo que es médico y quiere hacer
cirugía espiritual. Para mí, es puro fraude.
- Y yo, no te he contado la última. Están todos comentando. ¿Conoce a un tal Sergio
Queiróz?
- ¿Sergio… Queiróz? ¿Cómo es él? - Alto, fuerte, conversador… - ¡Ah, sí! Ahora le recuerdo, a veces él hace diálogos en mi sala. - Pues ese; todo el mundo dice que él tiene una aventura con Soraya Barreto. - ¡Qué horror! ¿Y su dirigente qué dice? - Hablé con él en particular, pero rehúsa tomar cualquier decisión anticipada; dice que
primeramente es preciso orar y confiar en los amigos espirituales. Y que si fuera necesario, hablará en particular y de forma absolutamente discreta con los envueltos en este caso. Me pidió silencio y yo sólo se lo estoy contando a usted, que es la persona que más aprecio aquí dentro. Pero no creo que sea esa la mejor solución. Ellos deberían apartar a esos dos del trabajo. ¿Dónde se ha visto? ¡Que poca vergüenza!…
Otros también comentaban: - Dicen que Marcia Buenaventura, aquella coordinadora del atendimiento fraterno,
está teniendo problemas.
- ¿Cuáles? - Parece que el marido entró en una secta fanática y le está prohibiendo venir al
- ¡Hum! Ella que era tan segura, que no admitía conversaciones en el corredor; siempre
celosa con el silencio y el respeto.
¡Ah! Incluso esto es bueno. Esas personas tan eficientes, en el fondo son
repetitivas.
Quiero ver, qué es lo que va a hacer ella ahora. Mejor aún: quiero ver quién va a
sustituirla.
- Bien hago yo, que no asumo ninguna tarea, no me estreso, no tengo que
preocuparme con nada y no incomodo a mis familiares. Sirviendo en el Centro, lo que haces es crear desarmonía en casa.
- Es mejor incluso no responsabilizarse con ningún servicio voluntario. - Otra cosa que están comentando, - continuó la lengua afilada -, es sobre ciertos
cambios en las actividades mediúmnicas y doctrinarias. Pienso que Castro e Israel ya están desfasados; precisamos de ideas nuevas, de sangre nueva. El personal permanece en esa apatía, no se mueven. Queremos nuevos estudios científicos; la ciencia debe ser, en mi opinión, exaltada, en definitiva caminamos hacia el futuro; necesitamos mentes eruditas, de personas intelectuales para dirigir nuestra institución…
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Los comentarios se realizaban indiscriminadamente. Elvira se divertía en la Casa
Espírita y ésta, poco a poco era tomada por la maledicencia.
Los amigos espirituales, previendo lo peor, promovieron conversaciones edificantes en
el plano espiritual, aprovechando el desdoblamiento, con ocasión del sueño, de Soraya y Sergio.
Delante de una respetable entidad los dos se sentían avergonzados. El espíritu amigo, no obstante, comprendiéndolos intensamente, inició la orientación: - Queridísimos hermanos, comprendemos que en la Tierra tenemos que enfrentar
dificultades y problemas, dolores y angustias; sin embargo, no nos faltan los momentos de alegrías y aprendizaje que significan bendiciones en el camino.
Ustedes son felices por poder compartir las tareas de una respetable Casa Espírita.
Pasaron por los cursos de conocimientos básicos y, por eso, no desconocen el proceso de obsesión.
Por no vigilar los propios sentimientos están siendo víctimas de graves adversarios
espirituales.
- Pero aún no ha pasado nada, - dijo Sergio. - Es por eso que estamos dialogando a tiempo, solicitándoles a ustedes que eviten a
toda costa dejarse influenciar.
Ambos traen compromisos serios en el área del matrimonio ¿y van a perderse por
rendirse a los instintos desequilibrados?
La unión matrimonial representa un avance para la humanidad, más allá de ser, en la
gran mayoría, el resultado de una programación realizada en la vida del infinito.
Al entregarse a la delincuencia de las fuerzas sexuales, se comprometerán mucho
espiritualmente, y ustedes conocen la Doctrina Espírita que nos esclarece bien al respecto.
Además de eso, están siendo estimulados por adversarios, que los están examinando
con el fin de alcanzar nuestra Casa Espírita.
Por eso, amigos míos, pensando en la felicidad de ustedes, atiendan a las lecciones
evangélicas; digan no al adulterio.
¡Soraya, hija mía, valore a su esposo! ¡Sergio, hijo mío, practique la fidelidad junto al ángel que el Señor le concedió en la
condición de esposa!
Si desean vencer en el camino, conviene luchar contra las malas tendencias. Cuenten
con nuestro apoyo, búsquennos a través de la oración.
Acuérdense de que todos seremos responsables por el mal que podríamos evitar y no
evitamos.
Retornen, ahora, en la certeza de que Dios está siempre con nosotros.
Por la mañana, Sergio Queiróz despertó acordándose parcialmente de la advertencia. Los adversarios no le daban treguas: examinaban sus tendencias, fascinándolo día a
día, situándolo así en un largo período de prueba.
En la semana siguiente, cuando el grupo hacía una confraternización, dejándose
vencer por la influencia de los adversarios, Soraya y Queiróz se declaran uno al otro, decidiendo, en aquél momento, huir juntos hacia la verdadera aventura; perdiéndose completamente en el camino; abandonando las tareas espíritas y comprometiéndose mucho espiritualmente.
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Y, como no fueron ni un poco cuidadosos en los comentarios, ciertas criaturas poco
caritativas los oyeron y, tras la salida de los compañeros moralmente enfermos, la noticia se expandió cual relámpago destructor.
Durante días, una onda de intriga y reclamaciones invadió la Casa, varios
departamentos presentaban problemas y la intolerancia se practicaba entre muchos dirigentes.
Los amigos espirituales, entendiendo que era el momento correcto para actuar, se
preparaban para interferir en lo posible.
Los departamentos doctrinarios tenían fallos significativos. El atendimiento fraterno, por
ejemplo, sin la presencia organizadora de Marcia Buenaventura, proseguía de manera muy deficiente. Otros cooperadores dedicados hacían lo posible para acoger, con la misma competencia, a los que llegaban por primera vez a la institución o a aquellos deseosos de una palabra amiga, seguida de la orientación espiritual.
No faltaban, no obstante, los invigilantes perturbando el servicio. Sedientos de cargo,
disputaban la organización de las entrevistas, como representantes del orgullo en una empresa del mundo. Olvidaron que los candidatos a dirigir el trabajo del bien deben, primeramente, esforzarse en gobernarse a sí mismos.
Castro comenzaba a preocuparse. Para él, el trabajo de las entrevistas era muy
importante porque representa las bienvenidas de la Casa Espírita a los que llegan, deseosos de conocer el Espiritismo o necesitados de orientación espiritual.
Todos los días recibía reclamaciones y notaba la fascinación instalada en ciertos
grupos mediúmnicos. El caso María Souza le atormentaba la conciencia, además de las perturbaciones generadas por Sergio y Soraya.
Israel igualmente recibía decenas de quejas acerca de los grupos y de los trabajadores
en desequilibrio. Sumergido en profundas reflexiones, bajo inspiración superior, decidió que se precisaban decisiones urgentes con el fin de esclarecer a los compañeros en jornada. Para eso, aplicaría un estudio exaltando, en el Centro, lo que es una Casa Espírita, sus valores, objetivos y finalidades, además de la pureza doctrinaria, así como las funciones de los trabajadores, recordando los preceptos del hombre de bien.
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ENTRE MENSAJES Y
CRÍTICAS
En el mundo de los espíritus, el trabajo de auxilio a los compañeros que estaban en el
campo de las pruebas era bastante intenso. Las entidades amigas iniciaron el proceso de divulgación de mensajes edificantes a través de la mediumnidad.
Trabajadores espirituales dedicados envolvieron de manera dulce y tierna a varios
médiums, efectuando el sublime intercambio entre las dos realidades de la vida.
Se difundieron centenas de mensajes, resaltando la necesidad de más trabajo,
discreción, celo por la doctrina espírita y tolerancia entre los cooperadores del amor.
Los médiums captaban las informaciones espirituales, cada cual con sus capacidades
medianímicas, vistiendo las ideas de los benefactores con el propio material mental, pero manteniéndose fieles al fondo de las informaciones superiores.
Todos los grupos recibieron la visita fraterna de las entidades amigas que los
estimulaban y alertaban, delicadamente respecto a la necesidad de entender la Casa Espírita como verdadero templo, donde el trabajo, la tolerancia y la fraternidad precisan ser puestos en evidencia.
A medida que los mensajes iban siendo recibidos, evaluados con rigor y divulgados, el
ambiente del Centro comenzaba a cambiar lentamente.
Sobre todo, Israel, que se dedicaba a la organización del valioso estudio doctrinario,
era envuelto por los adversarios del bien.
Aunque sus actividades dignas, respetuosas y fervorosas en los ideales espíritas le
concedían una notable protección espiritual, los adversarios de la bondad, con el objetivo de atormentarlo y detener la organización de la reunión de estudios alertadores, envolvieron a los frecuentadores invigilantes, hiriéndoles el alma de esta forma:
- Israel, no necesitamos de tanto estudio; usted ya está viejo y su método desfasado,
necesitamos capacidades nuevas. ¿Por qué no jubila sus ideas antiguas?
Ofrezca una oportunidad a los que están llegando. Su época ya pasó. Vaya, haga sus
viajes, sus charlas repetitivas y deje el cargo a aquellos que presentan mayor competencia. Durante todos estos años usted reinó en esta Casa, ahora es mejor que usted descanse.
El responsable de las actividades doctrinarias sintió latir el corazón más deprisa, pero
se mantuvo firme; pidiendo a Dios le ayudase a tolerar y esclarecer cuán importante es la continuidad de los estudios espíritas para la manutención de la Casa y de la Causa.
Entretanto, los enemigos del bien intentaban de todo, inclusive contra su propia vida, en
lo que fueron, naturalmente, impedidos por los bienhechores.
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Cierta noche, cuando las horas avanzaban para la madrugada, los espíritus del Señor
convocaron una importante asamblea, reclutando a los cooperadores encarnados de cada departamento de la Casa, incluyendo las obras asistenciales, con el objetivo de apoyarlos.
Reunidos los representantes de los trabajos de Cristo, acompañados de los tutores
espirituales responsables de las respectivas tareas, el mentor los cumplimentó de esta manera:
- ¡Queridos amigos y hermanos! En este delicado momento es necesario que nos pongamos en guardia. Los
encarnados están siendo examinados y precisan estar alerta en las tareas edificantes.
Primeramente, - continuó el mentor -, es necesario recordar que nuestra Casa Espírita
fue edificada por dedicados idealistas con el objetivo de vivir y divulgar las enseñanzas de la Doctrina Espírita, reviviendo el mensaje cristiano.
No desconocemos las dificultades, no ignoramos los problemas. Confiamos en la
protección espiritual, que brota de lo más Alto como lluvia luminosa, inspirando y amparando a todos los que trabajan con sinceridad en la siembra del Señor.
Entretanto, si somos representantes del Espiritismo, no podemos dejar de valorar la
pureza doctrinaria, colocándonos a disposición para estudiar e irradiar las verdades codificadas por Allan Kardec.
En éste grave momento, - prosiguió el orientador iluminado -, por el cual pasa nuestra
Casa, los adversarios se han valido de las imperfecciones humanas para sembrar la discordia, implantar la competición entre los cooperadores invigilantes, intrigar con la vanidad, irritar los corazones, desanimando las realizaciones cristianas. De esa forma, hermanos míos, somos todos responsables de la continuidad del emprendimiento redentor. Y, si disponemos de mayores esclarecimientos, tenemos el deber de demostrarlo más. Así, evitemos a toda costa desarrollar las intrigas destructoras, la maledicencia, las disputas, etc.
Todos somos importantes y necesarios en las funciones que abrazamos. Acordémonos
de Cristo:
"… Aquél que quisiera ser el mayor, sea el menor y el servidor de todos." Aprovecharemos éste encuentro de estudios, promovido por la dirección de la doctrina
bajo nuestra inspiración, para envolver cuanto pudiéramos a los expositores durante todo el trabajo, iluminándoles la conciencia, esclareciendo sus ideas, ayudándolos en la organización del pensamiento, con el fin de que las palabras orientadoras puedan llegar a los corazones de la manera más clara posible, haciendo que sea exaltado el compromiso con la discreción, la tolerancia, el celo por la doctrina espírita y la fraternidad entre los trabajadores y frecuentadores.
En este momento, el instructor hizo una pequeña pausa, como si estuviese
organizando las ideas, cuando uno de los cooperadores encarnados le preguntó:
- Al final, ¿por qué está siendo perseguida nuestra Casa? ¿Por qué estamos siendo
tan atacados de ésta forma? ¿Quieren, los enemigos del amor, destruir a alguien en particular?
- No, - esclareció el Espíritu amigo -, los adversarios son enemigos gratuitos de la
Casa y desean destruir la obra de Jesús en el planeta.
Entretanto, los trabajadores imprudentes cooperan para aumentar el problema, en la
medida que ofrecen brechas en el camino. Todo eso es, en cierta forma, comprensible, una vez que son compañeros en aprendizaje rumbo a la propia perfección.
Mientras tanto, los obsesores deben ser contenidos y educados amorosamente. El
Evangelio de Jesús es esencialmente educativo y es una pena que sea olvidado algunas veces; y cuando eso ocurre, los amigos encarnados entran en sintonía con los adversarios, tornándose sus representantes en la Tierra. No obstante, aquellos que permanecieran firmes, valorando por el propio ejemplo el mensaje cristiano, nos permitirán el auxilio en la
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proporción directa del trabajo en el campo del bien, contribuyendo para la modificación de los enemigos, haciendo que el equilibrio retorne naturalmente.
Del mal siempre se puede extraer el bien, y lo que se conseguirá extraer de ésta
situación son las pruebas para todos los estudiantes del Espiritismo en la gran escuela en que se convierte el Centro Espírita.
¡Por eso, amigos míos, perseveremos! Una pléyade de entidades celestes garantizará nuestra protección, desde que
practiquemos las verdades reveladas por Jesús.
Así, valoremos las buenas actitudes, estudiemos y vivamos siempre el mensaje
evangélico, evitando con eso las infiltraciones indeseadas.
Siendo la Casa Espírita un templo de trabajo y amor, es importante defenderla de la
penetración de las tinieblas en el campo de nuestro ideal.
Procuremos seguir con confianza, en la certeza de que el Señor nos bendice.
Al final de la explicación, Castro e Israel se presentaron para solicitar del benefactor,
una vez más, orientación en la continuidad de los trabajos.
El presidente de la institución se aproximó al dirigente espiritual con lágrimas en los
ojos, rogando, segundos después, éste pedido de ayuda:
- Querido amigo, venimos recibiendo tu ayuda desde hace años y, de hecho, nos
sentimos felices y honrados por la oportunidad de servicio. Entretanto, ¡mi alma está sufriendo! ¡No sé si ésta vez voy aguantar más! Mi corazón está cansado. He soportado intolerancia y desequilibrios. Por más que se hable, solicitando vivir las enseñanzas de Cristo, las criaturas permanecen reticentes, deseosas en ser el ejemplo de la irritación y de la incomprensión.
¡He hecho tanto en esta Casa! Pero, ahora, amigo, confieso estar agotado: No aguanto
más tantas reclamaciones; nuestra organización ha demostrado ser ineficaz para ejecutar las tareas más simples. Los trabajadores presentan dificultades para los trabajos de rutina. Durante años milité firme pero hoy la labor exige mucho de mí y, frente a tantos problemas, he pensado en desistir. ¡Quién sabe, puede que ya esté viejo! ¿Tal vez sea la hora de jubilarme, de ofrecer el lugar a otro, librándome de las perturbaciones?
Oiga, amigo querido, - clamó el presidente -, dígame, si puede, ¿cuál debe ser mi
El benefactor amoroso se aproximó un poco más a Castro, acogiéndolo tiernamente
junto a su pecho, hablándole de ésta manera:
- Tu postura, Castro, deberá ser siempre la del hombre de bien. Quien se dispone a seguir a Jesús debe estar consciente de los caminos pedregosos,
de la cruz que carga y, al final de la vida terrena, estar preparado para el sublime sacrificio del Gólgota.
Cristo tampoco estuvo libre de la "hora de las tinieblas" a que se refiere el Evangelio,
enseñándonos que es preciso soportarla para que la obra no se pierda. Los adversarios son igualmente nuestros hermanos en humanidad, permaneciendo, simplemente, engañados en cuanto al camino de las verdades eternas.
¡Compréndelos tanto como puedas! Son almas sufrientes, guardan angustias y dramas
terribles, quieren liberarse de los errores, mas no tienen coraje. Traen la conciencia profundamente comprometida ante las leyes universales y tendrán que enfrentar la inexorable ley de la reparación.
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Y si quieres saber, tú mismo ya fuiste parte de las "huestes infernales" ¿Quién de
nosotros, peregrinando por los caminos de la ignorancia, no contribuimos para impedir el progreso?
Ahora, que ya caminamos un poco más, es menester comprender a aquellos que están
en la oscuridad, haciendo nuestra parte para retribuir a la ley divina la misma misericordia de que un día disfrutamos.
Para alcanzar el Edén de la felicidad plena, es preciso sabernos comprender y tolerar,
ayudándonos mutuamente. El obsesor de hoy será el trabajador del mañana y, en un futuro que depende de cada uno de nosotros, el ángel, mensajero del Señor. Todos formamos parte del rebaño de Jesús y ningún alma deberá perderse.
Tú, amigo mío, te estás dirigiendo para el sublime sacrificio del Calvario, y las tinieblas,
naturalmente, te están probando. ¿Fracasará ahora? ¿Renunciarás al trabajo? ¿Harás como Simón Pedro? ¿Negarás a Jesús en el momento más importante? ¿Abandonarás a los hermanos en jornada a la propia suerte? ¿Para dónde fue tu ideal? Deja que te traspasen los clavos de la maledicencia y soporta las injurias, las maldades, pues estos sufrimientos morales aún son necesarios para tu crecimiento espiritual. Muchos de los excursionistas en aprendizaje por la Tierra, pasan por pruebas semejantes debido a necesidades evolutivas y no alcanzaron, aún, la capacidad de sufrir y vivir por la felicidad del otro, apagándose completamente. Si crees haber hecho mucho por ésta Casa, de hecho no entendiste el idealismo espírita. Si presentas fatiga, busca el agua viva del Evangelio, refrescándote en el oasis de las enseñanzas de Jesús, frente al desierto de tus sufrimientos. Ya vencimos muchos problemas juntos, nunca te negamos amparo; ahora, cuando precisamos contar con tu colaboración, en un momento extremo en que la lucidez y el ejemplo cristiano precisan caminar unidos ¿piensas en desistir? Recuerda: Nadie alcanza ascensión espiritual, sin vencerse a sí mismo y sin dar la vida por el semejante.
Bien sabemos de tus limitaciones, mas te solicitamos, ya que eres el representante de
ésta Casa en el ambiente físico, la comprensión de los hermanos en desequilibrio como nosotros los comprendemos.
Tu presencia diligente, prosiguiendo en el ideal de los fundadores de este núcleo, nos
ha posibilitado la continuidad de la obra. Por eso, soporta con coraje y ofrece tu trabajo como sacrificio útil a aquellos que, como todos nosotros, están necesitados de una Casa bien organizada en el campo administrativo y, sobre todo, en el campo doctrinario y asistencial, manteniendo encendida, a toda costa, la luz de la verdad, haciendo triunfar en este Templo y en los corazones humanos la llama del Evangelio.
Acuérdate de todas las criaturas atendidas por éste Centro: las gestantes carentes, los
caminantes, las entrevistas, los diálogos, las vibraciones, etc. Una enorme gama de almas encarnadas y desencarnadas recibiendo el concurso cariñoso de Cristo, a través de las criaturas de buena voluntad. Por toda esa actividad, precisamos continuar trabajando sin desánimo y tú, así como todos nosotros, encarnados y desencarnados, formamos parte de todo éste engranaje movido por la misericordia divina.
No desconocemos los peligros que corremos, sabemos que eres portador del libre
albedrío. Si abandonaras tus realizaciones ahora, hablaremos como los espíritus de lo Más Alto dijeron a Kardec:
"… Si desistieras de la jornada, otro te sustituirá, pues los designios de Dios no reposan
en la cabeza de un único hombre."
Pero esto, para ti, será la piedra del coronamiento moral del trabajo, hecho por la
satisfacción de vencer en la lucha con honestidad y dignidad; con las armas del Evangelio redentor, el cual apunta hacia la tolerancia, la comprensión, la educación, la no violencia y siempre la fraternidad.
Acuérdate de los días difíciles por los cuales pasaron los fundadores de éste hospital-
escuela; de las horas ofrecidas a favor de la obra; de las renuncias al ocio; de las persecuciones espirituales que sufrieron; de los innumerables testimonios; de los trabajos
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en la vanguardia mostrando a los hermanos menores el camino de salvación… Ellos también tuvieron el alma herida, fueron víctimas de la maledicencia y tú sabes cuál es la posición espiritual ocupada por ellos hoy. Además, - continuó el portavoz de la beneficencia -, nosotros te alertaremos respecto a que ésta no es una invasión común; igualmente prevenimos sobre los sufrimientos por los cuales deberías pasar. Por tanto, hermano mío, oye la voz que viene de lo Alto, solicitándonos a todos el sacrificio íntimo en beneficio del semejante; continúa confiando en la certeza de que, cuando vuelvas a nuestra esfera, tendrás la conciencia tranquila por un trabajo bien cumplido.
Continuaremos a tu lado inspirándote ideas correctas para que no te falte la palabra
consoladora y esclarecedora. Acuérdate, con todo, que los adversarios del bien sólo se infiltran en nuestra Casa cuando encuentran brechas en los trabajadores encarnados invigilantes, observando las dificultades humanas y que, para vencer este proceso, bastará sintonizar con esferas mayores.
Comprendemos la complejidad del caso, sabemos que tu corazón, a veces, es herido
por las incomprensiones, pero recuerda: cuanto mayor es el sacrificio, mayores son los méritos. Ante esto, levanta la frente, confía en Dios, sé un hombre de bien y continúa luchando por la caridad de manera intrépida, pues todo pasa y sólo el bien permanece.
Para vencer en ésta lucha, será preciso esclarecer a los encarnados acerca de la
responsabilidad del trabajo en la siembra espírita, de la importancia de sintonías superiores y evitar esparcir el virus perverso y destructivo de las intrigas, previniendo, con la vivencia del Evangelio, las terribles infiltraciones.
Castro lloraba sensibilizado. Aquellas palabras firmes y cariñosas, lo despertaron para
la tarea, llenándolo de ánimo y confianza. Consideró que la función desempeñada por él era necesaria.
Y, reconociéndose como pequeño siervo, administrando un tesoro que pertenece a
Jesús, dejó de lado la autopiedad y se decidió a continuar caminando confiante en la providencia divina.
- Israel, amigo mío, - dijo la entidad abrazando al respectivo trabajador -, ¿cómo estás
enfrentando estas dificultades?
El representante de las actividades doctrinarias, emocionado y melancólico, respondió: - Buen amigo, bien sabemos de tu dedicación y cuánto nos has soportado; bien
sabemos cómo nos han salvado tus inspiraciones de los envolvimientos y ataques de las sombras. Los mensajes espirituales enviados desde éste plano nos han consolado, aumentando nuestra confianza y permitiéndonos continuar la tarea amparados por tu presencia, organizando a la pléyade de espíritus trabajadores del Señor.
Con todo, ésta vez nuestro corazón está un poco más carente de ayuda y nuestras
almas, de hecho, pierden un poco el equilibrio. Viendo cómo nuestra Casa, que fue edificada con tanto cariño y dedicación está siendo invadida por las tinieblas, quedamos conturbados. También confieso que, delante de tantos problemas, no sé, a veces, cómo actuar.
Vinimos a buscar, junto a tu corazón generoso, el amparo que nos permitirá proseguir
un poco más animados.
Las olas de modismos instaladas en nuestra Casa me vienen causando tormentos
profundos; estoy preocupado pensando que, si no tenemos cuidado con la pureza doctrinaria, nos podremos perder en las olas de novedades que surgen en todo momento.
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He aquí que te solicitamos la caridad de orientarnos, con el fin de que, apoyados en tus
palabras, podamos proseguir fortalecidos.
- Israel, - dijo el benefactor -, no te dejes abatir por éste momento, pues el plan de los
adversarios es exactamente ese: desestimular a los responsables, cansarlos a través de los problemas, irritarlos, para después, cuando salen de la sintonía superior, alcanzada por el trabajo alegre, por la claridad de los propósitos y por la caridad pura, apartarlos de las tareas definitivamente.
Si el desánimo te visita, serás puerta abierta a los perseguidores. Continúa cuidando de
nuestra obra, Israel. Es preciso permanecer firmes en la pureza doctrinaria, caminando, cuanto sea posible, para que las orientaciones kerdecianas no se pierdan en el camino. Entretanto, si el celo doctrinario es importante, debemos evitar, a toda costa, la intolerancia, los juzgamientos precipitados, limitándonos a dar demostraciones seguras de las orientaciones Kardecianas.
Ante los modismos que se agitan, cuales olas destructivas, es preciso que nos
revistamos de íntima paciencia, acompañada de autoridad moral en el campo de las orientaciones. Evita, - continuó el orientador -, por encima de cualquier cosa, las irritaciones, los conflictos prevenientes de estos procesos, con el fin de que la obra pueda sobrevivir. La pureza doctrinaria no debe ser encarada como una herramienta productora de la discordia; es, ante todo, capacidad normativa, reguladora de las tareas que se desarrollan en nombre de la Doctrina Espírita, conjunto de principios, santo además para ser alterado por mentes invigilantes y distantes de los estudios doctrinarios seguros.
Las enseñanzas de Allan Kardec son para nosotros, el agua viva que mata la sed de
los conocimientos filosóficos, científicos y religiosos acerca de las cuestiones fundamentales de la existencia humana y que nos conducen hacia la transformación moral.
Frente a esto, si se levantaran algunos grupos amenazando con el abandono de la
Casa, no temas. En cierta forma, es probable que eso ocurra, pues muchos trabajadores habrán de dejarse dominar por las mentes perversas de los subalternos de Julio César.
Así, procura actuar con fraternidad, simplicidad y firmeza en la defensa de nuestra
Doctrina, tolerando y evitando, cuanto sea posible, que estas modas se instalen entre nosotros. Recuerda: tú eres el representante del aspecto doctrinario en nuestra Casa; es natural que esperemos de ti raciocinio claro desprovisto de personalismo, libre del sentimiento orgulloso que impone opiniones sin bases fundamentales, o que interpreta las orientaciones de Kardec para defender puntos de vista personales, mirando a la manipulación de los hechos o acontecimientos en su propio beneficio. La verdad debe permanecer siempre. La Doctrina Espírita, representando el corazón de la Institución, debe palpitar libre de cualquier impedimento, conduciendo a las almas a la libertad a través de las realidades eternas. Por eso, es justo que esperemos de tí firmeza y no intransigencia; lucidez y no fanatismo; tacto fraterno y no autoritarismo; estudio y no acomodación; firmeza de las intenciones y no anarquía doctrinaria, defendiendo con el propio ejemplo los principios sagrados de la tercera revelación.
En ésta tarea, no temas la reacción de los trabajadores, pues estamos contigo.
Igualmente te prevenimos con respecto a los perseguidores espirituales y de los tormentos por los que habrás de pasar, testimoniando el Evangelio.
Las orientaciones que fraternalmente pasamos para Castro, igualmente te sirven.
Líbrate rápidamente del desánimo que te ronda, con el fin de que los adversarios de la bondad no encuentren en ti canal para la actuación inferior. Ocupa la mente, trabaja con coraje en el material referente a la reunión de los estudios, esclareciendo con bondad a los necesitados.
Continuamos confiando a ti la tarea de conducir el departamento doctrinario; por eso,
prepárate, también, para la sublime prueba del Calvario, suportando a los agresores que te hacen recorrer una Vía Sacra de insultos, teniendo la certeza de que Dios está con nosotros.
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Acuérdate, Israel, - prosiguió el mentor -, pureza doctrinaria y tolerancia siempre.
Aunque no seas comprendido por todos, prosigue fervoroso y actúa con los pensamientos puestos en Jesús y Kardec. Sigue adelante, en la certeza de que te estaremos sustentando.
María Souza, - continuó el coordinador del bien -, está promoviendo un pequeño
movimiento que, en breve, habrá de multiplicarse considerablemente bajo las orientaciones de las tinieblas. No obstante, limítate a comprender las mentes enfermas y a esclarecerlas de manera respetuosa y basada profundamente en Kardec.
Estaremos contigo todo el tiempo que dediques al trabajo espírita; por eso cuenta con
nosotros, porque depositamos nuestras esperanzas en tus propósitos siempre firmes en levantar la bandera, donde quiera que sea, de la pureza doctrinaria.
Terminada la orientación, el mentor abrazó cariñosamente a los representantes directos
del Centro Espírita; a continuación, hizo una oración fervorosa que los llevó a las lágrimas, al mismo tiempo que fortalecían los sentimientos en Jesús y se renovaban fluídica y mentalmente para la continuidad de la tarea.
Cuando despertaron en el cuerpo, se sentían, de hecho, renovados. Aunque no
guardasen en la memoria física las informaciones detalladas, traían el corazón repleto de coraje y deseo de continuar sirviendo.
El equipo espiritual, no obstante, trabajaba sin descanso. Los mensajes espirituales
continuaban transmitiéndose con intensidad. Redactores espirituales, comprometidos con el ideal, interpretaban los pensamientos de las entidades sublimes tutoras de aquella Casa, retransmitiendo posteriormente, a los médiums en sintonía con los planos superiores, palabras que incentivaban al trabajo en las que se solicitaban vigilancia, oración, reforma íntima, tolerancia y discreción en las actividades espíritas, con el fin de ayudarlos a vencer, gracias a la renovación mental, las influencias negativas.
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FASCINACIÓN
Mientras tanto, María Souza, la médium "curadora", ya había organizado un
considerable movimiento. Llamando a compañeros para una conversación íntima, con el objetivo de convencerlos sobre sus propósitos. Los adversarios se le mostraban en sueños con propuestas extravagantes: le prometían distinción, publicidad, aparición en los medios de comunicación y le garantizaban verdaderos prodigios con sus "facultades curativas". Una vez recibidas estas orientaciones falsas, del plano espiritual inferior, pero tomadas como verídicas por la propia médium, ella pasaba ahora a planear cómo se concretaban las "orientaciones" recibidas.
En una pequeña reunión, llevada a cabo en la residencia de uno de los compañeros
igualmente fascinados, trazaron directrices, oyeron a los "mentores" a través de la psicofonía y decidieron conversar con los responsables del Centro, a fin de convencerles para que autorizasen las actividades quirúrgico-mediúmnicas de María Souza.
Castro e Israel, informados más tarde, aceptaron la invitación, dedicando toda la
atención y fraternidad posibles.
El día señalado, acudieron los responsables de la Casa, la médium "curadora" y un
pequeño grupo, representando las cerca de treinta personas partícipes de las ideas de la intérprete fanática.
Minutos antes del inicio de la conversación, Elvira, la sustituta eventual de Julio César,
se presentó envolviendo de manera intensa la mente de la medianera.
Castro sugirió que se hiciera una oración antes del inicio de las actividades, con el fin
de buscar comunión con los benefactores de la vida mayor. Cuando el respetable presidente pronunció las primeras palabras, llenas de emoción sincera, he aquí que el mentor de la Institución se presentó colocándose al lado de los representantes de la Casa, dando así una demostración amorosa de la promesa que les hizo sobre el concurso superior. El benefactor, acompañado de abnegados trabajadores espirituales, se hicieron visibles para las entidades infelices, demostrándoles que la actuación inferior estaba dentro de ciertos límites.
Cuando Elvira vio a los espíritus superiores, mirándola gravemente, y viendo una
pequeña parcela de sus capacidades espirituales, representadas por la intensa luz que partía de ellos, pensó en desistir; pero acordándose de las amenazas de Julio César, anuló instantáneamente, los propósitos de frustrar la misión y se puso junto a la médium, prosiguiendo así con el plan destructor.
Los responsables del Centro dieron, respetuosamente, el turno de la palabra a María
Souza quien inició la conversación de ésta forma:
- Estoy aquí para hacer algunas solicitudes. Ustedes no desconocen mi producción
mediúmnica y las orientaciones de mis mentores sobre la utilización de mis facultades. Según afirman mis guías, yo tengo una gran misión que ejecutar en éste Centro y pido que ustedes me permitan trabajar en ésta Casa con la cirugía espiritual. Ya estamos organizándonos y creemos que quedaríamos bien instalados en la sala "Allan Kardec". Es un espacio adecuado y según informaciones de mis superiores, más adelante recibiré mensajes y recetas del propio codificador.
- Ya tenemos compañeros dispuestos, inclusive financieramente, para hacer
anuncios en revistas concertados a respecto de los grandiosos trabajos que se van a iniciar en éste Centro. Nuestra Institución crecerá considerablemente bajo las orientaciones de estos nuevos mentores. Piensen en el público, en la cantidad de personas beneficiadas, en las grandes campañas promovidas por nosotros. En poco
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tiempo, según afirman mis tutores espirituales, estaremos en la televisión y ahí, ya puedo ver: investigadores americanos, alemanes, rusos etc., deseando estudiar mis facultades, además del reconocimiento público y títulos de ciudadana de esta o aquella ciudad. Claro está que, todo eso, personalmente, lo reverteré para la Doctrina Espírita y edificaremos hospitales, guarderías y orfanatos.
Castro interrumpió respetuosamente la palabra de la médium alucinada y comentó con
- Hermana mía, entendemos sus propósitos y creemos que esté deseosa de contribuir
con la obra del bien; pero, deseamos ofrecerle un tiempo mayor de experiencia de la mediumnidad, a fin de que pueda estructurarse en el campo doctrinario, conocer mejor su facultad y analizar los fenómenos con rigor. De forma que, antes de pensar en el gran público, ¿qué tal si, durante algún tiempo, de forma reservada con algunos enfermos y bajo la segura orientación doctrinaria, nos dedicásemos a catalogar las enfermedades, comprobar si la acción fluídica produce realmente efecto y también dialogar serenamente con sus guías, para verificar sus orientaciones? De esta forma - continuó el presidente -, usted tendrá la oportunidad de, a lo largo tiempo, formarse en un trabajo discreto y sin pretensión.
En ese momento, Elvira envolvió a la médium, haciéndola responder de esta manera: - ¿Pero qué es eso? Usted tiene miedo de que yo sea considerada más importante que
su persona. ¿No sabe que traigo grandes compromisos para realizar y que ésta Casa podrá ser ampliada como nunca imaginamos antes?
Israel, en un deseo verdadero de orientar, no se contuvo e interrumpió a la expositora
vanidosa con estas lúcidas orientaciones:
- Amiga mía, parece que usted está más interesada en la notoriedad que en la propia
Doctrina Espírita, cuya finalidad es promover la transformación moral de las criaturas humanas. El objetivo principal del Espiritismo no es curar cuerpos y sí almas. Podremos, ciertamente, aprovechar los recursos fluídicos que Dios nos concede, en beneficio de los enfermos, y no le faltará oportunidad para eso. Tendrá toda nuestra atención y dedicación, sin embargo, pensamos que será mejor formar un poco más sus capacidades medianímicas por medio del estudio doctrinario y del ejercicio paciente y discreto a lo largo de los años.
Usted desconoce los inconvenientes de la fama, cómo pueden envolver los adversarios
espirituales a aquellos que se destacan y, si no estuviera preparada para soportarlos, podrá ser su caída. ¿Por qué no se forma primero, trabajando anónima y discretamente algunos años? No le estamos negando la oportunidad de servicio en ésta área, sino que la estamos alertándole en cuanto a la responsabilidad y a la necesidad de averiguar hasta dónde sus capacidades magnéticas pueden beneficiar a las personas. Y sin contar,- continuó Israel inspirado -, que usted podría ser acusada de practicar ilegalmente la medicina al desear cortar cuerpos. ¿Ya pensó en eso?
Así, trabajando discretamente, podrá ver sus potencialidades y granjear, con el trabajo
verdadero y cristiano, la simpatía de los buenos espíritus.
Acuérdese de que los médiums respetables de nuestro movimiento, y que hoy se
destacan por los trabajos de verdadera beneficencia, trabajaron en silencio durante años, permaneciendo en el anonimato hasta que estuvieron maduros para asumir tareas mayores.
La fama, hermana mía, ha apartado a muchas almas del camino recto. Usted
desconoce los inconvenientes que la notoriedad trae. Guarda la idea de que ser médium es sinónimo de privilegios espirituales. La mediumnidad bien equilibrada exige estudio asiduo y actuación sin pretensión. En verdad, cuando el médium dispone de tareas mayores, igualmente debe demostrar en la misma proporción las informaciones que recibe, aplicándolas primeramente a sí mismo. De esta manera, antes de alcanzar la búsqueda frenética de la fama, valiéndose de un recurso sagrado como es la mediumnidad, trabaje
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interiormente, a fin de que sus sentimientos sublimados la hagan merecedora de una asistencia espiritual superior y comprendiendo que, en el campo mediúmnico, discreción y humildad son cualidades esenciales para el éxito de la tarea. Y, además de eso, - prosiguió Israel de manera calma y fraterna -, no estamos interesados en ampliar nuestra Casa, y tampoco deseamos que nuestro Centro se llene de personas que sólo buscan fenómenos. Tenemos la simple pretensión de hacer vibrar entre las paredes de ésta Institución las enseñanzas de Jesús y Kardec.
Para nosotros, lo más importante es recibir fraternalmente a los que nos buscan,
socorrerlos cuanto sea posible y ofrecer conocimiento doctrinario, despertando a las criaturas para la transformación moral; el resto es consecuencia de éste proceso bien realizado. Así, nos preocupamos con los males morales de las criaturas, ofreciendo condiciones de que, con la ayuda del Espiritismo, se procese en cada uno de nosotros una auto-cura bajo las bendiciones de Jesús.
Nosotros aún le invitamos a continuar ejercitando sus capacidades espirituales a lo
largo de los años, y nos comprometemos a acompañarla, orientándola, como hacemos con todos los médiums.
Continúe trabajando pacientemente en las reuniones de fluidoterapia, haciendo con
sencillez de intención lo que esté a su alcance y beneficie a las criaturas con sus mejores sentimientos.
María Souza, admirada, preguntó: - ¿Debo entender éstas palabras como una negación a mis pedidos? - Debe considerarlas, - dijo Israel afectuosamente -, como incentivo para un dedicado
período de trabajo en beneficio del prójimo, a fin de que sus facultades se puedan perfeccionar por el ejercicio discreto y anónimo.
Si acepta la propuesta de Castro, tendremos una gran alegría en organizar un pequeño
grupo que le permita, durante algún tiempo, el ejercicio de sus capacidades curativas, a fin de que examinemos sus condiciones magnéticas, analizando las orientaciones de los espíritus que le asisten, oyendo respetuosamente cuáles son las orientaciones que desean para el trabajo con la mediumnidad.
- ¿Qué? - Replicó María Souza espantada -. ¿Usted cree que yo voy a perder el tiempo
con un grupo pequeño? Ya estoy dispuesta para el trabajo, mis guías me prepararon muy bien. Un espíritu médico, de nombre Dr. Julio César, se ofreció a conducirme por caminos rectos. Él ya me avisó de las dificultades.
Además, cualquier Casa Espírita adoraría contar con alguien con mis capacidades
espirituales; sé que me recibirían con los brazos abiertos.
Usted está desperdiciando una extraordinaria oportunidad.
En ése momento, Elvira envolvió a la médium con más intensidad, mientras los
benefactores espirituales irradiaban sobre los presentes del Centro lucidez y buen sentido.
María Souza, casi fuera de sí, continuaba argumentando: - Si no puedo trabajar a mi manera, entonces me retiro de ésta Casa y me llevaré
conmigo a muchas personas.
- Hermana mía, - consideró Castro -, no deseamos su ausencia; la Casa precisa de
todos nosotros, no nos tenga en la lista de sus enemigos. Es nuestro deber, como responsables de éste Centro, velar por la pureza de nuestra Doctrina y el Espiritismo posee objetivos bien definidos. Lo que usted nos está proponiendo es práctica ilegal de la medicina; aceptar sus propósitos es infringir las leyes humanas.
Procure reflexionar en la hipótesis de estar envuelta por adversarios espirituales, con el
fin de apartarla de éste núcleo de amor.
E imprimiendo en las palabras comprensión y ternura, prosiguió:
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- Continúe con nosotros, todos deseamos trabajar y no deseamos títulos. Y si usted
tiene realmente una gran tarea a desempeñar, ella aparecerá de forma natural.
- Era sólo lo que faltaba, - interrumpió la médium -, ahora mis protectores son
obsesores. Qué original, ¿no cree?
Muy bien, mi decisión está tomada: Voy a retirarme de ésta Casa hoy mismo.
Espiritualmente, Elvira se reía maravillada. Los amigos espirituales, mientras tanto,
procuraban emanar corrientes de fluidos amorosos junto a Castro e Israel, al mismo tiempo que los protegían de los enemigos del bien.
Levantándose, María Souza salió de la sala con pasos firmes sin despedirse de los
respetables trabajadores encarnados, sintiéndose íntimamente insultada. Los acompañantes de la médium fanática también se retiraron dejándolos solos.
Los nobles trabajadores, reflexivos y con la conciencia tranquila, conversaban entre sí: - Israel, - dijo Castro -, es una pena que eso haya ocurrido. - No se preocupe, amigo mío, sin duda hicimos lo mejor. Eso me hace pensar que nuestra Casa está pasando por pruebas. Varios compañeros
de trabajo atraviesan momentos difíciles, entre ellos Marcia Buenaventura, nuestra coordinadora del atendimiento fraterno. A propósito, - continuó el responsable del área doctrinaria -, estaba pensando en hacer una visita a nuestra hermana con el deseo de llevarle nuestro apoyo. Según me informaron, parece que el marido le ha prohibido continuar sus tareas porque dicen que él se entregó a una secta fanática.
- Sin duda, - respondió Castro -, la visitaremos el en momento oportuno.
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EN EL AUGE DE LA
En la casa de los Buenaventura, Gonzálves y Daniel, los propuestos por las tinieblas
para aquél caso, dominaban el ambiente espiritual. La puerta de entrada era el Sr. Buenaventura, que les atendía con facilidad las ondas de pensamientos y sentimientos inferiores.
La responsable del atendimiento fraterno padecía muchas dificultades. Bajo la actuación de las tinieblas, el marido ya había hecho grandes donaciones para la
secta lunática, esperando que Dios le restituyera el doble de lo entregado.
La trabajadora sufría por la falta de recursos para atender las necesidades básicas de
la casa. Marcia demostraba gran evidencia de paciencia y fe, soportando con coraje los desequilibrios del esposo fanatizado.
Cierta noche, cuando los ataques de los adversarios estaban en su auge y el Sr.
Buenaventura hacía su predicación falsa y absurda, Marcia se recogió para dormir. Tras oración fervorosa, cuando las emociones la condujeron a las lágrimas, se sintió envuelta en dulces fluidos y, bajo la acción magnética de los espíritus amigos, se durmió tranquila.
Desdoblada del cuerpo en el mundo espiritual, se le apareció el mentor responsable del
Centro donde ella trabajaba con dedicación y le dirigió estas cariñosas palabras:
- ¡Marcia, hermana mía! ¡Jesús te bendiga en las pruebas! Viendo al benefactor resplandeciente, la trabajadora desdoblada se lanzó de rodillas,
rogando seguidamente:
- ¡Alabado sea éste momento! Señor, no lo conozco pero con todo mi corazón le identifico como un mensajero de Dios
atendiendo a mis rogativas.
Escuche, por misericordia, mis súplicas y ayúdeme a soportar mis problemas. No sé lo que ocurrió conmigo ni el por qué de tanto sufrimiento. Me quitaron lo que
poseía de más sagrado en la vida; nada me tortura más que la prohibición de ejecutar las tareas espíritas por parte de mi esposo.
¿Dónde erré yo? ¿Estaré siendo castigada? Buen amigo, ya que Dios me concedió la misericordia de su visita, comprenda a mi
corazón herido, disculpe mi desespero y dígame: ¿Qué ocurrió?
- Marcia, hija mía, - dijo el mentor aproximándose y acariciándole delicadamente los
cabellos negros -, Dios no te permitiría sufrir si no lo juzgase útil para tu propio adelantamiento espiritual.
Tu marido está, de hecho, bajo poderosa obsesión. Estos adversarios, en realidad,
desearían desequilibrarte con el objetivo de desestructurar el departamento de atendimiento fraterno. No encontrando brechas en ti, envolvieron a tu esposo invigilante, anhelando alcanzarte por orden de lista. Con todo, si el Señor de la Vida les permite actuar así, es porque la Tierra, un mundo de pruebas y expiaciones, proporciona a los que reencarnan aquí, experiencias y circunstancias que soportar, lo que harán brotar, en aquellos en proceso de aprendizaje, pruebas o expiaciones y ciertas virtudes en el campo de la comprensión humana.
Mira a tu esposo como a un enfermo mental necesitado de nuestra piedad.
Desgraciadamente es así como él terminará, en breve tiempo. Los enemigos del bien
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encontraron tanta afinidad con él que su mente comienza a sufrir verdadero proceso de desequilibrio. ¡Tendrás que ser fuerte!
No estarías unida a él si no tuvierais grandes obligaciones. A propósito, según nos
dicen los espíritus simpáticos que te asisten, tú firmaste un compromiso, aquí en el mundo espiritual, para intentar conducirlo por el buen camino, espiritualizándolo un poco más y hemos acompañado tus esfuerzos.
Incluso delante de tantas dificultades, sigue confiada y tolera, cuanto sea posible, las
alucinaciones de tu esposo. La ganancia material es la que va a hacer que él se pierda completamente en el camino.
En cuanto a ti, más tarde estarás de vuelta a las actividades del Centro, pues éste
proceso está llegando a su fin. Venimos a traer nuestra promesa de que no estarás desamparada. Si soportas resignadamente a tu esposo, haciendo lo que esté a tu alcance para conducirlo al camino del bien, te aseguramos que no te faltará lo básico para que puedas continuar tu caminata. En cuanto a él, si no sabe beneficiarse de tu convivencia, en el mundo espiritual le quedará el pesar de descubrir que tenía un instructor espiritual encarnado para conducirlo al cielo de las bienaventuranzas, pero que no supo aprovechar, desperdiciando la oportunidad por orgullo, machismo y ambición. Tendrá que prepararse a fin de retornar al planeta y recomenzar, sin contar ésta vez, con un guía cariñoso.
En breve, recibirás la visita de Castro e Israel. Ellos, representando la caridad, habrán
de socorrerte en lo que sea necesario.
Sigue con coraje y confiada, en la certeza de que éste sacrificio de ahora, te impulsará
a planos espirituales superiores. Todo sacrificio útil, en beneficio de alguien, es merecedor de recompensas y el Señor no te faltará.
Marcia, sintiéndose consolada, abrazó por largo tiempo al mentor de la Institución y lo
acompañó a esferas mayores para la ejecución de tareas superiores.
Mientras esa conversación ocurría en un clima sublime, en el plano espiritual inferior,
Daniel y Gonzálves envolvían a Buenaventura en proyectos infelices:
- Buenaventura, - dijo el camarada inmediato a Julio César -, continúe donando sus
recursos financieros a los ministros de Dios; permanezca impidiendo, a toda costa, que su esposa trabaje en el terrible Centro Espírita, a fin de que usted alcance gracias y glorias junto a la providencia divina. Dios quiere ver hasta dónde llega su coraje. Después, cuando usted haya donado todo, verá la recompensa.
El obsesado estaba agotado espiritualmente, se sentía fatigado ya que las entidades
inferiores le perturbaban profundamente el intelecto. Todas las noches, en desdoblamiento, recibía la visita de los adversarios que lo contaminaban con sus ideas falsas. En vigilia, lo hacían caer en el ridículo, levantándolo, donde quiera que estuviese, a "orar", en voz alta. Los amigos se apartaron y, al poco tiempo, los parientes lo abandonaron a su propia suerte.
Y porque no pensaba en otra cosa sino en hacerse rico con las bendiciones de Dios,
los adversarios tenían pleno acceso a él consiguiendo, en cierta forma, perturbar el trabajo de Marcia Buenaventura en la institución espírita.
Delante de éste proceso obsesivo, Buenaventura comenzaba a tener pequeños lapsos
de memoria, comprometiéndole la actuación en la fábrica, donde trabajaba como operario. Día tras día, Buenaventura caía en el desvarío bajo la actuación de los enemigos de la verdad. Constantemente promovía discursos fanáticos con el fin de atraer prosélitos para
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la secta a la que pertenecía. Además de eso, prohibía terminantemente a su compañera que participase en los trabajos espíritas.
Pese a todo, Marcia Buenaventura continuaba firme en los sinsabores, tolerando y
soportando al marido perturbado.
En la fábrica en que el esposo trabajaba, los colegas ya no conseguían tolerarlo, por
los discursos insistentes en torno a la "religión" con el deseo de convertirlos. Esas actitudes promovían debates acalorados, discusiones improductivas y muchas veces peleas innecesarias.
La situación de Buenaventura se complicó demasiado, hasta el punto de ser despedido
del empleo por su postura perturbadora y poco delicada; además de haber decaído terriblemente en la producción profesional.
Ahora, desempleado, de vuelta al hogar, dio la noticia, estremeciendo sensiblemente a
la esposa dedicada que, aunque confiaba en la Providencia Divina, no consiguió librarse de las angustias y dificultades emocionales naturales de éste proceso. Entretanto, deseando extraer el bien del mal, Marcia pensó que la suma en dinero referente a la rescisión del contrato y con los beneficios laboristas, podría aliviar las despensas atrasadas y conseguirían mantenerse hasta que el esposo encontrase un nuevo empleo.
Pero Buenaventura, una vez recibida la gran cantidad de dinero con que la empresa le
indemnizó, decidió hacer donación de sus últimos recursos a la secta "religiosa".
Marcia, casi se desmayó, y supo que no adelantaría nada conversando con el esposo.
Era visible su desequilibrio. ¡Ya estaban prácticamente perdidos!
En ese período, Daniel, dirigiéndose a Gonzálves, le dijo: - Creo que nuestra misión se ha cumplido. Marcia está arruinada y no podrá retomar
más las tareas del Centro; obligatoriamente precisará encontrar un empleo a fin de suplir las necesidades básicas de la casa.
Debemos volver a la Institución para dar las buenas noticias a nuestro jefe y recoger las
felicitaciones por nuestro excelente trabajo.
De retorno al Centro Espírita, los adversarios fueron recibidos por Elvira, que los puso
al corriente de los acontecimientos. ¡Todos ellos lo celebraron!
La Casa, de hecho, pasaba por graves tumultos. La salida de María Souza, llevándose
consigo cerca de treinta personas, generó muchos comentarios.
A pesar de todo, los dirigentes permanecían reflexivos, orando y trabajando con
admirable discreción; controlando los focos de comentarios improductivos con notable autoridad moral.
Durante ésta agitación, Israel desarrollo un seminario respecto a la Casa Espírita, su
fundamento, trabajo y trabajadores, tal como había sido sugerido e incentivado por los amigos espirituales.
En las vísperas de la necesaria presentación, los benefactores espirituales enviaron
mensajes estimulantes, enfocando temas importantes acerca del trabajo en el Centro Espírita, administrando un interesante material a Israel que pudo aprovecharlo en el estudio programado.
En el transcurrir de la charla, los buenos espíritus envolvieron a todos los presentes en
fuertes vibraciones, ayudándolos a comprender las lecciones.
Terminada la exposición, el saldo fue muy positivo; los participantes se retiraron
pensativos y alertados.
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Eso generó una modificación en el ánimo de muchos que promovió una relativa calma
a lo largo de los días y dificultó un poco más el trabajo de los adversarios.
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REACCIÓN DE LAS
TINIEBLAS
Ante los nuevos acontecimientos, Daniel y Gonzálves se preocuparon porque sentían
que el trabajo estaba amenazado.
Daniel preguntó a Elvira: - ¿Qué pasó, por qué ésta paz? - No se preocupe, - respondió la servidora de las sombras -, todo es momentáneo. - ¿Momentáneo? La Casa está prácticamente vacía, muchos de los nuestros han sido
arrebatados por los emisarios de la luz.
- Es verdad, eso siempre ocurre; por eso Julio César regresó a nuestra ciudad para
reclutar un mayor número de camaradas para la batalla final.
Por nuestra parte sólo nos cabe aguardar. Nosotros armamos la bomba y nuestro
maestro es quien va a detonarla.
Era la reacción de los encarnados, movilizándose para neutralizar las consecuencias
de las infiltraciones.
Mientras tanto, en la ciudad de las tinieblas, Julio César procuraba convocar una
cantidad mayor de servidores a fin de continuar el proceso de infiltración. Entretanto, encontró la ciudad prácticamente vacía. Centenas de adversarios espirituales habían abandonado el ideal del jefe de las tinieblas, liberándose gracias al trabajo de los amigos espirituales. De forma enloquecida comenzó a gritar, exigiendo que sus comparsas apareciesen para asumir las tareas.
- ¡Camaradas! ¡Camaradas! ¡El responsable de ésta ciudad es quien os convoca! ¡Aparezcan! ¡Ahora! ¡Coraje,
estamos casi consiguiéndolo!
¡Precisamos fortalecernos para vencer en esta batalla! ¡La maldita Casa Espírita está
casi destruida! La intriga recorre los corredores cual serpiente venenosa y destructiva; la maledicencia sigue relampagueante; la discordia se propaga en casi todos los departamentos del Centro, estamos en los últimos días. Acuérdense: habrá ascenso para aquellos que se pongan a disposición de nuestro movimiento. Tenemos compromisos con nuestros superiores y ellos pedirán cuentas de nuestro trabajo. ¡Aparezcan! ¡Ahora! ¡Yo lo ordeno!
El viento serpenteaba, levantando polvareda en la vieja ciudad edificada para la
práctica del mal. La psicosfera pestilente denotaba la categoría de los espíritus residentes.
La voz de Julio César retumbaba fría en las construcciones inferiores; silencio y miedo
dominaban en el ambiente, cuando un pequeño grupo de adversarios se presentó, saliendo de las calles estrechas en dirección al mismo jardín de piedras donde todo había comenzado.
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Esta vez no estaban muy animados. Uno de ellos, demostrando coraje, desafió al
representante de las sombras:
- ¿Desea reunirnos, Julio César? Vea: ¡nuestra ciudad, está casi vacía! Usted se llevó a muchos de nosotros y la mayoría no ha vuelto todavía. Bajo sus
órdenes, Gonzálves se llevó de aquí verdaderos ejércitos a fin de ejecutar sus planes.
¡Está usándonos, eso es! Sólo piensa en su victoria, desea sólo promoverse dentro de
la organización. Nos usa cuales esclavos y hasta el momento no recibimos ningún ascenso, ningún beneficio, ningún privilegio. Permanecemos hace años bajo sus órdenes pero todo llega: vamos a tomar esta ciudad. Estamos cansados de sus órdenes, de su vanidad, deseamos nuestra libertad. ¿No ve que este municipio está desierto? Muchos de nosotros se convirtieron a los seguidores de la luz. Usted destruirá nuestra ciudad.
- Un momento, - gritó el administrador de las sombras-, ¿quién es quien manda aquí?
¿Acaso estamos invirtiendo los papeles? El jefe aquí soy yo, yo soy el que da las órdenes, yo soy el que coordino este movimiento. Debe haber obediencia en la jerarquía, ¿no sabe que puedo prenderle? ¿Quiere quedar aislado de toda y cualquier actividad? ¿Acaso desconoce mi autoridad sobre todos los que viven aquí? ¡Nuestros superiores me dieron todo el dominio sobre ésta región, no despierte mi ira, muchacho!
Mientras pronunciaba éstas palabras, el emisario de la maldad se transfiguró,
asumiendo periespiritualmente la imagen mítica de satanás, a fin de "imponer respeto" a las mentes perturbadas.
- Exijo, - continuó el transfigurado -, cumplan mis órdenes ¡¡ahora!! Aterrorizada, la turba se reunió, llamando a los otros habitantes del siniestro lugar,
juntándose todos frente al adversario mayor, guardando en la mirada una expresión de angustia.
Delante de la pequeña multitud, cerca de cuatrocientas personas, el jefe preguntó: - ¿Dónde están los otros? - No hay nadie más, - dijo uno de los perseguidores. - ¿Qué? ¡Eso es imposible! - No, señor, - esclareció otro -, a medida que fueron convocados, han partido multitudes
de aquí, a semejanza de un ejército cruel. Y de los que se fueron, poquísimos han vuelto. Como ya se ha dicho, fueron arrebatados por los espíritus del bien.
- ¡Imposible, - dijo Julio César -, yo mismo organicé los equipos invasores delegándolos
a la responsabilidad de Gonzálves!
- Puede ser, señor, pero ahora sólo quedamos nosotros. Y aún hay más, maestro, - prosiguió el servidor, visiblemente perturbado -, recibimos la
noticia de que nuestros superiores van a visitarnos a fin de ver cómo andan los trabajos, evaluando las listas de actividades, las listas de registro de las nuevas adquisiciones de espíritus y el periódico recuento de personal. Ahora, con el número de servidores tan reducido, no sé qué explicaciones vamos a dar.
- ¿Nuestros superiores? - Preguntó el obsesor jefe espantado. ¡No lo creo! ¿Está
- Sí, señor, llegarán en cualquier momento. El coordinador de las tinieblas estaba furioso y, antes de poder tomar cualquier
decisión, escuchó cierta agitación, característica de las caravanas venidas desde las regiones inferiores que se adentraban en la ciudad de las tinieblas.
Los pocos guardias de la frontera, reconociendo la excursión, autorizaron la entrada de
los sombríos viajantes.
Diez "sabios" desembarcaron en la ciudad llamando la atención al grupo reunido en la
Vestían túnicas y capuchones místicos, llevando en una de las manos un largo cayado.
Entonces, se hizo un extraño ritual: sonaron las trompetas, acompañadas de fuertes voces, anunciando al unísono por tres veces:
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- ¡Salve a las huestes infernales! ¡Salve a los diez jueces! ¡Los diez sabios! Terminada la salutación, la asamblea estaba petrificada. La psicosfera se volvió más
densa y se hizo absoluto silencio, siendo quebrantado sólo por los sonidos de los pasos firmes y de los cayados apoyados contra el suelo; parecía un verdadero cuento de terror.
Augusto, el árbitro principal, de postura erecta, orgullosa, impactante, tomó la iniciativa,
levantó el capuchón descubriendo lentamente la cabeza. Calvicie acentuada, barba espesa, nariz puntiaguda, ojos penetrantes y cejas fruncidas componían, apropósito, una fisonomía maligna.
El "ilustre" viajero, mirando la asamblea, se dirigió a su encuentro y, abriendo camino,
llegó al núcleo de la plaza, encontrando, por fin, a Julio César, que lo recibió tartamudeando nerviosamente:
- ¡Salve… señor… juez…! ¿Qué le trae… por aquí…? - ¿Cómo que qué me trae, - preguntó el magistrado indignado -, no recibió mi
comunicado?
- No, señor, me he enterado de su visita hace solamente unos minutos. - ¿Dónde estaba? - ¡Tratando los asuntos de nuestra organización! - ¿La destrucción de la Casa Espírita? - ¡Sí, señor! - Vaya a buscar las anotaciones, no tenemos tiempo que perder; instalaremos nuestro
tribunal de inspección aquí mismo. Queremos, a la vista de sus relaciones, juzgar sus actividades.
Nuestra extensa organización depositó en usted toda la confianza posible. Todavía no
hemos visto ningún progreso.
Y lanzando una mirada panorámica en dirección de la ciudad, argumentó desconfiado:
¡Parece que está vacía! ¿Qué hizo con nuestros camaradas? ¿Cómo está el proceso de infiltración?
El jefe, preocupado y temeroso, relató: - Nuestro proceso va bien; la Casa Espírita, sobre la que recibí órdenes para destruir
está prácticamente acabada. En breve, tendremos acceso total en la Institución y la invasión será completa, en el máximo de tres meses.
- ¿Qué? ¿Noventa días, Julio César? ¿Está usted diciendo que necesita ese plazo?
¡Imaginé encontrar otra situación! ¡Está cuidando especialmente de éste caso desde hace cuarenta años, y lo máximo que ha conseguido ha sido perturbar algunas pequeñas tareas! ¡Usted ya no es el mismo!
- Dignísimo, éste caso realmente no es fácil. El proceso es mucho más delicado. Esta
Casa posee personas muy espiritualizadas, idealistas, creyentes convencidos que se valen de la fe razonada; ya se hizo mucho, pero aún no hemos podido derrumbar los pilares principales. No obstante, falta poco.
El señor precisa tener en consideración toda mi historia. Tengo en mi currículum la
experiencia de once casas espíritas destruidas, en estos setenta y cinco años en que sirvo dedicadamente a nuestra organización.
- Nada de eso es comprensible, no trabajamos para una institución de caridad donde se
comprende la incompetencia ajena. El plazo que le dimos, para atacar esta institución en particular, ya acabó como mínimo hace ocho años. Sabe de la importancia que tiene para nuestra organización acabar con las tareas benéficas producidas por ésta Casa de "Kardec". Estamos pensado en sustituirle a usted. ¡Quién sabe si habrá alguien con ideas más resueltas!
Nuestros superiores están enfurecidos con su falta de competencia y, cuando ellos
sepan que el número de camaradas serviciales bajó terriblemente, es muy probable sea usted depuesto del cargo. Su ineptitud está declarada y es mejor renunciar que pasar por la vergüenza de ser despedido pero hay gran probabilidad de que sea pronto; basta una
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firma mía. Su desgracia está decretada, su carencia es un hecho, ni para las obsesiones simples sirve usted; sus recursos fallan, sus ideas son inadecuadas, ríndase a la evidencia, acepte la realidad.
- Meritísimo, - dijo el lobo transformado en cordero -, se lo ruego; todo eso es cuestión
de días, todo el trabajo está organizado. Yo envié las relaciones, ¿el señor no las recibió?
- Sí, las recibí y las analicé cuidadosamente y constaté que el tiempo utilizado por usted
ha sido mucho, además de una multitud de siervos preciosos; examinando el número de obsesiones que poseíamos desde el inicio de su gestión hasta las últimas cuentas, notamos una pérdida espantosa a favor de los espíritus de la luz.
¡Ya está decidido, vamos a sustituirle! - Señor, - clamó Julio César, arrodillándose delante del inquisidor -, antes de firmar la
sentencia, déme treinta días más.
El juez perverso, tartamudeando terriblemente, respondió: - ¡Quién diría que el famoso Julio César un día se postraría delante de mí! Sabe que no me gusta usted. Que su incompetencia me perturba, pero delante de esta
escena patética le concedo treinta días, ninguna hora más, ¿me está oyendo? Si, en este plazo, la Casa dedicada al Cristo no es destruida, usted será apresado y rebajado a la condición de obsesor simple.
Algunos de los cuatrocientos camaradas reunidos en torno al reo, se reían
nerviosamente de la escena, mas callaron inmediatamente ante la mirada de fuego transmitida por Julio César.
Levantándose, el juez tenebroso cerró los libros de anotaciones, llamó a los otros
nueve e instalándose en la caravana partió rápidamente, alegando que precisaba hacer otras inspecciones.
Partiendo ligeramente, la excursión de las tinieblas se cruzó con Gonzálves, el
secretario de las sombras, que entraba sólo por las regiones fronterizas de la ciudad, buscando urgentemente al jefe.
El enemigo del bien permanecía estático con los ojos perdidos en el infinito, mientras la
polvareda levantada por los ministros de la maldad alteraba ligeramente el paisaje de la región inferior. Reflexionaba acerca de las humillaciones, del desprecio, de los años de trabajo ininterrumpido al servicio de la perversidad y de la falta de reconocimiento, temiendo, por fin, que su reputación fuese juzgada precipitadamente.
-¡Jefe! ¡Jefe! - Gritaba el asesor procurando sacar al superior del "trance" que le
petrificara la mirada en la dirección de los jueces perversos.
- ¿Gonzálves? - Preguntó el coordinador despierto, revelando admiración en las
palabras. ¿Qué está haciendo aquí? ¿No le dije que se ocupara del caso Marcia Buenaventura?
- Sí, señor, este caso ya está resuelto; lo que vengo a decirle es mucho más grave. Vengo del Centro Espírita y la situación no es buena. Realizaron el seminario,
exaltando los valores de Cristo y los trabajadores, envueltos en íntima reflexión, renovaron los pensamientos y nuestro trabajo está perdiendo la base.
- ¡No lo puedo creer! - Dijo el representante de la maldad -. ¿Y usted no hizo nada? - Señor, la culpa no es mía; yo me ocupaba de otro caso que usted mismo me designó;
Elvira es quien cuidaba de la Casa en su ausencia.
Todo el Centro está modificado, las intrigas disminuyeron terriblemente, la maledicencia
permanece controlada por personas serias, negándose a hablar de lo que oyen. Centenas de nosotros fueron arrebatados, convirtiéndose.
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¡Necesitamos de una reacción inmediata! Oyendo éstas palabras, el perseguidor mayor quedó lívido y tomó severas soluciones;
reuniendo a los últimos trabajadores, les habló así:
- Camaradas, éste es el momento, la batalla final en la que vamos a utilizar todas
nuestras fuerzas y todos nuestros recursos a fin de destruir aquella Casa maldita.
En el caso de que no me ayuden, seremos todos juzgados y condenados por el tribunal
que hoy nos visitó. ¡Si yo fracaso, ustedes también caerán conmigo, así que, adelante!
Es preciso honrar el compromiso que asumimos, destruyendo todos los departamentos
de aquella Casa. Para nosotros es una cuestión de vida o muerte, es decir, de mantener nuestros cargos, de preservar nuestra imagen, de probar a nuestros coordinadores que somos poseedores de inteligencia, determinación y eficacia.
Mi odio ha crecido cien veces más. Dedíquense lo máximo que pudieran y apártense
radicalmente de los emisarios del bien, a fin de que no los conviertan.
Vamos a accionar la bomba armada; si cultivamos odio y rencor nos fortaleceremos
facilitando nuestro trabajo. Precisaremos aún de algunos días, con el fin de prepararnos detalladamente para el último momento.
Aquellos que estén conmigo griten: ¡Destrucción! ¡Destrucción!
Y la turba, envuelta por el magnetismo y por la amenaza del jefe, no viendo otra
alternativa, acompañó los gritos de Julio César que, con los puños cerrados y subiendo los brazos, guiaba al coro de la perversidad mientras los incitaba al desvarío.
- ¡Adelante! ¡Adelante! Y la asamblea de los cuatrocientos, cual ejército de la maldad, marchó
disciplinadamente, cantando un desagradable himno de guerra, dirigidos por Julio César y Gonzálves, organizándose para la batalla final.
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FRATERNIDAD Y
VIGILANCIA
En la Casa Espírita, el escenario había cambiado. Ciertas actividades que antes permanecían desorganizadas, ahora seguían con relativa
tranquilidad aunque los adversarios espirituales aún insistían en continuar el proceso de envolvimiento negativo.
Castro proseguía bastante preocupado; por más que desease mantener la calma y el
buen sentido, constantemente era irritado por los propios compañeros que se dejaban influenciar por los enemigos de la verdad. De los diez espíritus perseguidores que lo envolvían, mandados por Julio César con el encargo de perjudicar las actividades del Centro, solamente cinco continuaban con el proceso destructivo. Los amigos de lo Alto procuraban envolver al presidente, cuanto era posible, a fin de que las influencias negativas no le quitasen la lucidez para que el trabajo espírita no sufriese alteración. Entretanto, Castro permanecía firme en el proceso de organización de la Casa, poniendo, algunas veces, el orden y la disciplina por encima de la caridad, de la comprensión y del amor al prójimo. En éste campo, los enemigos de la paz encontraban muchas posibilidades de actuación y lo perturbaban considerablemente, consiguiendo, así, afectar a los trabajadores y a las tareas del Centro Espírita.
Durante varias semanas, el coordinador del Centro fue acometido de un mal humor
difícil de soportar; dejándose contaminar por el autoritarismo; exigiendo perfección de las tareas, seleccionando para las actividades de beneficencia solamente a los portadores de ciertos títulos o cursos materiales. No estaba en su propio equilibrio, envolviéndose mentalmente con los perseguidores. Algunos trabajadores reclamaban la actuación del presidente, avalando intensamente ciertas tareas.
Los espíritus amigos, que comprenden las limitaciones humanas, saben de la fragilidad
de algunas criaturas delante de un proceso tan delicado de invasión espiritual y, pensando sobre todo, en la obra y en la multitud de encarnados y desencarnados que precisaban, para vencer las pruebas y expiaciones, de un trabajo espírita ejecutado con el mínimo de equilibrio, se colocaban a disposición del amparo y de la comprensión. Con todo, por más cariño que partiese del plano espiritual superior, Castro se dejaba envolver en grave proceso de melancolía, iniciando nueva onda de perturbación.
Fue en este período que Israel, aprovechándose del amigo, le sugirió que fuese a
visitar a Marcia Buenaventura, con el fin de ver cómo se encontraba la amiga trabajadora del atendimiento fraterno.
Movido por una sincera emoción, el presidente de la Casa Espírita aceptó con presteza
la invitación y se dirigieron hacia la residencia de la amiga sufridora.
En el hogar de los Buenaventura, Marcia estaba visiblemente abatida; pero al ver a los
queridos amigos, se transformó súbitamente, expresando auténtica alegría en el semblante cansado.
- ¿Cómo está, Marcia? - Preguntó Israel, sinceramente interesado. - Estoy bien, en la medida de lo posible. Mi marido acaba de ser internado en el
sanatorio. Perdió completamente la razón, cabiéndome a mí la condición única de ampararlo dentro de mis limitadas posibilidades. La misericordia divina no me ha faltado,
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entretanto, las dificultades financieras son muchas. La secta, a la que él donó todos nuestros recursos, nos ha abandonado completamente, dejándonos entregados a las deudas.
- Calma, hermana mía, - dijo el presidente del Centro íntimamente conmovido -,
tenemos recursos que pondremos a su disposición; somos hermanos en humanidad y lo que esté a nuestro alcance será suyo también.
Y cogiendo del bolsillo una considerable suma de dinero, resultado de sus economías
personales, Castro lo ofreció cariñosamente a la hermana dedicada al atendimiento fraterno. Del pecho del presidente, que se presentaba simplemente como hermano de jornada, tomando todo el cuidado posible para no humillar o constreñir a la compañera, partían luces de comprensión y misericordia. El acto, espontáneo y sincero, llevaba a Marcia a las más profundas emociones, culminando con un abrazo fraterno entre los servidores de Cristo. Antes de despedirse, se reunieron en torno del Evangelio de Jesús, recordando el capítulo quinto del Evangelio de Mateo, en que las bienaventuranzas trajeron estímulo y fuerzas para la hermana en sufrimiento.
Durante la oración final, varias entidades respetables fueron atraídas, uniéndose a ellos
en vibraciones amorosas, renovando el ambiente fluídico de la residencia de la hermana sufriente. Las vibraciones sublimes esparcidas por el ambiente alcanzaron también a los adversarios del bien que, viendo tanto cariño y atención, se sintieron envueltos por los bienes del Evangelio en acción y se rindieron a los espíritus de la verdad, abandonando las órdenes del jefe de las tinieblas.
Los cinco perseguidores del trabajo de Castro, ante el acto de nobleza, de la caridad
verdadera, lo liberaron y se liberaron, siendo abrazados por los emisarios del bien que, en silencio, se retiraron amparando a los recién liberados de manera emocionada, rindiendo glorias a Dios.
Los cooperadores encarnados salieron de allí y se dirigieron hacia el sanatorio
municipal con el deseo de visitar al esposo de Marcia.
En el cuarto colectivo, Buenaventura permanecía sedado. Se volvió tan violento que los
médicos y las enfermeras tenían dificultades para tratarlo.
Los respetables visitantes, acompañados por valerosos cooperadores espirituales,
comenzaron a orar fervorosamente, aplicando, al enfermo mental, la fluidoterapia. Se notaba, claramente, cierta mejoría, pues la agitación que le oprimía, incluso bajo fuerte sedante, al poco tiempo se fue deshaciendo. Durante el pase, los amigos de lo más Alto realizaron una verdadera sesión de desobsesión, apartando del enfermo grandes turbas de perseguidores. Entretanto, Buenaventura permanecía completamente entregado a la alucinación provocada por los enemigos del amor; con todo, el cariño y la atención de Marcia eran fundamentales para el tratamiento que había comenzado.
Eran los frutos de la ganancia de Buenaventura. Buscaba en la "religión" fanática
bienes materiales y no verdades eternas, entrando, naturalmente, en la faja de acción de los espíritus burlones, mistificadores y aprovechados. Ilusionado con la riqueza fácil, fanatizado por las promesas "celestes" de un reino de gloria y fortuna en la Tierra, se perturbaba mentalmente bajo la influencia espiritual negativa. Solamente se restablecería cinco años después, gracias a los esfuerzos amorosos de la esposa, unidos a la asistencia espiritual con la fluidoterapia; y la liberación completa la vería cuando, reconociendo el amor extremo de la compañera, verificando su trabajo de ayuda al prójimo, observando la lógica del Espiritismo, aceptando resignadamente la situación social y, finalmente, viendo a otros más necesitados, sintió el alma vibrar, matriculándose, con el incentivo de la mujer dedicada, en las obras de beneficencia a la infancia, encontrando en este trabajo cariñoso, la razón de su existencia. Es la misericordia divina extrayendo del mal un bien, permitiendo que cosas aparentemente dolorosas ocurran a fin de despertar a las criaturas. Todo es aprendizaje para el espíritu inmortal.
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A la salida del hospital, los trabajadores se despidieron y, ahora, con la enfermedad del
esposo y mientras estuviese hospitalizado, con el lento proceso de rehabilitación, Marcia podría volver a las actividades del núcleo espírita.
Finalizada la visita, de vuelta al Centro, los responsables de las tareas espíritas del
núcleo en cuestión conversaban entre sí:
- Israel, amigo mío, - dijo Castro, dirigiéndose al compañero, abriendo el corazón -, creo
que nuestra Casa está pasando por pruebas. He notado cuánto ha sido perturbado el Centro. Confieso que, una vez más, me siento completamente envuelto, irritado, con ideas que no me pertenecen.
- Yo también pienso así, compañero, pero creo que la fase peor ya pasó; necesitamos
hacer muchas cosas.
¿Se acuerda cuando usted me contó un sueño, en el que nuestra Casa aparecía
envuelta por grandes grietas?
- ¡Eso mismo! - Respondió Castro, admirado -. ¡Mandé hacer los exámenes físicos del
Centro y no se encontró nada mal; pero delante de estos acontecimientos, el simbolismo es perfecto, estamos, de hecho, delante de un proceso de infiltración! ¡Claro! Veamos:
1º - Marcia Buenaventura y el servicio de entrevistas; 2º - María Souza y la tarea del pase; 3º - la evasión de varios cooperadores; 4º - el enredo amoroso de la médium con el dialogador, generando escándalo e
intrigas;
5º - nuestras obras sociales con dificultades de administrar el material humano; 6º - las olas de novedades, de modismos doctrinarios; 7º - ¡mi mal humor! ¡Dios mío! ¡No me di cuenta! ¡Entretanto, parece que ahora estamos pasando por un período de calma! - Sin duda, amigo mío, - consideró Israel -, como somos los responsables de las tareas,
precisaremos vigilar más, dando ejemplos de tolerancia y fraternidad.
- ¡Tiene usted razón, toda la razón! ¡Tengo que ser más tolerante! En la Casa Espírita, los trabajadores se colocaron a disposición para el trabajo amigo y
fraterno, vigilando más. Y ahora, conscientes del proceso de infiltración, por deducción lógica, en todas las reuniones mediúmnicas en que participaban oraban por la Institución; llamando a los otros grupos, ya esclarecidos por el seminario promovido por Israel, para que pusiesen en práctica las orientaciones cristianas y valorasen el Centro Espírita como oficina de la caridad, tolerándose entre sí a fin de superar mejor el proceso.
Además de eso, tuvieron la inspiración de realizar una reunión de intercambio espiritual
dirigida a la Casa Espírita.
Ante estos procedimientos, el ambiente se modificó poco a poco. Los adversarios
espirituales ya no tenían tanto acceso a los trabajadores encarnados porque vibraban en otra sintonía.
En el plano espiritual, las entidades amigas se movilizaron hacia la retaguardia y se
prepararon para enfrentar a los adversarios que seguramente habrían de investir contra la Institución.
Fue en este clima que los responsables espirituales del Centro realizaron una breve e
instructiva reunión, alertando a los compañeros desencarnados de ésta manera:
- Amigos míos, el momento ha llegado. Julio César y su equipo probablemente estarán
planeando el ataque final. No es preciso ser clarividente para deducir que, después de ésta relativa tranquilidad, tras haber socorrido a millares de criaturas sufrientes y liberado a tantas otras del yugo del perverso dominador, él quisiera ahora, extremadamente irritado, destruir esta obra definitivamente. De todas formas, nuestras armas serán: cariño, respeto, amor y autoridad moral, aliados al esclarecimiento espiritual; pues son nuestros hermanos, padeciendo una grave enfermedad.
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Muchos de nuestros compañeros sumergidos en la carne encontraron fuerzas en sí
para la autodefensa; en cierta forma nuestro núcleo de trabajo está fuera de peligro. Una vez visto todo lo que hicieron para merecer, ahora viene nuestra parte porque, gracias a la sintonía superior mantenida por los encarnados, podemos actuar con más intensidad. Si no hubiese esa transformación moral, el retomar del ideal espírita, no podríamos ir más allá de lo que ya realizamos, pues no podemos interferir en el libre albedrío de ellos. Así, viendo la fuerza moral que parte de muchos cooperadores unidos al cuerpo denso, la misericordia divina nos permite actuar con mayor rigor; poniendo nuestros recursos a disposición de los compañeros imantados a la materia, evitando la invasión y dominación de las sombras.
Para nosotros, será sagrada oportunidad de libertar a aquellos que se encuentran
unidos a las ideas de perversidad. Anhelamos abrazar a los siervos de Julio César, conducirlos a la liberación y cooperar en el proceso de retorno al cuerpo denso.
Así, redoblemos nuestra vigilancia, sean fortalecidos los equipos socorristas, porque
una multitud de entidades perturbadoras habrá de liberarse.
¡Nada hay más grande que la felicidad de ver a las criaturas humanas de los dos
planos levantarse y caminar para el propio progreso!
¡Nuestra tarea es de cooperación sin críticas! Castro e Israel, nuestros pilares, permanecen firmes, el presidente de la Casa salió del
trance del mal humor que lo envolvía, recomponiéndose espiritualmente.
Procuran, por los propios ejemplos, controlar los excesos de algunos cooperadores que
aún permanecen bajo una fuerte actuación negativa.
Para nosotros, cuando encontramos compañeros deseosos en servir sin pretensión,
son como alabanzas de progreso cooperando en la transformación del planeta.
Confianza, - concluyó el mentor -, el Señor estará con nosotros, hoy y siempre. Terminada la breve reunión, los espíritus bondadosos se colocaron en sincera
comunicación de trabajo, irradiando, todo lo posible, por las facultades medianímicas bien educadas, mensajes de confort, esperanza y trabajo.
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TENTATIVA
El efecto fue inmediato, después un clima de unión reinaba en el ambiente del Centro
que representaba la Doctrina Espírita.
Fue en este período que Julio César, acompañado por su ejército, apareció en las
puertas de la Institución consagrada al Espiritismo. En vistas de esto, los amigos espirituales se preparaban para la resistencia y liberación de los espíritus infelices.
El mentor convocó rápidamente a los equipos protectores, trazando enérgicamente
éstas orientaciones:
- Amigos míos, es preciso actuar con rapidez. Los enemigos del amor están preparados
para invadir ésta Institución. Son aproximadamente cuatro centenas de mentes perturbadas.
Reforcemos a los compañeros responsables de las tareas protectoras, sin olvidarnos
de la vigilancia y la oración, a fin de que no nos falte la protección superior.
Las entidades sublimes, responsables de ésta Casa, llegarán en cualquier momento. Terminadas las orientaciones, el espíritu responsable de la Institución hizo una
pequeña oración. Elevó los ojos a lo Alto y envuelto por luces indescriptibles, que traducían su inmenso amor por la Causa y por la Casa, oró en beneficio de los espíritus invasores de esta forma:
- ¡Padre! Todos traemos un pasado que solicita reajuste y trabajo. ¿Quién de nosotros no deambuló perdido y lunático por el reino de las sombras?
¡Cuántas veces, entregados a la ceguera de nuestras pasiones inferiores, no nos transformamos en verdaderos verdugos!
Hoy, liberados de esos sentimientos por el trabajo arduo y por las incontables
demostraciones, estamos despiertos para la conciencia cristiana, poniéndonos a disposición para el amparo amigo.
Con todo, Señor, nosotros te suplicamos: concédenos la fuerza necesaria a fin de que
tu amor pueda vibrar en los corazones ilusionados, en las mentes engañadas, en las almas angustiadas.
Danos la sublime oportunidad de abrazar a aquellos que cayeron en el camino, a los
que fueron maltratados en el mundo, a los que se rebelaron, a aquellos que dejaron que se les endureciera el corazón por no entender tus sabias leyes.
Concédenos, Padre, la grata satisfacción de ser el buen samaritano de la parábola de
Jesús, que movido de íntima compasión socorrió a la persona humana en necesidad, sin preocuparse con la procedencia del asalto, si era pobre o rico, moralista o pecador, virtuoso o malhechor, socorriéndolo por ser simplemente una criatura humana, ejecutando, en verdad, el mayor mandamiento.
Hoy, estas almas se convirtieron en nuestro prójimo, pues nos aproximamos a ellas con
sincero interés. Permite, por fin, que en éste encuentro que se asemeja a una guerra, podamos transformarlo en un gran despertar de las conciencias comprometidas con el propio progreso, abrazándolos junto al pecho, revelando, a través de nuestras actitudes, tu eterno amor.
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Sé, por fin, Señor, el sol de eterno fulgor que ilumina y calienta las almas sumergidas
en las aguas glaciales de la ignorancia humana, para que, esclarecidas por Tu amor, puedan encontrar el camino que lleva a Ti…
Terminada la petición, el amigo espiritual se dirigió a las puertas de la Institución donde
el clima estaba bastante tenso.
De repente, se oyeron voces terribles gritando en conjunto, en una especie de burla de
- ¡Derrumben las barreras magnéticas! ¡Fuera los amigos de la luz! ¡Fuera los
seguidores de Cristo! ¡La Casa es nuestra! ¡Nuestra!
Ya era de madrugada y la manifestación de los enemigos de la paz continuaba. Gonzálves, al lado de Julio César, analizaba la situación y permanecía en profundas
reflexiones, mas cumplía órdenes organizando a la masa. Pese a todo, estaba triste. En el fondo, sabía que una vez más les sería impedido continuar, que el jefe estaba profundamente ciego de odio; además de pensar exclusivamente en sí, en su posición. Si el jefe no consiguiese vencer, sería despedido para siempre de la organización de las tinieblas.
En el Centro, Elvira y Daniel permanecían preocupados. Prácticamente ninguno de los
espíritus inferiores que estaban bajo sus órdenes permanecían en la Casa, la mayoría habían sido socorridos; los subalternos de Julio César tenían, delante de la nueva situación, angustia e indecisión.
Especialmente Elvira, estaba encantada con la capacidad espiritual de las entidades
superiores y sentía el amor de los hermanos mayores vibrar en lo profundo del ser; en el fondo quería juntarse a ellos y deseaba hacer brillar su propia luz. Fue en este instante, cuando estaba en profundo proceso de introspección, que los amigos de lo más Alto se aproximaron serenamente, demostrando interés por el corazón perturbado de la danzarina.
Cuando la meretriz se sintió envuelta por irradiaciones de ternura, lloró copiosamente,
entregándose a los socorristas espirituales. Jamás imaginó que, un día, una de aquellas entidades iluminadas, a las cuales aprendiera a odiar, pudiese acogerla con tal desprendimiento.
Daniel, espantado delante de la escena, envidioso y orgulloso, no tuvo la misma
humildad de la ex-compañera, por eso decidió huir de sí mismo en busca de su maestro, para narrarle los acontecimientos internos de los emisarios del bien. Cuando se dirigía a la puerta de salida, los instructores de la bondad le impidieron la fuga. El siervo de las sombras se embraveció y grito llamando a su jefe, pero fue calmado por los espíritus felices que, le demostraron la situación delicada en que se encontraba y apelaron al intelecto del obsesor, haciéndole comprender que era más inteligente rendirse a las fuerzas del bien que ser apresado por los jefes del mal.
Daniel, profundamente conmovido al comprobar el poder que partía de los corazones
amigos, clavando los ojos en el rostro del cooperador bondadoso, dejó verter algunas lágrimas, rindiéndose al abrazo afectuoso de la verdad. Los socorristas conmemoraban, en silencio, la liberación de un hijo más de Dios.
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Ocurrió en la Casa Espírita
Mientras en el interior de la Casa Espírita, se desarrollaba la organización y la
esperanza, en el exterior Julio César gritaba estas palabras:
- ¡Adelante, compañeros! ¡Antonio, aparezca! El obsesor mayor llamaba al mentor de la Institución porque deseaba un encuentro. - Antonio, - se embravecía el fanático -, yo lo desafío. Por su culpa estoy a punto de
perder todos mis títulos en la organización en que sirvo. ¡Maldito sea por mil años!
Estamos preparados, derrumbaremos las puertas fluídicas, se detonarán las barreras
protectoras y desterraremos de aquí. Trabajamos en nombre de las huestes infernales, de las fuerzas de las tinieblas.
¡El momento es nuestro! ¡Adelante, camaradas!
Antonio, representante espiritual de aquél grupo cristiano, permanecía imperturbable y
en profunda oración; cuando el ejército de Julio César, portando en las manos armas puntiagudas con el fin de impresionar, avanzó contra los emisarios del bien; antes de que pudiera alcanzarlos una entidad sublime se hizo visible súbitamente, atendiendo a las rogativas de Antonio. Ante la aparición y la intensa luz que partía del pecho y de la frente del espíritu superior, los adversarios retrocedieron algunos metros paralizando el ataque.
Otros espíritus, superiores también, aparecieron al lado de la venerada entidad,
apoyándola, mientras toda la Casa era fuertemente iluminada. Ejércitos celestes se presentaron dispuestos a servir. Entonces el ser sublime dijo al coordinador del Centro:
- Suspenda los cordones aislantes, abra las puertas fluídicas, baje las corrientes
protectoras, desenchufe los aparatos magnéticos y elevemos el pensamiento en oración.
Todas las órdenes fueron cumplidas y cuando el grupo de enemigos del bien, cuales
simios alborotadores, se preparaban para invadir, los espíritus celestes los envolvieron en indescriptible magnetismo, paralizándoles lasa fuerzas. Los invasores, atónitos, se cubrieron el rostro delante de la ofuscante luminosidad. Uno de ellos, en completo pavor, gritó instintivamente:
- ¡Retirada, retirada! ¡Perdemos la guerra! ¡Ellos son muchos! ¡Muchos! Unos corrieron espantados en tropel. Otros pidieron ayuda y fueron recogidos por los trabajadores del bien. Gonzálves, sintiendo vibrar las entrañas del alma, recordando el atendimiento amoroso
que recibiera, a través de la mediumnidad; el amor que partía de los ejércitos del Señor, aprovechando el movimiento y distracción del jefe, se entregó a los socorristas, desligándose de las tinieblas.
Cuando Julio César se vio sólo en el desdichado ideal; cuando se sintió envuelto por
vibraciones sublimes, llamándolo al crecimiento y, cuando rayos mentales le penetraron el ser agitándole las virtudes adormecidas, se perturbó y, sin saber por qué, lloró.
Al ver cómo la masa se dispersarse, huyendo o arrepintiéndose, él también se retiró,
lanzando en el ambiente exterior bramidos de cólera, prometiendo venganza.
El Centro Espírita, no obstante, estaba sumergido en intensas actividades de socorro y
esclarecimiento.
Julio César, apartándose considerablemente, deambulando por las calles, traía los
pensamientos atormentados:
- ¡Aquellos malditos! ¡Piensan que acabaron conmigo! ¿Quién se creerán que son? Yo
formo parte de una extensa organización de las tinieblas. ¿Cómo no lo conseguimos? ¡Estaba todo planeado!
¡Gonzálves! ¡Gonzálves! - Gritó el jefe de las tinieblas, llamando al siervo. Y delante del silencio que se hizo, concluyó: - ¡El infeliz ha debido huir! ¡Débiles! ¡Inútiles! ¿Qué será de mí ahora? ¿Qué diré a mis
superiores?
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¿Tendrá el coraje de rebajarme? ¡Claro, no aceptan la incompetencia!
Con esos pensamientos, Julio César llegó a la siniestra ciudad que administraba.
Algunos pocos espíritus que consiguieron huir se burlaban de él, de ésta manera:
- Es su fin, gran Julio. Por fin, no estaremos obligados a servirle más. ¡Se quemará en
el fuego de la propia incompetencia! ¡Inútil! ¡Inútil!
Usted ya no es nada, no tendrá nada que decir dentro de la organización. ¡Nuestros superiores han sido avisados de su derrota y vienen a buscarle! - ¿Qué? - Preguntó el jefe traduciendo en las palabras ira e indignación. - ¿Ya fueron a
delatarme? ¿Con qué autoridad? ¡Víboras! ¡Víboras! - Bramaba el representante de las sombras en completo desequilibrio. - ¡Salgan de aquí! ¡Ahora!
Poco a poco, se hizo el silencio, y el coordinador del proceso de infiltración se sumergía
en una profunda depresión.
Cansado, humillado y derrotado, Julio César cayó en el centro de la plaza donde
acostumbraba desarrollar sus discursos malignos. ¡Se sentía vencido! Sabía que, en breve, sería depuesto del cargo y conducido a las regiones inferiores donde estaría preso. Lo que más le incomodaba eran las risas de Augusto, el juez perverso; su sentencia sería cruel.
Mientras se dedicaba a esos pensamientos inferiores, atrajo para sí intensa niebla
oscura, es decir, fluidos densos y perturbadores característicos de aquella región, permaneciendo sumergido en sentimientos de autopiedad y de rencor.
En el Centro Espírita, el trabajo se hacía de manera satisfactoria. Los espíritus amigos
se preparaban para cerrar las tareas socorristas cuando una de las entidades sublimes se aproximó al mentor de la Casa y le solicitó que programase para la madrugada siguiente una importante reunión con todos los trabajadores del Centro, encarnados y desencarnados, con el objetivo de hacer un balance de la situación, además de una charla de advertencia y esclarecimiento a los hermanos de ideal.
El noble espíritu resaltó también que, bajo ninguna circunstancia, deberían faltar los
siguientes hermanos: Castro, el presidente de la Casa; Israel, el responsable de las actividades doctrinarias y, principalmente, Marcia Buenaventura, la compañera responsable de las entrevistas y victoriosa en el campo de los testimonios.
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Ocurrió en la Casa Espírita
VICTORIOSO
Las horas corrían trayendo la madrugada siguiente… En el Centro, todo estaba preparado para la reunión. Los amigos espirituales traían en
el alma una profunda alegría. Las entidades superiores cantaban felices.
En fin, la Casa Espírita volvía a respirar aires de fraternidad y unión. Aquél día, los trabajadores encarnados pudieron trabajar sin el indeseable proceso de
En todo había una relativa tranquilidad. Los convocados se presentaron enseguida. Gran cantidad de médiums pasaban al
salón principal; así como entrevistadores, pasistas, expositores, dirigentes, dialogadores, elementos de apoyo, evangelizadores, jóvenes, los compañeros del departamento de apoyo a la familia, los responsables de las obras sociales y sus cooperadores, los ayudantes del bazar, los grupos de apoyo a las gestantes, las compañeras de la costura, el grupo de teatro, la coral, la dirección del Centro y muchos otros.
Los presentes guardaban cierta expectativa, espiritualmente registraban algunas
informaciones sobre el proceso de infiltración y, verificando la transformación fluídica del ambiente, daban gracias a Dios por el reequilibrio adquirido.
La gran sala resplandecía de luces que partían del corazón de muchas entidades
El reloj marcaba las 3 de la madrugada. El equipo socorrista acababa de atender los
casos de amparo.
Antonio se presentó en el salón puntualmente, acompañado por Marcia Buenaventura
que asumió un lugar en la mesa junto al benefactor, así como Castro e Israel. Algunos de los encarnados presentes quedaron sorprendidos al ver la posición que ocupaba espiritualmente la tan nombrada entrevistadora jefe.
Trayendo en el alma humildad plena, Antonio pasó la mirada amorosa por la valerosa
asamblea, como registrando en el corazón la figura de cada uno de los presentes. Elevó los ojos lúcidos hacia lo Alto como si buscase comunión con esferas superiores, transmitiendo, enseguida, estas amorosas palabras:
- ¡Queridos hermanos en Jesús: que la paz del Maestro Nazareno esté con nosotros! Nuestra Casa ha pasado por momentos tortuosos; por situaciones difíciles y
perturbadoras pero el Señor de la Vida no nos desamparó.
Julio César embistió contra nosotros y, con la gracia de Dios, conseguimos resistir
bravamente.
Es verdad que sufrimos algunos perjuicios y nuestro trabajo se vio acometido de severa
perturbación pero, lo importante, es que, una vez más, vencimos bajo las bendiciones de Dios.
Esta reunión nuestra de hoy, es también una oportunidad para reflexionar y aprender
sobre los acontecimientos ocurridos en nuestra Casa.
En éste proceso de infiltración, muchas almas han tenido el corazón traspasado por los
clavos de la maledicencia, por las espinas de la persecución moral, de la envidia, del orgullo, de la intolerancia, etc.
De esta forma, tenemos el siguiente saldo:
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- cerca de cincuenta personas abandonaron nuestro núcleo cristiano; entre ellas la que
más nos preocupa es María Souza, que formó un pequeño grupo que se dice espírita, para la realización de cirugías espirituales bajo el comando de entidades fascinadoras, tenebrosas y embusteras;
- aproximadamente doce expositores dejaron las tareas inducidos por los invasores; - quince compañeros expertos en el pase, dejaron de cooperar en la fluidoterapia y más
de trescientos cooperadores, en los más variados sectores de la Casa, se dejaron envolver en las obsesiones simples e hicieron las tareas de forma intermitentes;
- en las obras sociales, el abandono fue de veinte trabajadores; - cinco dirigentes de grupos mediúmnicos, igualmente, pidieron la dimisión. Queda aún una multitud de casos en tratamiento; de nuestra parte, estaremos
ayudándolos a liberarse de l os procesos obsesivos, causados por la negligencia en el comportamiento humano.
Estos, se dejaron contaminar por el proceso de infiltración de manera lamentable y
muchos se están perdiendo; no pasaron las pruebas.
En cuanto a nosotros, continuaremos ofreciéndoles el socorro necesario, respetando,
obviamente, el libre albedrío.
Los que sepan aprovechar éste proceso para testimoniar el Evangelio de Jesús,
ciertamente crecerán en espíritu.
Estaremos orando por aquellos que fracasaron en este proceso, a fin de que retornen
allá camino de la verdad.
Después de todo, lo más importante es que continuamos con nuestro trabajo. Si hoy podemos estar reunidos con tranquilidad, lo debemos a la labor ejecutada en
conjunto entre la realidad espiritual y la material. Gracias a nuestra sintonía, a innumerables esfuerzos y a los compañeros encarnados verdaderamente cristianos, podemos conmemorar la victoria sobre nosotros mismos en el campo de los sentimientos.
Para que procesos como éste sean vencidos, es menester permanecer en el Evangelio
de Cristo, que asegura: "Aquél que quisiera ser el mayor debe ser el menor y el servidor de todos".
Si actuamos siempre así, nuestra santa Casa Espírita estará protegida. Si, por el
contrario, trabajamos con el orgullo y con la vanidad, cuando el "yo" está delante del "nosotros", abriremos brechas a los enemigos del amor. Cuando no se evita el personalismo, decretamos nuestra derrota ante la propia conciencia y las leyes divinas, confundiendo el servicio al Señor, impidiendo nuestro progreso.
Adelante amigos míos, es preciso actuar de manera preventiva con el fin de que
nuestra sagrada Casa pueda continuar representando los intereses de Dios en el planeta. Toda vez que nos apagamos, siempre que colocamos el ideal cristiano por encima de nosotros mismos, estaremos, naturalmente, protegidos contra los ataques de las tinieblas. Es imprescindible vencernos a nosotros mismos, mirando el bien común y exaltando, a través de las actitudes humanas, las enseñanzas de Cristo. Cada vez que podamos liberar un alma, una criatura de las regiones sufridoras, nos sentiremos felices, cumpliendo los designios divinos.
El Mentor amigo dirigió la mirada hacia Marcia Buenaventura que estaba rodeada por
una aureola de luz; se notaba claramente la posición superior que ella ocupaba en espíritu. Y, completamente emocionado, el amigo espiritual le dirigió las siguientes palabras:
- En el mundo, pocos valoran el momento de las dificultades; pocos saben apreciar los
sufrimientos. En la Tierra la gran mayoría desconocen cuánto puede crecer la criatura humana, renunciando a sí misma en beneficio del otro, o de una Causa.
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En un planeta de pruebas y expiaciones, estas dificultades son necesarias, en cierta
forma, para la madurez y crecimiento de las criaturas humanas.
El Señor de la Vida lo sabe todo, a través de sus leyes, y es por eso que, aquellos que
se sacrifican en el mundo en beneficio de los hijos de Dios, espiritualmente granjean tesoros de bendiciones y progreso espiritual.
De ésta forma, no perdamos tiempo y valoremos la Casa Espírita como un Templo
Sagrado donde el orden y la fraternidad precisan mantenerse a toda costa.
Así, testimoniemos el Evangelio, cuando se nos llame a la edificación del bien en el
mundo. Cuanto más exaltemos la bondad, más próximos estaremos de Dios.
El ambiente se llenó de vibraciones tiernas que partían del mentor. Y, de manera
afable, el dirigente de la Casa, descendiendo de la tribuna, se dirigió a las primeras filas, donde Daniel, Elvira y Gonzálves, acompañaban el discurso completamente emocionado.
En cierto modo se sentían avergonzados, mas el mentor espiritual, abriendo los brazos,
los acogió junto al corazón diciendo éstas consideraciones:
- Hermanos míos, no hay motivo de vergüenza, no se sientan humillados; todos
nosotros en la Tierra ya erramos en la jornada. El momento ahora es de coraje para recomponer con el bien, los años dedicados a la práctica de la maldad.
Solamente con esfuerzo íntimo es que conquistamos la verdadera libertad. ¡Ustedes tendrán nuevas oportunidades! En breve podrán reencarnar. Nosotros no les
abandonaremos. Estaremos unidos por los lazos de pensamiento. Ahora, es preciso evitar la auto-compasión, a fin de que no destruya los propósitos superiores. Es preciso mucho coraje y resignación para enfrentar el propio destino. El Señor está siempre con nosotros.
Y, volviendo a la tribuna, el mentor amigo anunció: - El proceso de infiltración acabó pero no estamos libres de nuevas embestidas. En un
mundo de pruebas y expiaciones, el bien siempre deberá dar ejemplo a aquellos que aún se demoran en la ignorancia. Por eso, en el trabajo espírita, vigilancia y caridad son los obstáculos para evitar la invasión de las tinieblas.
Nuestro trabajo de socorro espiritual apenas ha comenzado. Es preciso socorre a Julio
-¿Qué? - Preguntaban asustados algunos compañeros encarnados, desdoblados del
cuerpo. - ¿Van a rescatar a aquél que nos atormentó durante tanto tiempo?
Oyendo las posiciones, el mentor consideró: - La justicia camina junto con la misericordia divina. Ese amor infinito que emana de
Dios, nos solicita que nos ayudemos los unos a los otros. Es necesario rescatarlo de las regiones sufridoras conduciéndolo a la reencarnación, para que él también, como nosotros, tenga la oportunidad de rehabilitarse. Recordemos que es imperioso poner el Evangelio en acción.
Terminada la exposición, el espíritu superior hizo una oración fervorosa, escogiendo de
entre su equipo de socorristas, a los trabajadores espirituales para el delicado socorro del jefe de las sombras.
En el campo de la preparación, el mentor dijo a sus cooperadores: - Amigos, es necesario estar revestidos de íntima compasión con fin de amparar a
nuestro hermano.
Tendremos que llevar con nosotros a Marcia Buenaventura, Daniel, Gonzálves y Elvira
que nos ayudarán en el campo de la argumentación.
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Varias entidades respetables se interesan por él en particular. De lo más Alto parten
órdenes: "Ninguna oveja se perderá".
Antes de dirigirse hacia los campos tenebrosos, Antonio se aproximó a los compañeros
administradores del Centro en el ámbito físico y les dijo:
- Castro, amigo mío, Jesús calmó ésta tempestad. Nadie mejor que tú, conoce las
dificultades que hay en la administración de una Casa como ésta. Sin embargo, hermano mío, es necesario continuar en el ideal. Flaqueaste algunas veces, te deslizaste en el camino, pero son actitudes comprensibles, delante de tus intensas realizaciones.
Entretanto, compañero, acuérdate que el ejemplo debe venir de lo Alto: las mayores
renuncias y los mayores desprendimientos deben partir de ti. Sé que tu corazón sufre duramente con éste proceso; mientras tanto, mira como Marcia Buenaventura, soportando pacientemente los ataques de las sombras, granjeó admiración, respeto y una posición espiritual digna de aquellos que se humillan en la Tierra. ¿Quién podría imaginar las privaciones de ésta hermana; las torturas soportadas para liberar al marido? Si aceptaste la administración de éste incalculable tesoro, es natural, también, que presentes cuentas periódicamente del beneficio o del perjuicio. En la economía de Dios, sólo hay lucro verdadero cuando el Evangelio salda los débitos del pasado y multiplica las disposiciones de servir, bajo los rendimientos de la unión y de la fraternidad. El prejuicio aparece siempre que no invertimos en las enseñanzas de Cristo.
Hermano mío, vas a continuar siendo un buen administrador, el mayordomo fiel, con el
fin de que ésta Casa permanezca alimentando a las almas hambrientas que Dios nos encamine.
Ante de tu trabajo, sólo nos queda hablar de nuestra gratitud y de nuestras esperanzas
de que la reflexión y el auto-análisis evangélico formen parte de tu manual en el trato con la persona humana. ¡Sigue confiante! ¡Venceremos! ¡El Señor está con nosotros!
Aproximándose a Israel, continuó: - Demos gracias al Creador, amigo mío, pues nuestra doctrina permanece intocable.
Sé, también, cuánto te costó eso. La maledicencia, la ironía y el sarcasmo de las mentes enfermas se negaron a entender tus propósitos.
Bien sé que tu alma fue rasgada por láminas afiladas, pero lo importante es que el
corazón de la institución permanece saludable. Los sacrificios son necesarios. Estás en el camino seguro cuando, pensando en la Casa, renuncias y callas, aguardando el momento oportuno, donde tus posiciones no harán proliferar la discordia y la desunión.
Sigue confiante, en la certeza de que amigos de lo más Alto te sustentan. Y cuando te
sientas angustiado delante de situaciones inusitadas, cuando tu alma sea herida por la incomprensión, ten la certeza de que manos intangibles te sustentarán; que corazones amigos te comprenderán y que una pléyade de espíritus benéficos te inspirará.
Por tanto, continúa velando por la pureza doctrinaria; evita el personalismo, estimula los
estudios simples, que abarquen a la mayoría, para que la simplicidad que nos caracteriza continúe permitiéndonos avanzar cada vez más.
Tras éstas fraternas orientaciones, los tres amigos se abrazaron, deseándose unos a
otros, éxito en las tareas. Terminada la improvisada confraternización, el mentor,
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acompañado de los trabajadores socorristas, se dirigió hacia las regiones sufridoras en busca de un diamante en bruto.
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SOCORRIENDO AL
En la ciudad siniestra el silencio era absoluto debido a que los trabajadores de lo Alto
habían recogido gran parte de las mentes perturbadas. Venciendo la niebla espesa que envolvía a la región inferior, la excursión de la bondad se dirigió silenciosamente al centro.
Se podían oír los sollozos sofocados del llanto del ministro de la maldad. Solitario,
destrozado y amargado, se sumergía en dolorosos recuerdos referentes a su última encarnación.
El equipo socorrista se colocó respetuosamente al lado del sufriente, sin ser percibido
porque él vibraba en otra sintonía.
Fue en ése momento que Antonio, el mentor del Centro Espírita, compadeciéndose del
sufrimiento del hermano desviado del camino, bajó su padrón vibratorio y le hizo oír su voz en éstos términos:
- ¡Julio César, hermano mío! - ¿Quién está ahí? - Preguntó el infeliz sin poder observar al amigo espiritual. ¿Es alguien que desea burlarse más de mí? ¿No basta mi derrota? ¡Salgan todos! Aún
soy yo el dueño de ésta ciudad.
Y levantándose tambaleante como si estuviera embriagado, tanteó alrededor, como
agarrando al viento y buscó al portador de la voz cariñosa, con el objetivo de violentarlo.
- ¡Aparezca! ¡Vamos! ¡No voy a permitir que nadie más me ridiculice! ¡Venga! ¡Venga!
¡Yo no aguanto más! ¡Venga! - Gritaba el infeliz bramando de pavor delante de los acontecimientos.
De rodillas en el suelo, con los puños cerrados y el rostro desfigurado, el administrador
de la ciudad malvada cayó en llanto incontrolable.
- No, amigo mío; no vinimos a burlarnos de ti,- respondió el mentor. - Sabes que te
- ¿Me aman? - Preguntó el perturbado, reflexionando. ¿Será posible…? ¿Son los
espíritus de la luz? ¡Fuera todos ustedes! No voy a permitir que vengan aquí a reírse de mi desgracia. ¡Apártense de mí! ¡Fuera! ¡Fuera!
-¡No, hermano! No nos mandes salir, venimos para socorrerte. - Desprecio su socorro; mi alma no precisa de su piedad. - ¡Todos carecemos de la comprensión divina! ¡Julio, estamos al servicio del Padre
Creador, Él se interesa mucho por ti!
Julio César, sorprendido por los propios recuerdos, preguntó admirado: - ¿Padre? ¡Fue por causa de mi padre biológico que yo me envolví en éste proceso, la
culpa es de él!
Si me conoce, sabe que el fundador de la Casa de la cual usted es el tutor espiritual fue
mi progenitor. Toda su atención era para la doctrina maldita. Me irritaba la excesiva preocupación hacia el resto de las criaturas humanas porque era a mí a quien debería dirigir todas sus atenciones. Perdimos años de convivencia. Por eso tomé aversión a Cristo; por eso me matriculé en ésta organización inferior, prometiéndome a mí mismo que acabaría con esa estupidez de Espiritismo que lo pervirtió.
¡Odio a mi padre, maldito sea! ¡La culpa es de él! En ese instante los cielos se abrieron, las nubes espesas fueron traspasadas por rayos
intensos de luces y el ambiente alrededor de Julio César se iluminó por completo. Una
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entidad respetable se presentó de lo Alto. El ser iluminado, de semblante calmo, se aproximó emocionado, dirigiendo la mirada tierna en dirección al desafortunado, que gritó sorprendido al reconocerlo:
- ¡Padre! ¡Apártese de mí! ¡No tiene derecho! ¿Vino a complacerse, también, de mi
- No, hijo mío. ¡Nunca! Vine para hablarte de mi amor. Julio César, tu sabes que nunca de faltaron las caricias amigas ni las orientaciones
paternas. ¡Cuántas veces te incentivamos a la práctica del bien, a compartir con nosotros el ideal espírita, pero tu rebeldía no te permitía ingresar en las tareas superiores! Tu propia imprudencia, envolviéndote con marginales, con el simple pretexto de llamar nuestra atención, fue que te retiró de nuestra convivencia cuando tenías apenas dieciocho años. ¡Ah, hijo mío! ¡Cuánto esperé esta ocasión! Hace casi un siglo que te dedicas a la práctica del mal y mi espíritu ha estado atormentado. Vengo para decirte que tu felicidad es la mía también y que comparto igualmente tus dolores. Mi corazón sólo encontrará paz el día en que pueda unirse al tuyo, con el fin de vivir juntos el mensaje de Cristo.
Cuando te teníamos junto al corazón, trazábamos planes pensando cuánto podrías
hacer en la siembra y que llevarías adelante el ideal de Jesús. Inesperadamente, retornaste a la vida del infinito, abriendo un vacío en nuestras almas e hiriéndonos casi mortalmente. Tu madre no soportaba el dolor pero se consolaba sólo con la certeza de que continuabas vivo. Orábamos por ti día y noche mientras llorábamos por la añoranza. Y cuando, en estado avanzado de edad, retornamos para acá, continuamos pidiendo a Jesús que nos concediese la dádiva de despertarte. Escucha, hijo mío, si no por ti, por nosotros, por el privilegio de tu compañía, por haber sido el mayor presente que el cielo nos concedió, por amarte mucho te pedimos: Despierta, mi querido.
Acuérdate de los días felices de tu infancia, cuando insistías en cooperar con nosotros
en la construcción de la Casa Espírita; de tus tropiezos en los materiales de construcción; las veces que traías las manos rojas por la insistencia de transportar los ladrillos, para ser asentados por la argamasa producida amorosamente por los cooperadores anónimos.
¡Tú también tienes historia con aquella Casa! ¡Siempre es tiempo de recomenzar! ¡Despierta, mi hijo, yo te amo! ¡Ya es hora de
retomar el trabajo!
- ¿Dónde esta mí madre? - Preguntó casi convertido. - Aquí, Julito, - respondió una voz dulce y amiga, haciéndose visible al lado del hijo
- Escucha a tu padre, querido mío, pues mi alma ya no aguanta más tanto dolor. No
nos niegues el privilegio de amarte; ríndete, libérate: el futuro te espera…
Julio César, delante de las vibraciones superiores, la emoción del momento y la paz
irradiada por los progenitores, se entregó llorando al abrazo familiar cual criatura arrepentida.
Las entidades bondadosas que, debido al trabajo redentor en la Tierra, alcanzaron el
derecho de vivir en planos más elevados, lloraron de alegría por el arrepentimiento del hijo.
- Llora, querido mío, es justo. Que Dios bendiga tu arrepentimiento. - ¡Padre, - dijo Julio César -, cuánta vergüenza, cuánto tiempo perdido! ¡Quiero
componer las cosas erradas, quiero ser digno de su amor!
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- Tendrás condiciones Julito, habrás de retornar a la Tierra, recomponiendo con el bien
el mal que hiciste a la humanidad. Confía en el Creador.
Habrás de tener a Elvira como esposa y, más tarde, a Gonzálves y Daniel como hijos,
con el fin de reconduciros al camino del bien, restituyéndoles afecto y amor. Tendrás, también, la bendición de la mediumnidad y el Espiritismo habrá de coronar tus días en la Tierra.
Tus facultades espirituales serán de socorro; tendrás natural afinidad fluídica con los
espíritus obsesores para que puedas servir a aquellos que un día fueron tus siervos.
- ¡Padre mío, yo sólo no lo conseguiré! - Jamás estarás sólo; yo seré tu espíritu protector para guiarte por los caminos rectos.
La providencia divina no me permitió volver aún a la Tierra, pues me esperan tareas mayores aquí en la vida del infinito; pero te acompañaré los pasos y estaremos unidos por los lazos del pensamiento.
Cuando tengas 50 años aproximadamente, si todo va bien y estés maduro por la vida,
endurecido por las persecuciones espirituales y seas experto en la mediumnidad, que te llamará al trabajo reparador en los primeros años de tu juventud, además de que la pobreza te haya enseñado a trabajar y valorar lo poco, serás el presidente del Centro Espírita al cual perturbaste, con el fin de emplear tu inteligencia milenaria y capacidad administrativa, iniciando, en ésta encarnación, la restitución con tu trabajo y esfuerzo a los desequilibrios que produjiste en los días infelices de tu vida.
Tus adversarios ciertamente te buscarán, deseando acabar con tus propósitos
superiores. Será la ley de causa y efecto solicitando reajuste. Es natural, ¿no crees? ¡Desviaste a tantas almas, esclavizaste a tantas criaturas!. Pero tu vivencia Evangélica deberá dar demostraciones concretas de arrepentimiento, transformación y reparación; así, tendrás la grata satisfacción de liberar las almas que, en el pasado, aprisionaste en el ideal de las sombras.
El ambiente espiritual estaba dominado por la emoción; el ex-jefe de las tinieblas, con
los ojos llorosos, abrazó a su padre y se entregó al amor que libera; y como estaba exhausto, Julio César se adormeció en los brazos paternos, bajo las lágrimas de los ángeles en que se convierten las madres, conduciéndolo ambos para otro lugar, con el objetivo de prepararle la reencarnación.
Antes de partir, los padres de Julio César, reconocidos al amor divino, agradecieron
intensamente la dedicación del mentor del Centro Espírita con éstos elogios:
- ¡Antonio, hermano mío! - Dijo el padre de Julio. Sabes que te estaré eternamente
agradecido por tu esfuerzo y dedicación para con mi Julito. Ganaste a un amigo para toda la inmortalidad y donde quiera que estés, mi corazón te rendirá gratitud.
Con todo, te ruego un último pedido: La Providencia Divina no me permite volver a la
Tierra en los próximos 250 años, y confieso no saber quién tendría un corazón generoso e infinita paciencia a fin de recibir, en el planeta, a mi hijo…
E interrumpido por las lágrimas embargándole la voz, el padre de Julio César, cargando
en el regazo afectuoso al hijo arrepentido, lloró clamando a Dios le concediese a alguien que pudiese recibir en el seno familiar a su precioso tesoro.
He aquí que en una explosión de amor al prójimo, Antonio se pronuncia de esta forma: - No te preocupes, amigo mío, seré el padre que en este momento no puedes ser. - ¿Cómo así? - Preguntó el progenitor del ex-obsesor. - Llevo en el mundo espiritual cerca de 700 años y mi pedido de retorno a la escuela
terrestre acaba de ser autorizado. Necesito volver a fin de dar nuevo ánimo a nuestro movimiento. Nuestros hermanos en la organización de nuestra Sagrada Casa no disponen de más de cuarenta años de vida útil en la continuidad de los servicios espíritas,
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finalizando éste plazo volverán a nuestro plano, y lo Alto me permitió continuar en la Tierra la obra que idealicé aquí. Será el turno de consagrar mis pruebas en beneficio del Evangelio. ¡Y qué alegría tendré si me confiaras la fortuna que traes en los brazos! Así, podré prepararlo en el campo de la moral para asumir la mediumnidad y, si todo sale bien, iniciar en esta encarnación la reparación necesaria a la Casa Espírita.
Sabré socorrerlo en los momentos de obsesión, orientarlo delante de las tendencias
viciosas, a fin de conducirlo por caminos rectos; el resto dependerá de él. Regresaré primero y, de aquí a 25 años, lo harán Julio César y Elvira, encontrándose y contrayendo, más tarde, las bendiciones del matrimonio y cuando tengan cerca de 20 primaveras, Gonzálves y Daniel llegarán también.
Los padres del convertido desearon pronunciar palabras de agradecimiento al emisario
del bien, en lo que fueron inmediatamente interrumpidos de ésta manera:
- Agradezcamos a Dios la oportunidad de cooperación que hemos tenido para que se
levantaran nuestros hermanos y en la continuidad de nuestro progreso bajo las bendiciones del Espiritismo. Servir y amar al prójimo, en cualquier plano, es privilegio para la mente iluminada por el Cristianismo.
Las entidades amigas se enlazaron en un abrazo emocionado y partieron para planos
mayores, a fin de preparar los detalles del retorno de Antonio, dejando atrás un rastro de luz y de sincera emoción.
El equipo socorrista, sumergido en vibraciones sublimes de sincera admiración, elevó,
allí mismo en el valle sufridor, una oración fervorosa clamando a Dios bendijese los propósitos de Antonio y vibraron para que Julio César fuese feliz en ésta primera fase de reparación; al mismo tiempo en que, reconociendo la oportunidad del trabajo, rindieran gracias al Señor por la labor en una respetable Casa Espírita y por haber vencido, junto con los hermanos encanados, bajo la misericordia de Dios, un proceso más de infiltración…
(Mensaje psicografiado por el médium Emmanuel Cristiano, en el Centro Espírita "Allan Kardec", de Campinas/SP, en las reuniones de enero a abril de 2000.)
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Source: http://www.espiritismopatodos.com.ar/LIBROS/Aconecio%20Casa_espirita.pdf
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Nitinol Flexigrip Sternal Closure System and ChestWound Infections: Insight From a ComparativeAnalysis of Complications and CostsJonida Bejko, MD, Vincenzo Tarzia, MD, Marco De Franceschi, BsD,Roberto Bianco, MD, Massimo Castoro, MD, Tomaso Bottio, MD, PhD, andGino Gerosa, MD Department of Cardiac Surgery, University of Padua, Medical School of Padua, Padua, Italy
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